Ir al contenido principal

IV Media Maratón Rincón de la Victoria


Tras una racha en impecable en media maratón en la que había batido mis marca personal obtenida en la media maratón de Málaga 2011 (1:29:59), con tiempos de 1:26:06 (Marbella) y 1:24:48 (Motril), afrontaba la media con cierta presión por primera vez en mucho tiempo, ya que el perfil de la misma es más llana que la de Marbella (y bastante más llana aún que la de Motril).

Por ello, si empleaba un tiempo mayor en acabar la prueba, esto sería indicador de que estaba forzando mucho y no iba a llegar a tope a la Maratón, por lo que no me inscribiría en la media maratón de Antequera del domingo siguiente.


En principio pensaba correrla con Ramón Gayúbar de liebre, pero como no pudo asistir por motivos laborales no iba a tener referencia de inicio, al igual que en Motril, así que pensé que con repetir el tiempo de Marbella (en Motril me encontré muy fuerte) pensaba darme con satisfecho.

Pero no adelantemos acontecimientos, empecemos por el principio; A las 8:00 estaba esperando a Javi, para que me recogiese con el coche, y tras llegar, al igual que yo, antes de la hora acordada, salimos hacia Torremolinos para recoger a Sergio.

Como teníamos tiempo de sobra tiramos por debajo, por la costa, lo recogimos en la rotonda de Torroles y nos encaminamos hacia el Rincón de la Victoria.

Por el camino fuimos comentando anécdotas personales y de miembros del club de atletismo (la recuperación de Rocío, que corrió muy bien en la tirada larga del viernes, sensaciones de diferentes compañeros en la media maratón de Granada…).

También hablamos sobre la I Transplant Run de Málaga, que tendrá lugar el 17 de Noviembre, una carrera benéfica de inscripción gratuita (o 2 euros si quieres correr con chip), y con salida cerca del Martín Carpena por lo que me planteo irme con alguien del club si es posible y volver corriendo para hacer la última tirada antes de la maratón (5 km de la carrera más 24 hasta Los Boliches), pero tengo que estudiarlo, ya que no me conozco el camino (hasta Torremolinos bien, pero el tramo de Guadalmar, San Julián y Campamento Benítez no me lo conozco).

Cuando llegamos aparcar fue misión imposible, así que tras un par de vueltas aparcamos en un parking público y fuimos a recoger el dorsal, dónde tengo el primer de los dos fallos que quiero comentar sobre la carrera (todo lo demás fue perfecto desde mi punto de vista, he corrido tres veces la prueba y ha mejorado notablemente, cada año deja el nivel mucho más alto que el año anterior, pero creo que estos dos fallos que voy a comentar pueden ser fácilmente subsanables en la próxima edición).

Fallo número 1: En la recogida de dorsales había mesas con muy poco tránsito de gente, y una de ellas incluso estuvo vacía durante la mayor parte del tiempo, mientras que una de ellas (en la que tenía que recoger el dorsal yo, vaya suerte la mía), en la de “Apellidos A-D” había una cola que llegaba hasta la misma playa, en la que tardé la friolera de 47 minutos en ser atendido.

Creo que o colocando más personas en esa mesa al ver que los apellidos de los inscritos estaba tan desproporcionado, o “reconvirtiendo” una de las mesas en las que no había cola apenas en otra “Apellidos A-D” se hubiese acelerado muchísimo la cosa.

La espera en la cola me estresó sobremanera, ya que además tenía que hacer cola de nuevo en incidencias (aparecía como corredor del “Club Atletismo Estepona” en lugar de Fuengirola), dejar la bolsa en el guardarropa e ir al baño.

Tras recoger la bolsa le pedí a Javi (que tardó unos 5 minutos como mucho en retirar su dorsal) que dejase mi bolsa con la suya en el guardarropa, y tras solucionar la incidencia fui corriendo en busca de un baño, ya que eran las 09:53 y la carrera comenzaba a las 10.

Como no había esperado suficientes colas, en el baño había otra, y cuando las 3 personas que estaban delante de mí acabaron pude entrar, aunque estando a media faena me tocaron en la puerta diciendo que se iba a dar la salida, y no pude acabar.

Llegué en el momento justo, pegándome un sprint para colocarme tras la cinta de salida en la parte izquierda a escasos 30 segundos de comenzar la prueba, que inicié con un considerable dolor de barriga y el corazón desbocado.

Durante el primer kilómetro no tuve muchas dificultades para seguirle el ritmo a la cabeza de carrera (Cristian, Bodo y compañía), pero a escasos metros pasado el primer kilómetro me descolgué un poco (iba aun así a un ritmo demasiado rápido para lo que estoy acostumbrado, pero aguanté bien) y dejé que una treintena de atletas me adelantase lentamente.



En el kilómetro 2 me pasó la bici-liebre de 1:20:00, y traté de pegarme a ella lo máximo posible, aunque en el kilómetro 3 empezó a alejarse metro a metro y perdí un poco de fuelle.



Pocos segundos más tarde me adelantó un muchacho del Club de Atletismo Guadalhorce, con una camiseta amarilla fluorescente, y tras él un grupito de triatletas.

A los triatletas no los pude alcanzar, pero en el kilómetro 4 estaba ya pegado al muchacho de la camiseta fluorescente, que a cada poco me intentaba adelantar y entonces yo apretaba un poco hasta que me relajaba y atacaba de nuevo.


Normalmente fijo la vista en corredores que tengo lejos e incremento ligeramente el ritmo hasta que les doy alcance, recupero unos instantes corriendo a su ritmo, y luego sigo, pero dado que empecé muy fuerte y prácticamente no me adelantaron apenas corredores durante toda la carrera (y a los que no alcancé antes de acabar la carrera no los podría haber adelantado porque iban muy fuerte), seguí la estrategia inversa, cada vez que la sombra de alguien se me acercaba por detrás (cada pocos kilómetros, la del compañero del Atletismo Guadalhorce entre ellas), aceleraba un poco el ritmo hasta que la sombra desaparecía, y trataba de mantenerlo hasta que una nueva sombra acechaba.

Además, psicológicamente hablando me pasó algo muy curioso, que he decido catalogar como “efecto globo”, y es que cada vez que tenía a la vista el globo de 1:20:00 apretaba inconscientemente el ritmo en mi afán por alcanzarlo, y cuando lo perdía de vista por un giro o un cambio de rasante me notaba mucho más fatigado, me “deshinchaba” y bajaba un poco el ritmo, aunque intentase mantenerlo.

El segundo fallo de la organización fue que los puntos de avituallamiento no estuvieron estratégicamente establecidos, y tenías agua dos veces muy seguidas al acabar la primera vuelta grande (desde el principio hasta ese momento no había ningún avituallamiento, y personalmente se me hizo muy largo un periodo tan amplio sin beber), y de nuevo en el mismo punto a la vuelta de la segunda vuelta grande (después entrábamos a meta a la derecha, pero estando en el kilómetro 21 no hacía tampoco falta más agua, en meta podían disfrutarse refrescos, bebida isotónica y agua).

En la primera pasada por el puesto de avituallamiento cogí dos vasitos de agua, que me costó mucho beber (suelo beber en botella, no tengo técnica de beber en vaso en carrera, me cayó más agua en la cara que en la boca), y un tercero que me eché por encima para refrescarme, ya que el día era realmente caluroso (26 grados marcaba termómetro situado al lado de la salida al comienzo de la misma).




En el tramo que siguió al punto de avituallamiento adelanté a los pocos atletas que no me habían pasado durante el transcurso de la misma, entre ellos un atleta muy alto (y lo digo yo, que mido 1 metro 83), que se pegó a mi ritmo durante un par de kilómetros, y un muchacho con una camiseta de un club que no reconocí.

Mientras tanto, el muchacho del atletismo Guadalhorce no se despegaba de mi lado, y cada kilómetro y medio aproximadamente se colocaba un par de pasos por delante de mí hasta que lo dejaba a tras de nuevo.

Aún notaba molestias en la barriga, aunque se fueron suavizando, pero los gases fueron bastante molestos, me sentía pesado.

Al pasar el kilómetro 10 superé una barrera psicológica que no había aparecido en Motril ni en Marbella, la de la duda de si sería capaz de acabar la carrera al ritmo al que estaba corriendo (en las dos medias anteriores corrí sin molestia alguna y me encontraba muy fuerte, pero hoy con las molestias de los gases y una pequeña molestia en el gemelo derecho que comenzó poco después de cruzar la rotonda del pescado a la ida, no sabía si iba a tener que bajar el ritmo más adelante).

Como ya había acabado prácticamente la mitad de la carrera decidí que si no había tenido problemas graves hasta ese punto no los tendría ahora, e intenté acercarme a la bici-liebre, que parecía estar más cerca.

De hecho, al girar en la punta de Benalgalbón pensaba realmente que podía alcanzarla, y cogí el giro con tantas ganas que me patinó un pie y por poco no perdí el equilibrio, pero una vez que enfilé el camino de nuevo y levanté la mirada la veía perderse en la distancia de nuevo.

El tramo hasta volver al punto de avituallamiento se me hizo más corto que la vuelta corta y la ida hasta el giro, quizás porque había bebido hacía poco, pero en general este circuito me parece un poco más “machacante” mentalmente, ya que las dos ediciones previas que había corrido eran por el paseo marítimo, y personalmente se me hace más ameno correr sobre albero que sobre asfalto.

Llegando al punto de avituallamiento me pasó un grupo de 3 atletas a un ritmo muy alto, a los que me intenté pegar para correr a su ritmo, pero tras algo menos de un kilómetro decidí bajar un poco el ritmo y dejar que se fuesen. Iban fuerte, de menos a más, y salvo en los cruces no los volví a ver.

De nuevo pasamos bajo el arco, donde cogí otros dos vasos, de los que nuevamente conseguí ingerir una cantidad muy pequeña, y volví a cruzarme con la cabeza de la carrera, por segunda vez.

No había visto a la bici-liebre (a la que había perdido de vista poco antes de llegar al aro) hasta varios segundos después de pasar la cabeza de carrera, así que instintivamente apreté un poco por si tenía opciones de alcanzarla, aunque al dar el giro me di cuenta de que ya estaba llegando al arco de meta, y desistí, bajando un poco el ritmo.

Me había alejado de los atletas que llevaba detrás, pero no tenía marca delante hasta los atletas que iban cerca de la bici con el globito, así que tras beber en el avituallamiento (esta vez en botella, ahí vacíe ¾ del botellín en 3 tragos) seguí a un ritmo algo más suave que el llevado durante el resto de la carrera, pero antes de llegar al siguiente letrerito que marcaba kilometraje tras el punto de avituallamiento (algo confuso, ya que se mezclaban las marcas de la segunda vuelta con las de la primera, por eso no hago tanta referencia a kilómetros una vez acabé la vuelta pequeña), el muchacho del Atletismo Guadalhorce intentó adelantarme de nuevo, y ya volví a apretar el ritmo.

Perdí de vista la bicicleta totalmente, no sé si se le pinchó el globo y la confundía con los ciclistas que pasaban de vez en cuando o si me sacó tanta ventaja en el bajoncillo de ritmo de inicio de la segunda vuelta que la perdí totalmente de vista.

Este tramo fue el peor de los gases, pero tras el último giro noté que desaparecía la pesadez, y unido a la motivación por haber dado el penúltimo giro (el último nos esperaba poco antes de entrar a meta), me hizo incrementar bastante el ritmo. Además, empecé a doblar atletas, lo cual es siempre muy motivante.

Se empezaron a pegar atletas detrás de mí, pero lideraba el pelotón subiendo el ritmo cada vez que alguien intentaba una escapada.

Dos se consiguieron escapar llegando al puentecito que estaba a un kilómetro de distancia o así del punto de avituallamiento, pero me estaba reservando para un sprint final, así que me mantuve a tiro y dejé que avanzasen varios metros por delante de mí.

Llegué sequito al punto de avituallamiento (bueno, seco por dentro y empapado por fuera), y me bebí un último vaso, esta vez con algo más de acierto, mientras el compañero del Atletismo Guadalhorce empezaba a pasarme.

Lo cogí justo en el último giro, y con el mismo apoyo con el que pivoté comencé a alargar la zancada mientras me preparaba para dar el último sprint, cambio de ritmo en el que pasé a varios atletas, pero no sabía a cuales doblaba y a cuales pasaba.

Cogí el giro a la derecha antes de llegar al arco de avituallamientos, y me encontré de cara con el arco de meta (se me hizo corto el último km, aunque mucha gente dice que había por lo menos 400 metros de más), que crucé a sprint en el momento en el que el crono de la organización daba el paso de 1:23:59 a 1:24:00.



Yo paré el crono en 1:24:00`66, pero no sabía si había entrado en el 1:23:59 o no.

Igualmente, y por tercera vez consecutiva, había conseguido bajar mi tiempo personal, aunque tendría que esperar a la espera de las clasificaciones para saber el tiempo exacto.

Pensaba que tenía trofeo seguro, y posiblemente primero, ya que los compañeros que corrieron otros años (en la primera edición fui campeón junior y en la segunda tercer clasificado promesa) no me habían superado en esta edición (a algunos de hecho incluso los eché de menos, como Álvaro, del Alpino Jarapalos, al que este año estoy viendo en pocas carreras, desde aquí le mando un saludo y ánimo, a ver si nos vemos pronto).

Con una sensación de orgullo y satisfacción enorme (y una garganta seca y los gemelos cargaditos, pero el dolor de barriga al menos había desaparecido) caminé entre la zona de avituallamientos, ingiriendo en segundos un vaso de Coca-Cola, uno de Aquarius y un par de botellines de agua.

Intenté sacar del guardarropa mi bolsa del corredor, ya que no había visto a Javi desde que le dejé la mía, pero la guardó con su número (si no estaba yo no tendría otra opción), por lo que no pude, así que me giré, encontrándome con Emilio Fernández, profesor de la UMA que me dio clases un par de años, lo saludé (no sé a ciencia cierta si me reconoció o no) y me puse al sol al lado de la zona de masaje para no enfriarme, mientras comentaba a mis amigos y familiares la noticia, mandándoles una foto “acreditativa” de mi crono.



Hablando de profesores de la UMA, me pareció ver a Rafa Merino mientras hacía cola, pero como no estaba seguro de si era él (estaba de espaldas) y estaba agobiado con la espera no me acerqué a saludar, si era él le mando un saludo.

Tras comunicar la noticia me puse a ver las entradas a meta en solitario, hasta que llegó Sergio, acompañado de un platito de frutos secos que le arrebaté como quien no quería la cosa, y nos pusimos a ver la llegada a meta mientras Javi llegaba.

Cuando nos cruzamos durante la carrera estaba en cada tramo corriendo de forma diferente, unas veces andando, otras trotando, otras corriendo más fuerte… creo que con constancia puede recuperar el ritmo de nuevo, correr a tirones es muy duro.

Javi cruzó la meta alrededor de 1:55:15, fuimos a por él y cogimos más isotónica para recuperar.

Mientras nos comentaba que tal le había ido por la carrera recogimos las bolsas del corredor del guardarropa y nos pusimos los tres al sol.

Nos intentamos hacer una foto juntos, pero en el primer intento nuestro fotógrafo hizo 3 vídeos de un segundo, luego una mujer si nos echó una foto buena.


Javi cogió número para darse un masaje, ya que tenía tiempo de sobra mientras se cerraba la carrera y empezaba la entrega de premios, y entretanto, salieron las clasificaciones, dónde confirmé que había bajado de 1:24:00, por un segundo, mi tiempo de entrada en meta fue 1:23:59.

Al principio pensé que era primero promesa, ya que empecé a mirar categorías por debajo, y una vez pasé mi nombre no había ninguno, pero al llegar a los primeros clasificados vi que el tercero de la general era promesa, con 1:13:00 o algo así, un tiempo inalcanzable para mí actualmente.



Igualmente es una posición excelente, y hasta el momento no había sido segundo en la carrera en ninguna categoría, es un honor ocupar esa posición con “rivales” (prefiero decir compañeros, no considero que tenga rivales y menos en el atletismo, donde corremos todos para disfrutar) de un nivel tan alto como el del campeón.

Javi acabó con el masaje mientras llegaba la última clasificada, una muchacha jovencita, y se fue al coche a cambiarse mientras se celebraba la entrega.

El alcalde del Rincón, la concejala de deportes, Rubén Ruzafa (bicampeón del mundo de triatlón Xterra) y otras personalidades oficiaron la entrega.

El tercer clasificado promesa no se personó, así que compartí el podio con el tercer clasificado absoluto, que repetía, esta vez, en lo más alto.





Cuando recogí el trofeo nos encontramos a José Gutiérrez y a Claudio (al que felicito por los buenos resultados que está alcanzando carrera tras carrera, está a un nivel muy alto), y tras charlar un poco nos fuimos a buscar a Javi al parking.

Cuando nos encontramos empezamos a charlar sobre la carrera, y volvimos a Fuengirola, parando en Torremolinos para dejar a Sergio.

Le mandé a mis padres una foto del trofeo durante la vuelta, y me di cuenta de que se equivocaron en la entrega, y me dieron el premio a la segunda clasificada promesa, no sé si fue a propósito por correr con coleta o confusión (creo que sería confusión, ya que cogieron del mismo sitio mi copa y la del primer clasificado, que espero que a diferencia de mí se diese cuenta a tiempo).


La crónica personal de Javi fue que acabó con mucho ánimo, pese a que fue un poco dura (sostenía, con razón, que la distancia del último kilómetro a la meta era mayor que la que debería ser), tuvo problemas en la planta del pie con una ampollita, pero llegó con muchas ganas.

Está centrado en Córdoba, así que como le dije, lo importante es acabar bien, no el tiempo empleado, en la siguiente media es donde tiene que ir a darlo todo, esta era un entrenamiento.

También, como muchos, se quejó de los avituallamientos, que esperamos que para el año que viene se repartan de forma más equitativa.

Y no hay mucho más que decir, personalmente ha sido una media más dura para mí, aunque el circuito fuese más llano, ya que no corrí completamente cómodo, pero hice una actuación buenísima, bajando de nuevo mi marca, superando por un segundo la barrera de 1:24:00, y mejorando por casi 8 minutos mi mejor tiempo en el circuito, 1:32:21, conseguido en el 2010.

Fui el 28º clasificado general y el segundo de mi categoría, y aunque tengo las piernas cargadas aún mientras escribo esta crónica, me he decidido a correr una última media maratón antes del maratón de Málaga, la de Antequera, el domingo que viene, que según como tenga el cuerpo me tomaré más en serio o como un entrenamiento, aunque sin duda no voy a ir a batir mi marca allí, ya que el circuito es más duro y soy sénior este año, así que tampoco tengo el estímulo de poder llevarme una copita.

Comentarios