Desde que empecé a correr, allá por el 2007, y hasta esta semana, nunca había entrenado más de 110 kilómetros en una misma semana.
Sin
embargo, en esta semana del 7 al 13 de Octubre, he conseguido alcanzar dicha
cifra, y quiero compartirlo con vosotros haciéndoos un pequeño resumen de la
semana, de forma que os podáis hacer una idea de cómo suelo entrenar.
Comenzaré
con un pequeño resumen del tipo de entrenamiento que hago cada día de la semana
y, a continuación, os narraré brevemente mis impresiones personales sobre los
de esta semana.
Los lunes suelo “soltar piernas” tras la sesión del domingo,
la más dura en cuanto a kilometraje y ritmo, y suelo llegar al mismo punto al
que llegué el miércoles previo.
Entreno sin mirar el reloj salvo para controlar cuando he de beber (salgo a entrenar con un cinturón de hidratación en el que llevo 4 botellitas de 25 cl, 1 litro en total, ya que realizo sesiones de duración superior a dos horas y, por desgracia, sólo hay una fuente en todo el trayecto).
Entreno sin mirar el reloj salvo para controlar cuando he de beber (salgo a entrenar con un cinturón de hidratación en el que llevo 4 botellitas de 25 cl, 1 litro en total, ya que realizo sesiones de duración superior a dos horas y, por desgracia, sólo hay una fuente en todo el trayecto).
Los martes descanso, y dejo que el cuerpo se recupere para la
sesión de los miércoles, más exigente físicamente que la de los lunes.
Los miércoles repito el mismo tipo de entrenamiento de los
domingos, corro durante el mismo tiempo que el domingo anterior, hasta donde
llegue, y vuelvo, tratando de bajar al menos un minuto el tiempo (cada semana
voy incrementando en 5 minutos el tiempo total recorrido los domingos).
Los jueves realizo un circuito de 16,6 kilómetros, siendo gran
parte del recorrido en subida (y bajada a la vuelta), con lo que es un buen
entrenamiento para coger potencia. Intento raspar unos segundos al crono semana
tras semana, pero no suelo estar en condiciones de emplearme a fondo tras la
sesión de los miércoles.
Los viernes corro descalzo sobre la arena, realizando 8 series
de 300 metros, con 200 metros de recuperación andando y 200 a trote ligero,
hasta que vuelvo de nuevo al punto de partida. Éste es mi entrenamiento de
velocidad, que me parece mucho más atractivo que dar vueltas a una pista de
atletismo, tarea que me agota casi más mentalmente que físicamente.
Lo
malo de correr descalzo en la playa es que tienes que tener mucho ojo con no
clavarte nada, y que el estado de la arena influye bastante en los tiempos de
las series, así como si hay oleaje.
Personalmente
recomiendo correr dentro de la parte donde rompen las olas, justo al final, lo
más alejado posible de la orilla, ya que ahí la arena está más dura que en
otras zonas y las olas no molestan tanto (depende del día).
Si
no se está acostumbrado, durante los 2-3 días posteriores a hacer series en la
playa se van a tener unas agujetas horribles en las plantas de los pies
(actualmente o no tengo molestias o me duran un día, depende del estado de la
arena), pero es un buen ejercicio para fortalecer los músculos de la planta del
pie.
Los sábados descanso de nuevo, y dejo que el cuerpo se recupere
para la sesión estrella de la semana: La del domingo.
Los domingos hago un entrenamiento similar al de los miércoles,
que ya expliqué, corro durante un tiempo dado y tratar de hacer la vuelta desde
ese punto a casa de forma aún más rápida. Esta es siempre mi tirada más larga
de la semana, y como no suelo tener compromisos los domingos por la mañana
corro mucho más relajado y suelo ser capaz de mantener ritmos más altos que en
los entrenamientos de los miércoles.
La
mayor parte de las competiciones tienen lugar en domingo, por lo que a veces
sustituyo la tirada larga por una competición, o si estoy buscando entrenar
para otra carrera, participo tomándomelo como si fuese un entrenamiento (ya sea
de distancia o ritmo).
Paralelamente,
suelo realizar ejercicios de fortalecimiento del tren superior, mediante series
de entre 5 y 15 repeticiones de abdominales, flexiones, dominadas (manos hacia
adentro y hacia afuera) y levantamiento de barra con lastre.
Suelo
trabajar como máximo tres grupos musculares por día, nunca excediendo las 15
series, aunque dependo mucho de la disponibilidad que tenga, hay semanas que
puedo realizar estos ejercicios hasta 6 días y otras en las que solo puedo
hacerlos un par de días.
Ahora
que os he introducido un poco al sistema de entrenamiento que estoy siguiendo
actualmente, voy a contaros cómo me ha ido la cosa esta semana:
Lunes 7 de Octubre:
La
distancia total recorrida en esta sesión fue de 25,2 kilómetros. Debería de
haber sido de 26,2 pero a falta de un kilómetro para completar el entrenamiento
tuve que pararme y continuar andando (está marcado con la cruz en el mapa).
Desde
mi vuelta de los Países Bajos ha sido la primera vez que me ha pasado, pero en
el entreno del domingo anterior me esforcé al máximo y arrastraba unas agujetas
considerables, extrañamente molestas en los músculos extensores del dedo gordo
del pie izquierdo (probablemente debido a que esa tarde pasé mucho tiempo
aguantando erguido sobre superficie inclinada y tenía la musculatura de pies y
piernas fatigada), por lo que cada vez que apoyaba y levantaba el pie (especialmente
en las cuestas arriba y abajo) me daba un pinchazo en esa zona.
Tardé
1:07:32 en alcanzar el punto al que había llegado el miércoles anterior, y paré
el crono en la rotonda del mercado de Los Boliches en 2:15:06, lo que se
traduce en un ritmo medio de 5:22 minutos el kilómetro.
Cuesta
admitirlo, pero más que correr, me “arrastré”, especialmente a la vuelta, fue
uno de esos días en los que uno se plantea seriamente si no hubiese sido mejor
quedarse en casa recuperando, y le entran dudas de todo tipo con respecto a su
propio nivel y miedo por temor a posibles lesiones (de las cuales me he librado
inexplicablemente hasta ahora).
Dentro
de lo malo, el tiempo empleado no fue peor al que obtuve la semana previa a la
XXVIII Media Maratón Ciudad de Marbella, en la que salí a correr un día con
décimas de fiebre y tardé 1:49:40 en recorrer la subida de 16,6 kilómetros (a
un ritmo medio de 6:36 minutos el kilómetro), pero indudablemente no es algo de
lo que estar orgulloso.
En
esta sesión realicé 6 paradas para beber, de aproximadamente 30 segundos cada
una, en las que reduzco el ritmo, hasta andar a pasos largos, bebo a tragos
largos y acelero el ritmo de nuevo hasta recuperar el ritmo anterior.
La
primera fue en la cuesta del hotel de los elefantes, a la altura de la caseta
de madera, la segunda a la altura del Benalmádena Sunset Beach Club, la tercera
en la fuente del Castillo Bilbil, la cuarta en el arco de Montemar, la quinta
en la fuente del Castillo del Bilbil y la sexta a la altura del Star92.
Fue
una sesión dolorosa, poco fructífera a mi parecer y que creo que sinceramente
hubiese sido más útil si la hubiese dedicado a descansar, pero como por
diversos motivos el martes no tenía la posibilidad de entrenar pensé que era
mejor “no perder” el día.
Viéndolo
en retrospectiva creo que hubiese sido mucho mejor descansar, ya que en lugar
de “perder” un día podemos ganar un entrenamiento de calidad en la siguiente
sesión, pero esto es algo que a los atletas nos cuesta concebir.
Esa
misma tarde realicé entrenamiento cruzado de fitness, que consistió en lo
siguiente:
10 series de dominadas de bíceps, intentando alcanzar el máximo posible en cada serie, y con 50 segundos de descanso entre serie y serie (66 repeticiones en total).
Y
10 series de dominadas de dorsales, intentando alcanzar el máximo posible en
cada serie, y con 50 segundos de descanso entre serie y serie (56 repeticiones
en total).
Planeaba
hacer también series de flexiones, pero notaba tensos esos músculos desde la
última sesión y no quería volver a cometer el error de “forzar la máquina” más
de la cuenta por segunda vez el mismo día, así que decidí dejarlo con las
dominadas.
Martes 8 de Octubre:
Este fue mi primer día de descanso de correr de la semana, sin embargo, realicé entrenamiento cruzado de fitness de grupos musculares que no había trabajado del día anterior.
Martes 8 de Octubre:
Este fue mi primer día de descanso de correr de la semana, sin embargo, realicé entrenamiento cruzado de fitness de grupos musculares que no había trabajado del día anterior.
Realicé
12 series de abdominales (180 repeticiones en total), con 50 segundos de
descanso entre serie y serie, como siempre, y 5 series de un ejercicio llamado
“21”, con 12 kilos de lastre en la barra (105 repeticiones en total).
Este
ejercicio consiste en levantar la barra con las rodillas ligeramente
flexionadas, y realizar 3 grupos de 7 repeticiones consecutivas, las 7 primeras
levantando el peso desde las rodillas y hasta el pecho, es decir, la mitad del
recorrido.
Las
7 segundas se realizan justo a continuación, sin parar, levantando desde el
pecho hasta el mentón, y las 7 últimas levantando desde los muslos hasta el
mentón, realizando el recorrido completo.
Al
acabar las 21 repeticiones, descanso 50 segundos y vuelvo a empezar.
Y
este fue todo el ejercicio realizado el martes.
Miércoles 9 de Octubre:
La
distancia total recorrida en la sesión del miércoles fue de 27,8 kilómetros,
considerablemente mayor que la del lunes y sin demasiado esfuerzo, ya que
preferí no esforzarme, aunque ya no notaba molestias (sólo un leve pinchacito
en momentos puntuales), no quería correr el riesgo de que volviesen.
El
tiempo que tenía para alcanzar el punto más lejano posible fue de 1:10:00, en
el que llegué hasta la gasolinera que está justo antes del Hotel las Palomas,
en Torremolinos, recorriendo unos 600 metros menos que en la sesión del domingo
anterior, pero a un ritmo que no me costó tanto esfuerzo mantener (como dije
antes, no quería forzar por miedo a que volviesen las molestias).
Al
completar el entrenamiento a la vuelta paré el crono en 2:20:27, pero teniendo
en cuenta que realicé 5 paradas para beber y 3 de ellas fueron a la ida, creo
que superé por pocos segundos mi objetivo de hacer siempre la segunda parte del
entrenamiento más rápida que la primera.
El
ritmo medio al que corrí en este entrenamiento fue de 5:03 minutos por
kilómetro, un ritmo aún “cómodo” pero mucho más aceptable que el que mantuve en
la sesión del lunes.
Paré
a beber a la ida bajo el puente del hotel de los elefantes y enfrente del
Benalmádena Sunset Beach Club, y a la vuelta, bajo el arco de Montemar, en la
fuente del Bilbil y a la altura del Star92.
Acabé
esta sesión con sensaciones muy positivas, ya no tenía apenas molestias al
correr, mejoré con creces el tiempo de la sesión anterior y lo que es más
importante, acabé de correr con la sensación de que podía dar más de mí,
guardando fuerzas conscientemente para evitar recaer.
En
este día no tuve tiempo para hacer ningún tipo de entrenamiento de fitness,
pero como estaba muy contento con el resultado obtenido en el entrenamiento de
atletismo no me importó “regalarme” un día de descanso.
Jueves 10 de Octubre:
Jueves 10 de Octubre:
Hoy
tocaba el circuito de 16,6 kilómetros (8,8 y vuelta), del cual algo más de un
tercio (unos 3100 metros) son en considerable pendiente, comenzando en el punto
blanco del mapa y acabando en el punto B.
En
esta sesión empleé un tiempo de 51:51 en alcanzar la barandilla del mirador de
la Stupa budista, lo que dentro de mis tiempos de subida habituales fue
estándar, los tengo más altos y más bajos.
Sin
embargo, la bajada y vuelta al punto de partida la hice especialmente rápida
(aun teniendo en cuenta que más de un tercio es en bajada), completando el
circuito en 1:35:33, que, sin ser mi mejor tiempo, supera con creces el tiempo
invertido la semana pasada (1:36:59) y el de la anterior, que corrí con fiebre,
(1:49:40).
El
promedio de minutos por kilómetro me salió a 5:45 minutos por kilómetro, lo que
no está nada mal si tenemos en cuenta el fuerte desnivel.
Normalmente
corro en dirección Málaga en lugar de en dirección Marbella porque el firme
presenta un mayor desnivel, pero no tiene nada que ver con el de este circuito,
que me gusta mucho tanto por la tranquilidad que aporta como por sus vistas
(aunque, desgraciadamente, se está urbanizando muchísimo la zona).
Durante
la subida no tuve ni rastro de las molestias que me aquejaron durante la sesión
del lunes y la del miércoles (ligeramente), al comenzar a bajar si noté un par
de pinchacitos al bajar la pendiente que lleva al Castillo de las Águilas, pero
tras unos 200 metros desaparecieron totalmente.
Al
ser esta sesión de entrenamiento de menor kilometraje, también realizo menos
paradas para beber, normalmente 3, como fue el caso de la sesión de hoy.
Paré
dos veces a la ida, una en la rotonda del hotel de los elefantes (mi primera
parada suele rondar siempre esa zona), una segunda vez en la rotonda de la
guardería próxima a la Stupa, en Benalmádena Pueblo, y a la vuelta bajando la
cuesta de los elefantes, a la altura del semáforo.
Normalmente
suelo beber 25 centilitros de agua cada 25 minutos, para mantener una
hidratación constante, pero a veces retraso o alargo ligeramente ese periodo
(pero no menos de 20 y no más de 30 minutos de diferencia entre dosis y dosis)
dependiendo de la proximidad de las tomas a la fuente del Bilbil, que me hace
de punto de avituallamiento de agua.
Fue
un buen entrenamiento, a un ritmo del que me siento muy contento, pese a no ser
el más rápido en el recorrido, y que se me pasó volando debido a que me
encontré con más fuerzas a la ida que a la vuelta (los últimos 2 kilómetros los
recorrí a un ritmo bastante superior al que mantuve durante el resto del
entrenamiento).
Como
no sabía si esa tarde iba a poder realizar ejercicios de fitness, a las dos
horas de llegar de correr me puse con los siguientes ejercicios:
10
series de flexiones, de 10 repeticiones cada una (100 repeticiones en total),
con el mismo tiempo de descanso de siempre (si no digo nada es de 50 segundos
entre serie y serie).
10
series de dominadas de bíceps, intentando alcanzar el máximo posible en cada
serie, y con 50 segundos de descanso entre serie y serie (72 repeticiones en
total).
Y
10 series de dominadas de dorsales, intentando alcanzar el máximo posible en
cada serie, y con 50 segundos de descanso entre serie y serie (67 repeticiones
en total).
Gracias
al descanso que decidí darme el día anterior cogí con ganas el ejercicio, y
obtuve mejores resultados que en las series del lunes, lo que prueba que,
aunque nos cueste reconocerlo a los atletas (quizás por miedo a perder la
rutina o a bajar el nivel de rendimiento), que el descanso es una parte vital
del entrenamiento.
Viernes 11 de Octubre:
Hoy
el entrenamiento se basó en series de velocidad por la orilla de la playa.
Tras
tener la semana pasada la orilla de la playa como una pista, con una arena muy
compacta y la mar completamente serena, esta semana tocaba todo lo contrario,
fuerte oleaje y arena demasiado suelta, que se hundía hasta el tobillo en
varias zonas.
Sin
embargo, el entrenamiento fue bueno en cuanto a resultados (la semana pasada
superé astronómicamente mis tiempos obtenidos desde que empecé a entrenar sobre
arena, gracias en parte al estado de la orilla), obteniendo el segundo mejor
registro en general.
Muscularmente
hablando me noté con muchas fuerzas, acabando, a diferencia de lo que siendo
habitual, a un ritmo similar al de las primeras series, cuando normalmente las
dos últimas series corro varios segundos más lento que en las primeras.
Los
tiempos empleados en cada serie (300 metros) y el equivalente a correr durante
un kilómetro a esa velocidad (en caso de ser capaz de mantenerse, yo
personalmente tras la 4ª serie empiezo a ver cada vez más lejos el punto de
llegada).
Primera
serie: 00:01:18
Segunda
serie: 00:01:14
Tercera
serie: 00:01:17
Cuarta
serie: 00:01:14
Quinta
serie: 00:01:16
Sexta
serie: 00:01:15
Séptima
serie: 00:01:16
Octava
serie: 00:01:18
Como
se puede observar, hice una serie “lenta” seguida de una un poco más rápida
hasta la 5ª serie, donde se estabilizan los tiempos (ya sólo varían un segundo
en tres series consecutivas) y acabo con el mismo tiempo que el empleado en la
primera serie.
Siempre
intento hacer todas las series al mismo ritmo (menos la primera, que es siempre
para “probarme” y la realizo en un tiempo mayor), pero hay días, como hoy, en
los que por mucho que lo intento, hay variaciones de 3 y hasta 4 segundos entre
serie y serie (para bien o para mal).
Tengo
la certeza de que con un estado más benigno de la orilla y con una menor
presencia de olas hubiese rebajado el tiempo total obtenido la semana pasada,
mi mejor registro hasta ahora (00:09:59 minutos en recorrer los 3200 metros, a
un ritmo medio de 3:07 minutos por kilómetro), pero superé esos casi 10 minutos
con un tiempo total de 00:10:08, a un ritmo medio de 3:10 minutos por
kilómetro.
Puede
parecer poca diferencia, pero en series de 400 metros un segundo más o menos
puede ser abismal.
Poco
después de haber realizado el entrenamiento de velocidad (algo más de una hora)
me dispuse a realizar el entrenamiento cruzado de fitness, ya que tenía que
realizar trámites en la universidad y un trabajo en grupo, entre otros
quehaceres, por lo que no iba a tener otro momento en todo el día.
Así
que, con el cuerpo aún “calentito”, realicé 13 series de abdominales (195
repeticiones en total) y 6 series de “21”, con 12 kilos de lastre (126
repeticiones en total), y el resto del día, físicamente hablando, lo dediqué a
descansar para la XIX Carrera Urbana de San Pedro de Alcántara, que tomaría
lugar el día siguiente.
Sábado 12 de Octubre:
Este
Sábado, como ya comenté en la entrada sobre la crónica de la carrera, participé
en la XIX Carrera Urbana San Pedro de Alcántara.
A
modo de resumen, me la tomé como un entrenamiento con liebres, ya que al correr
dentro de la categoría sénior era consciente de que mis posibilidades de
conseguir un puesto en el podio eran casi nulas, por lo que simplemente traté
de recorrer los 6000 metros de la prueba en el menor tiempo posible, guardando
fuerzas durante la primera vuelta y atacando en la segunda hasta que fuese
capaz de mantener el ritmo.
Sé
que es un planteamiento de carrera de Perogrullo, pero normalmente suelo
plantearme las carreras con más táctica que simplemente salir a aguantar un
ritmo y en un momento dado, “desbocarme” y aguantar todo lo posible.
También
es cierto que normalmente suelo correr distancias entre los 12 y los 21
kilómetros, y ahí la táctica si cobra más peso que la velocidad y la capacidad
para mantenerla, en muchas carreras cortas la mente queda relegada a un segundo
plano y es la potencia de la zancada lo que te otorga (o no) la victoria.
Sorprendentemente
ocupé la octava posición de la categoría sénior y la posición número 28 en la
clasificación absoluta, empleando 00:21:28 en recorrer los 6 kilómetros que
componían la prueba, lo que se traduce en un ritmo medio de 3:34 minutos por
kilómetro.
Como
estaba agotado debido a la falta de sueño y al esfuerzo realizado en la Carrera
Urbana de San Pedro, decidí no hacer ningún ejercicio de fitness, y descansar
todo lo posible para la que sería la tirada más larga que ejecutaría hasta ese
momento entrenando (o ese era el objetivo, pues correría durante 1:15:00 antes
de volver).
Domingo 13 de Octubre:
Tras
pasar de nuevo una noche terrible para conciliar el sueño (que por suerte será
la última en muchos meses), me levanté a las 6:45 de la mañana, con el objetivo
de entrenar y dejarme el día entero por delante para hacer cosas.
Sin
embargo, al bajar las escaleras de casa empecé a notarme las piernas muy
tirantes, y cuando no llevaba ni 200 metros decidí parar y volverme a casa, ya
que la fatiga acumulada el día anterior en la CUSP me provocaba molestias en
las piernas, y si estaba así al empezar a correr no quería ni imaginarme tras
dos horas y media.
Así
que volví a casa y decidí posponer el entrenamiento para la tarde, siempre y
cuando me encontrase más descansado, y traté de dormir algo más.
A
media mañana decidí hacer algo de fitness, con muchas ganas debido a que el
cuerpo me pedía acción y el día anterior fue de descanso para el tren superior,
por lo que los resultados fueron bastante buenos.
Realicé
12 series de flexiones, de 10 repeticiones cada una (120 repeticiones en
total), es decir, 20 más que dos días atrás, y acabé bastante bien.
Después,
10 series de dominadas de bíceps, en las que superé también el registro
alcanzado en la última sesión de entrenamiento de este tipo, por 4
repeticiones, pero menos es nada (76 repeticiones en total).
Y
por último, 10 series de dominadas de dorsales, igualmente superando, en este
caso por 2, mi anterior registro (69 repeticiones en total).
Al
final, a media tarde decidí salir a entrenar, ya que me encontraba bastante
mejor que por la mañana.
Hoy
era la que prometía ser la tirada más larga que haría hasta el momento, ya que correría
durante 1:15:00 antes del volver a casa.
Ha
sido una sesión increíble, de las más intensas de mi vida, que os procedo a
contar por partes, ya que hay mucho que decir.
A
diferencia del intento de esta mañana, no sentí las piernas nada cargadas al
inicio del entrenamiento, más bien al revés, me sentía súper ligero,
posiblemente porque al haber corrido el día anterior a un ritmo mucho más
elevado del que llevaba me costaba menos esfuerzo correr a uno superior.
Fui "reventando" los tiempos récord que tenía marcados en diferentes parciales para
mi referencia personal, llegué en 20 minutos al semáforo de la cuesta de los
elefantes, paré a beber en la rotonda que hay pasado el hotel de los elefantes,
según se baja a la derecha, pasé en 25 minutos la rotonda por la que subo los
jueves a la Stupa budista, en 30 minutos por la rotonda del hotel Playabonita, en
37 en la rotonda de Torremuelle y en 45 en la rotonda de la fuente de
Benalmádena.
Ahí
me di cuenta de que me iba a pasar factura ir a un ritmo tan elevado tras haber
corrido el día anterior y decidí decelerar y dejar de mirar el reloj, porque
empezaba a notar las piernas súper cargadas, y mi zancada había perdido toda su
vitalidad.
Bebí
en la fuente del Castillo del Bilbil y seguí hacia adelante.
Pasé
el punto alcanzado en la sesión del miércoles (la gasolinera del hotel de Las
Palomas de Torremolinos) en 1:07:05, lo que me hacía prever que iba a llegar
más lejos que nunca y sobradamente además, pero empezaba a dudar que fuese
capaz de repetir la hazaña a la vuelta, ya que empecé a notar mi ritmo cada vez
más lento.
Pasada
la comisaría de policía de Torremolinos me desorienté, y vi que la calle que
estaba siguiendo no tenía salida, así que decidí girar a la izquierda y seguir
a la derecha cuando se pudiese, y seguir todo recto mientras fuese posible.
Fue
posible, y cuando llegué al Kimishushi de Torremolinos tomé el desvío a su
izquierda, subiendo la cuesta que me llevó a donde Cristo perdió la Sandalia.
Llegué
en 1:14:35 a un solar en obras en medio de la nada, por donde pasaba un puente por
donde seguramente pasaba el tren.
El
lugar tenía muy mala pinta, así que decidí parar ahí, beber y empezar la
vuelta.
Ahí
clavé los 16 kilómetros, por lo que la ida la realicé a un ritmo medio de 4:40
minutos por kilómetro, sin duda, el mejor de la semana.
Comencé
a volver, y al pasar el Kimishushi bar y afrontar la cuesta me di cuenta de que
estaba realmente agotado, no es que me costase mantener el ritmo, muy bajo ya
es que me costaba realizar el simple hecho de levantar una pierna y poner la
otra a continuación para seguir avanzando.
En
el punto blanco a la vuelta, en la comisaría de policía de Torremolinos, me di
cuenta de que estaba acabado, no iba a poder ser capaz de volver a casa.
Me
había sobreestimado, no podía hacer una ida a un ritmo tan bueno habiendo
competido el día anterior y encima pretender volver como si nada.
Seguí
como pude hasta el hotel Tritón de Benalmádena, y decidí cruzar al otro lado de
la calle, coger un bus e ir a casa. Ya había tenido suficiente por hoy, y solo
iba a conseguir hacerme daño.
Paré
el crono en la parada de bus al lado de la rotonda de los molinillos, que sube
para el parque de la paloma, me bebí la última botella de agua, comprobé que contaba
con el dinero que reservo siempre el lugares estratégicos para situaciones de
este tipo (de forma que no se moje y esté siempre a mano), como en la funda del
móvil, y miré la hora.
Eran las 18:02 minutos y el siguiente autobús saldría a las 18:40 de la central de Torremolinos.
No
era capaz de dar ni un solo paso más, era totalmente consciente de ello, pero
si me quedaba parado me iba a enfriar en nada y entre que llegaba o no el
autobús podía coger un buen resfriado.
Tenía
que autoconvencerme para seguir moviéndome, y empecé a hablar con mi yo
interior, diciéndole que el entrenamiento estaba acabado, que lo había hecho
genial, y ahora tocaba otro entrenamiento diferente, de distancia, que
consistía en volver a casa.
No
iba a importar el ritmo, no iba a importar la velocidad, solo importaba volver
a casa, y puesto que acababa de terminar mi última botella de agua, sin
reservas de agua, y con la garganta ya seca nuevamente, por el esfuerzo
realizado hasta ese momento.
Sin
saber cómo, empecé a moverme, sintiendo como el peso del mundo entero caía
sobre mis hombros a cada zancada que daba.
Bebí
por última vez en la fuente del Castillo del Bilbil, ya que sabía que me
esperaba un buen trecho por delante, y me puse manos a la obra (o piernas mejor
dicho).
Cada
paso era una agonía, por lo que empecé a buscar evasión en la sensación del
viento moviéndome el pelo y secándome el sudor de la cara, y me inventé un
juego mental en el que cada vez que sonase una canción iba a intentar recordar
el número de minutos que tenía, para ir sumándolos y mantener la mente ocupada,
y me di un plazo de 10 canciones para volver a casa (acababa de pasar por el
casino de Torrequebrada).
Cada
vez que una canción pasaba recorría varias centenas de metros casi sin darme
cuenta, mientras restaba una a las canciones restantes y recordaba y sumaba el
número de minutos de esa canción.
Supuse
que estaba rodando a un ritmo de unos 5 minutos por kilómetro (no quería ni
pensar en mirar el reloj, así que cada vez que sumaba 5 minutos más por canción
intentaba estimar si estaba yendo a un ritmo superior o inferior.
Era
muy difícil de establecer sin referencias claras, pero al menos durante los
primeros kilómetros estaba totalmente seguro de rodar a un ritmo inferior a
esos 5 minutos por kilómetro.
Quizás
al final la “segunda parte” del entrenamiento no iba a ser tan mala, aunque en
los tramos en los que las canciones inundaban mi mente e intentaba centrar en
ellas toda mi atención, el dolor físico que comenzaba en las plantas de los
pies y trepaba hasta la nuca me atenazaba la garganta.
Aún
no sé cómo no me paré, pero conseguir llegar de vuelta a casa, buscando
pequeñas motivaciones para seguir adelante en cada kilómetro, además de
continuar con mis juegos mentales.
Paré
el crono en el punto de partida en 2:36.53, es decir, había hecho la vuelta
unos 8 minutos más lenta en total, recorriendo los 32 kilómetros en un tiempo
medio de 4:54 minutos por kilómetro, que aun así era el mejor de la semana en
las tiradas largas.
Llegué
muy deshidratado, y tras beberme cerca de dos litros de bebida isotónica a
buches pequeños pero constantes (seguía bebiendo incluso debajo de la ducha, la
sensación de una ducha caliente mientras un buche de bebida isotónica baja por
tu garganta es de las mejores de este mundo), y cuando estuve finalmente seco
por dentro y mojado por fuera, comencé a escribir este resumen de la semana.
Resumen general de la semana:
En
total he recorrido una distancia de 110.8 kilómetros esta semana, la mayor de
mi vida hasta el presente momento, y he tardado un total de 7:51:42 en recorrer
dicha distancia.
Además,
en cuanto al entrenamiento cruzado de fitness, he realizado 30 series de
dominadas de bíceps (214 repeticiones en total), 30 series de dominadas de dorsales
(192 repeticiones en total), 20 series de flexiones (220 repeticiones en total),
11 “21” con 12 kilos de lastre (231 repeticiones en total) y 25 series de
abdominales (375 repeticiones en total).
Espero
que esta entrada especial os sea de interés, si queréis pedir algún tipo de
consejo porque estáis empezando, no dudéis en preguntar, y al contrario, si
tenéis más experiencia y queréis aportarme sugerencias o ideas, son totalmente
bienvenidas.
Y
esto es todo por ahora, os dejo que tengo un hambre atroz.
Un
saludo a todos, ¡y nos vemos por las calles!
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