El 19 de Agosto comencé a leerme libros de autoentremiento y
rendimiento deportivo, desde 1970 hasta la actualidad, y tras leerme una decena
de ellos y buscar por Internet las últimas tendencias y los últimos enfoques
con base científica para entrenar los 42.195 metros, comencé a diseñar mi
propio plan de entrenamiento.
El plan era bastante ambicioso, ya que incluía 5 días de
entrenamiento semanal, carga de trabajo que sólo había mantenido hasta ese
momento durante dos semanas seguidas como máximo.
Tras correr la XXXV Carrera Popular Feria de Mijas el domingo 1 de Septiembre comencé a seguir dicho plan de entrenamiento, que partía de la base que tenía y progresivamente iba incrementando distancia.
Al principio fue especialmente duro, ya que trabajaba varias
horas de pie y las piernas sufrían bastante, y afrontaba los primeros
entrenamientos sin llegar a recuperar del todo, aunque poco a poco mi cuerpo se
fue acostumbrando y fui capaz de recorrer más y más kilómetros seguidos, a un
ritmo incluso mayor que al principio.
La primera semana no llegué a los 80 kilómetros, pero tras 5
semanas ya comencé a superar una cifra que, al planear los entrenamientos, no
sabía si realmente iba a ser capaz de superar, los 100 km semanales, pero como
tenía 14 semanas por delante hasta llegar al maratón, decidí que si veía que no
era capaz de seguir el exigente plan que me había autoimpuesto, era tan
sencillo como modificarlo para adaptarlo a la realidad y listo. A fin de
cuentas, lo importante es acabar, y eso es lo que quería conseguir por encima
de todo.
Los resultados que he ido cosechando esta temporada me han
ido dando alas, ya que además de mejorar físicamente he machacado mis marcas
una tras otras, en 1k, 5k, 10k y media maratón, en esta última modalidad en algunas
por cerca de un cuarto de hora con respecto a años anteriores.
Hasta ahora llevo 6 podios en 9 carreras, y en las 3 en las
que no he conseguido podio he competido como sénior, así que la trayectoria ha
sido impecable, mi cuerpo ha respondido adecuadamente y he podido seguir el
plan sin problemas, salvo durante la primera semana de prácticas en el colegio,
ya que me encontré con que no tenía tiempo material para salir a correr, pero
con un reajuste del horario y muchísima fuerza de voluntad conseguí ir
cumpliendo con la planificación semana a semana.
El mayor volumen de entrenamiento lo alcancé en la 9ª semana,
123,8 kilómetros, y desde entonces he ido rebajándolo progresivamente, hasta el
punto de realizar tan solo 53,4 la semana pasada, bastante menos que al
comenzar el plan de entrenamiento.
Desde la 11ª semana ya estaba todo echado, correr más rápido
o más lejos no iba a influir positivamente en el resultado que pueda alcanzar
este domingo en la maratón, así que fui reduciendo la carga paulatinamente.
Pese a ello, desde la semana pasada, no he parado de notar molestias y dolores
raros, quizás provocadas por mi propia inseguridad al afrontar una prueba
desconocida para mí, en la que he invertido tanto.
He experimentado aleatoriamente dolor en las plantas de los
pies, tirones en los cuádriceps y el domingo pasado incluso un pinchazo en el
gemelo derecho, que me preocupó tanto que decidí interrumpir el entrenamiento de
la que iba a ser mi última media maratón antes de la maratón, que dejé en 14,4
kilómetros y acabé andando, preocupado por ese pinchazo que comenzaba en el
centro del gemelo y subía hasta la parte interior de la rodilla.
Esta semana no había salido a correr ningún día, temeroso de
que el pinchazo volviese o me provocase alguna lesión que me incapacitase para
correr el domingo, tras 14 semanas de intensa preparación, tantas horas
empleadas, tantos litros sudados y tanto esfuerzo invertido.
Sin embargo, la impaciencia me pudo y esta mañana he decidido
salir a correr, a la misma hora a la que dará comienzo la maratón, 8:30 am, ya
que mi cuerpo me pedía correr de nuevo y psicológicamente necesitaba hacer un
último entreno completo para afrontar la maratón con confianza, no podía llegar
a la línea de salida habiendo dejado el último entrenamiento a medias.
He ido corriendo al que creía que era un ritmo lento,
sintiéndome muy tranquilo en todo momento (ni si quiera he llegado a llevar una
respiración agitada), y cada vez que mi cuerpo detectaba algo raro bajaba un
poco el ritmo, para incrementarlo cuando confirmaba que se trataba tan solo de
mi imaginación.
He recorrido los 8,8 kilómetros que separan mi calle del
mirador de la Stupa Budista de Benalmádena (subiendo por Torremuelle, por el
Castillo de las Águilas) en 00:45:11, y al mirar el reloj no me lo podía creer,
era por pocos segundos mi mejor tiempo en subir, y ni si quiera tenía el pulso realmente
desbocado… Pero aún quedaba la vuelta y el terror psicológico a lesionarme
rondaba mi mente como un águila sobrevuela su presa.
A la ida bebí pasado el hotel de los elefantes, pero a la
vuelta iba tan concentrado en mi propiocepción que hasta llegar a casa no me recordé
de beber.
He ido tan pendiente a la información que me transmitía mi
cuerpo tampoco me he preocupado de mantener un ritmo, he ido en “piloto
automático”, por lo que pensaba que pese a haber realizado una ida impecable
tanto en sensaciones como en tiempo, a la vuelta iba a tardar bastante más
tiempo.
Sin embargo no ha sido así, he llegado en 1:25:33, a un ritmo
medio de 5:09 minutos por kilómetro, ritmo que teniendo en cuenta los 6200
metros en desnivel (3100 en subida y 3100 en bajada) no está nada mal, y que de
hecho es mi mejor tiempo en completar el circuito.
El kilómetro más duro ha sido el paso del 7º al 8º, que bajé a un ritmo de 7:27 minutos por kilómetro, de puntillas por miedo a que el
gemelo se resintiese luego (la semana pasada me molestaba al levantar el pie
desde apoyado en plano).
Pero a la vuelta, al ver que estaba cada vez más y más cerca
de completar el entrenamiento sin que ninguna lesión letal apareciese, apreté
más el ritmo (aunque sentía que podía dar mucho más aún así) y recorrí los dos
últimos kilómetros a un ritmo de 4:13 y 4:11 respectivamente, acabando con un
sprint calle abajo desde la ermita en el que me esforcé más a fondo, con el
objetivo de comprobar si alguna molestia surgía en esos últimos metros o no.
No fue así, y al llegar a casa no pude evitar que se me
escapase una risilla nerviosa de alivio y satisfacción al mismo tiempo; no sólo
había dejado todos mis fantasmas sobre lesiones y dolores mortales que podían
hacer que no llegase a la línea de salida el domingo, sino que además había
realizado mi mejor tiempo en un circuito con cuestas con la sensación de que
podía haber apretado el ritmo bastante más.
Tal vez físicamente no necesitase confirmar que estaba
preparado, pero psicológicamente ha sido excelente, ahora me siento totalmente
preparado para afrontar la maratón, y puedo decir con orgullo que estoy en
condiciones de dar el 100% el domingo.
Esta tarde voy a recoger el dorsal de la carrera, y entre hoy
y mañana a cargarme de hidratos y beber mucho, que es lo único que ya puedo
hacer para llegar a tope a la línea de salida.
Allí nos veremos, mucha suerte a todos los valientes que como
yo, afrontarán la maratón este domingo.
Alea jacta
est, ¡Quedan dos días!
GUAAUUU!!!!! Que pasada Andres!!!! Puedes estar orgulloso por motivar a un tio de 36 años como yo, permíteme que presuma de ti en las reuniones con mis amigos y les enseñe como te expresas, te deseo lo mejor el domingo y que no te quepa la menor duda de que estare en meta esperándote para darte mi mas sincera enhorabuena y cuando ya estes seco, darte un abrazo jeje. ANIMO CAMPEON!!!!!!
ResponderEliminarMuchísimas gracias Michel!! allí nos veremos ;)
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