Antes de irme de vacaciones de navidad decidí dejar todas las inscripciones para los dos primeros meses de 2014 listas, y la primera carrera en la que me apunté fue en la I Media Maratón de Alhaurín, que ha sido mi primera media maratón en este 2014.
Pese al parón de las navidades, físicamente me
encontraba bien, aunque no pasé muy buena noche, y aburrido de dar vueltas a la
cama estuve a las 8 de la mañana listo en Mercacentro, recordando mentalmente
el circuito y comprobando por whatsapp si algún compañero del club habría sido
tan madrugador como yo.
El circuito de la media se las traía, por lo que tenía el planteamiento de empezar suave hasta el kilómetro 9 más o menos, y luego ya aprovechar el impulso de la bajada (bajo bastante mejor que subo) para subir un poquito el ritmo, sin olvidarme de que tras la bajada había un repecho que, al menos en el plano, era bastante intimidador.
Cuando llevaba un rato esperando vino Luis Alberto, de
paso, y poco después llegaron Javi y Salvador.
También llegó otro muchacho, al que encasillé como
corredor al primer vistazo, pero que resultó ser marchador, e iba a Guadix a
hacer una tirada de 32 kilómetros, ya que está preparando 50 kilómetros marcha.
Estuvimos todos reunidos más o menos al mismo tiempo,
los compañeros del Club Atletismo Fuengirola por un lado y los marchadores por
el otro, y tras organizar los coches (Manolo, Rocío y Javi en uno, Salvador,
Luis Alberto y yo en otro y Míchel y dos amigos en un tercero) nos encaminamos
hacia Alhaurín de la Torre.
Teníamos tiempo, y menos mal, ya que nos costó
horrores encontrar el sitio, llegamos hasta Alhaurín el Grande prácticamente y
luego tuvimos que volver.
Menos mal que el gps de Luis Alberto acudió al
rescate, y tras encontrar el polideportivo y dar unas cuantas vueltas para
aparcar nos encaminamos a recoger nuestro dorsal.
Además recogimos la bolsa del corredor, con una
camiseta muy bonita de manga larga, y tras volver al coche y dejarla nos fuimos
a la calle de la salida para andar un poco mientras llegaban los demás
compañeros.
Nos encontramos a José Antonio, Félix y varios conocidos
más, y cuando se acercaban las 10 nos agrupamos en la zona de salida para
echarnos una foto de grupo.
Al final resultó que nos colocamos en línea de salida
prematuramente, ya que la salida se retrasó hasta que todas las calles
estuvieron despejadas y los atletas colocados en las primeras líneas decidieron seguir calentando un poco más.
Quería colocarme cerca de la línea de salida, pero no
en primera línea, ya que prefería salir tranquilo para afrontar la segunda
mitad más fuerte que salir muy rápido y desfondarme pronto; Con el parón
navideño tan reciente y la Maratón Internacional de Sevilla a casi un mes no vi
lógico salir a darlo todo desde el minuto uno.
Mientras esperábamos la salida me encontré con
Cristóbal Doblas, con quien recorrí varios kilómetros durante la primera mitad
de la IV Maratón Cabberty Ciudad de Málaga,
que, conocedor del circuito, me recomendó no salir muy fuerte.
A veces en los altímetros la
diferencia de nivel no parece muy real, pero con su consejo me reafirmé en
salir más relajado que de costumbre, ya que posiblemente iba a necesitar de la
energía más adelante.
También me encontré a un viejo
conocido, Álvaro Illescas, con quien no coincidía desde la Carrera Popular de la feria de San Miguel de Torremolinos.
Finalmente la carrera dio
comienzo, y con un poco más de esfuerzo que de costumbre, debido a que empezaba
más atrás, me abrí un hueco por el que pude comenzar a correr a un ritmo cómodo
(el gorro que se ve flotando tras el atleta del Playas de Málaga iba colocado
sobre mi cabeza).
Al principio pensé que Álvaro, que es de mi categoría,
corría la media maratón también, y pensé en pegarme a él, pero como salió muy
fuerte me retuve y decidí poner un ritmo más suave para comenzar (dentro de lo
suave que puede ser el ritmo de una salida de carrera).
Pese a salir un poco más atrás que de costumbre,
quitando los primeros segundos tras el pistoletazo de salida, que siempre son
bastante frenéticos, encontré un lugar a la izquierda de la calle que me
permitió avanzar sin problemas, mientras pasaba a algunos corredores que
decidieron empezar más despacio (pese a colocarse delante en la línea de
salida) y ser adelantado por mi derecha por los que iban más fuerte.
Pese a llevar un ritmo asequible llevaba la mirada
puesta en Álvaro, y me sorprendió que poco a poco fui dándole alcance, cada vez
más rápidamente, hasta que lo dejé atrás mientras la carrera comenzaba a
estabilizarse.
Al comienzo de la carrera nos dijeron que, debido a
que se celebraban simultáneamente una carrera de 5k y la media maratón, que en
el kilómetro 3 estuviésemos atentos, ya que se nos desdoblaría según la
distancia que corriésemos, y me vi de repente ante dos voluntarias que
sujetaban los carteles que nos marcaban qué camino seguir.
Resultó que los kilómetros no estaban marcados y se me
había hecho el primer tramo extremadamente corto, y como decidí correr por sensaciones,
tampoco tenía la guía del crono para tener una referencia estimada del ritmo
medio.
Para estos casos y para las carreras de montaña estoy
pensando comprarme un gps, ya pediré referencias a compañeros del club y
atletas a ver que me recomiendan.
Me encantó la primera parte del circuito, al igual que
los puntos en los que nos íbamos cruzando, ya que tenías una referencia al ver
a corredores que conoces de otras carreras y puedes animar a tus compañeros (y
ser animado, como hizo Luis Alberto conmigo, al grito de ¡Zugersee, Zugersee!).
Los kilómetro 3, 4 y 5 (hasta llegar al
avituallamiento) se me hicieron algo más largos, ya que había que hacer varios
giros en poco espacio, en curvas de 90 grados, clavadas una a la otra, pero
también pasaron bastante rápido.
Llegando al avituallamiento vi el “control de radar” y no pude reprimir una sonrisa, ya que me
pareció una idea genial, esos detalles suben mucho la motivación de los
corredores, como los carteles kilómetro a kilómetro de la maratón de Málaga y
sus mensajes inspiradores.
Nos avisaron de que tuviésemos cuidado en una curva
que subía hacia el puesto de avituallamiento, ya que había piedrecillas sueltas
y el suelo estaba mojado, y tras “sonreír a la cámara” me dispuse a recuperar
líquidos en el avituallamiento.
El día era totalmente despejado y la temperatura muy
buena, así que desde el segundo kilómetro aproximadamente llevaba las mangas
remangadas y la braga en el brazo, por lo que aunque aún no había empezado a sudar,
sabía que en cuanto avanzasen los minutos iba a ir perdiendo agua, por lo que
decidí pararme en seco en el avituallamiento para beber el vasito de agua
intentando no derramar ni una gota.
Perdí varios segundos, pero creo que al hidratarme
adecuadamente los recuperé posteriormente con creces, así que no me importó
mucho.
Como la carrera era un sube y baja constante y no
tenía referencias me costaba mucho mantener un ritmo constante, ya que aunque
me encontraba cómodo y sentía que el ritmo era constante, estuve adelantando y
siendo adelantado durante toda la carrera, y por los mismos atletas en varios
casos, como uno que llevaba una camiseta naranja que decía “Valencia”.
Comenzando la subida del kilómetro 6 me pasaron dos
corredores a muy buen ritmo, y sospechaba que uno de ellos era de mi categoría,
así que apreté un poco el paso.
En ese momento, uno de mis profesores durante la
diplomatura de educación física en la UMA, Rafa Merino, empezaba a adelantarme,
y mantuvimos el mismo paso durante varios kilómetros.
Nos pusimos al día mientras, casi sin darme cuenta,
nos acercábamos a los atletas.
Nos mantuvimos detrás de ellos durante varios metros,
pero pensé que, dado que soy mejor subiendo que bajando y que calculaba que ya
mismo comenzaría la bajada, si intentaba irme con un cambio de ritmo igual conseguía
dejar atrás al atleta de mi categoría, así que a paso firme pero constante
empecé a recortar metros hasta que me coloqué delante de ellos.
Sin embargo no fue tan bien como pensaba, ya que
tuvieron tiempo de alcanzarme de nuevo antes de llegar a la bajada del
kilómetro 9 (que empezaba suavemente), e incluso a sacarme bastante ventaja.
En el avituallamiento del kilómetro 10 paré en seco de
nuevo, y tras beber cerca de tres cuartos del vaso me eché el resto sobre la
cara para quitarme el sudor, que empezaba a ser una molestia y que por más que
eliminase con la mano, volvía a aparecer al momento.
Un poco más adelante nos cruzábamos de nuevo con los
corredores que iban delante, y vi a varios conocidos, como Cristóbal, el
corredor del Lumiciérnaga que me adelantó a media carrera en la II Media Maratón Ciudad de Antequera o el corredor del Guadalhorce con el que he coincidido en varias medias ya, en
la de Antequera también, sin ir más lejos.
Parecía que iba a dar el giro
en cualquier momento y a alcanzarles si apretaba un poco el paso (aunque con el
cambio de ritmo fallido tan cercano acusaba la fatiga), pero la calle se
extendió mucho más de lo que parecía, y fue solo una ilusión.
Llegando a la rotonda pasaba el
grupito de Rafael y los otros dos atletas justo enfrente de mí, en el otro lado
de la calle, y no tardé en empezar a encontrar caras conocidas, como la de José
Antonio, Rocío, Raúl y varios compañeros del Club de Atletismo Fuengirola.
Cuando, llegando al kilómetro
11, comenzó a ser más pronunciada la bajada me vi solo por momentos, ya que los
corredores que iban delante de mí me sacaban ya bastante ventaja y los perdí de
vista, y aún quedaba bastante para que los corredores que venían detrás de mí me
adelantasen, así que corrí un buen tramo en solitario hasta que un corredor con
una camiseta azul me adelantó, justo cuando la cuesta abajo comenzaba de
verdad, camino del kilómetro 13.
Me pasó a muy buen ritmo, pero
al ver la bajada que había ante nosotros frenó un poco, y tuvo que bracear
bastante para mantener el equilibro.
Aun entrenando cuestas a menudo,
la bajada fue bastante dura, ya que estaba muy inclinada, pero pese a ser muscularmente
exigente me ayudó a recuperar (suelo bajar muy bien), y cuando llegué a la
cuesta del kilómetro 14 (hacia arriba en esta ocasión, y famosa por ser lo más
comentado por los corredores al final de la carrera) pude afrontarla con fuerza
desde el principio.
Aun alzando la vista al cielo
no se veía el final de la cuesta, que acababa en un cambio de rasante, y veía a
los corredores de delante hacer los últimos metros andando, antes de
desaparecer tras el cambio de rasante.
El corredor de azul que tan
rápido me había adelantado algunos metros atrás empezó a bajar el ritmo, e
incluso se paró y tuvo que andar, mientras que yo afronté la cuesta con un
ritmo uniforme, e incluso le pasé.
Se ve que los entrenamientos de
cuestas empiezan a dar sus frutos, aunque en la leve bajada que se extendía
tras la cuesta volvió a alcanzarme, tras varios metros corriendo pegado a mi
espalda.
La cuesta me había hecho esforzarme bastante más de lo
esperado y empezaba a necesitar un buen trago de agua, pero no había ni rastro
del avituallamiento, pese a haber dejado el kilómetro 15 atrás, pero sin pensar
mucho en la sensación de sed (que siempre es mala señal, pues el cuerpo
necesita el agua antes de que la señal de la sed aparezca) seguí adelante.
En cuanto recuperé fuerzas apreté un poco el ritmo, y
me pegué a un corredor de negro que me acababa de adelantar, y que pensaba que
podía ser de mi categoría.
Llegamos a un lugar que me resultaba familiar, en el
que un cartel avisaba, como al comienzo de la carrera de un radar, de la “Operación
Bikini”, y aunque ahora estaba muy, me hizo sonreír de nuevo y olvidarme de la
sed.
Tardé en darme cuenta, pero resultó ser el mismo lugar
por donde habíamos pasado camino del kilómetro 5 a la ida, y tras cruzarnos de
nuevo con los corredores que llevábamos delante (algo más lejos ahora) giramos
y nos encaminamos hacia el último avituallamiento, que era el mismo del
kilómetro 5.
Bebí tres cuartos del vaso parado y me eché el resto
encima mientras empezaba a trotar de nuevo, y me acercaba a algunos rezagados
que habían pasado segundos de más en el puesto de avituallamiento.
Alguno de los rezagados me adelantó tras pocos metros,
pero a la mayoría les costó un poco más, ya que cada vez que se me acercaba el
corredor de negro apretaba un poco el paso para intentar zafarme de su
persecución.
Este tramo de la carrera me gustó menos, ya que al
haber pasado por el mismo sitio a la ida se me hizo un poco repetido, pero
cuando giramos en la rotonda de la fuente a la izquierda comenzó la parte que
más me gustó de la carrera, el carril bici entre los árboles.
Más adelante se cambiaría el carril bici por la acera,
lo que me gustó un poco menos pese a ser curiosamente (valga la redundancia)
una experiencia curiosa (suelo entrenar sobre asfalto, ya que es la superficie
donde suelo competir).
Como el perfil del suelo era de pendiente descendente
apreté un poco más el paso, pero no conseguía zafarme de mi perseguidor, pese a
recordar que el tramo final era de subida.
Llegamos casi en paralelo a la Avenida Mar Cantábrico
(si la memoria no me falla, ya que pasamos por ahí con el GPS de Luis Alberto esta
mañana), y en la cuesta arriba se me adelantó y lo pasé poco después.
No sabía cuánto quedaba para llegar a la meta, pero en
el tramo ascendente me empleé a fondo, lo que hizo que me empezaban a sobrar ya
los metros, pese a que no conseguía despegarme de mi perseguidor aun aumentando
el ritmo.
De repente me encontré con Álvaro, que pensaba que
había corrido la media, a un lado de la carretera y cámara en mano, diciéndome “¡150
metros Juan!”
Tardé unos segundos en procesar que estaba a punto de
llegar a meta, y mi perseguidor inició un sprint antes de que pudiese
reaccionar.
Intenté seguirle pero ya era demasiado tarde, y con el
reloj marcando una hora y media entró en meta, instantes antes de hacerlo yo.
Le felicité nada más entrar por el pedazo de llegada a
meta que hizo, ya que no me suelen adelantar al sprint y en esta ocasión no
tuve ninguna posibilidad de remontarle.
Me dirigí hacia la zona de entrega de dorsales, donde
estaba el avituallamiento de meta, y me bebí un botellín de agua y una lata de
Aquarius acompañado de plátanos y naranjas.
Tardaron bastante tiempo en poner las clasificaciones
provisionales (demasiado, desde mi punto de vista, junto a la ubicación de los
avituallamientos, dos fallitos a subsanar para la próxima edición), pero
mientras tanto iba saludando a atletas y amigos que iban llegando a meta o
habían participado en la carrera de 5 kilómetros (como Álvaro, al que me extrañó
ver llegando a meta).
Me buscaba en promesa, pero nombraron la categoría junior
en lugar de promesa, por lo que me costó encontrarme, pero la alegría que me
dio verme en tercera posición cuando empezaba a dudar si haría podio o no
compensó la espera a la salida de las clasificaciones y hasta encontrarme en
ellas.
Nos dirigimos a la zona de fútbol sala, donde
esperamos a la celebración de la entrega de trofeos mientras comía orejones y magdalenas y charlaba animadamente con varios atletas,
hasta que finalmente, se inició la entrega.
Tras entregarse los premios de la carrera de 5k y de
la categoría de discapacitados se comenzó con las categorías inferiores de la
media maratón, por lo que no tardé en ser nombrado.
Después llamaron a Rocío, campeona veterana, tras una
breve interrupción por problemas técnicos con las categorías femeninas.
Después nos dirigimos al coche y nos encaminamos a de Fuengirola,
despidiéndonos al llegar allí hasta la semana que viene, donde Manolo (¡espero que mejoren esas molestias!), Rocío,
Javi y yo, entre otros miembros del club, participaremos en el II Desafío Trail
La Capitana, del Rincón de la Victoria.
La carrera ha sido dura, comparable a la media de
Álora desde mi punto de vista, pero me ha gustado mucho, y creo que quitando el
fallo del aumento de ritmo a media carrera he dosificado muy bien y he llegado
con muchas fuerzas a meta (no tengo ninguna molestia aun, y me invade un
sentimiento de culpabilidad, porque si mañana sigo sin molestias significará
que no me he empleado tanto como debería, y aunque mi idea es reservar para
Sevilla en las próximas carreras, no quiero tampoco levantar demasiado el pie
del acelerador).
Mi tiempo oficial ha sido de 1:30:26, 48º clasificado absoluto y 3º promesa, un buen comienzo en las medias maratones de este año que espero seguir mejorando carrera a carrera.
Quitando un par de fallitos la media ha estado muy
bien organizada, especialmente, para ser la primera edición, y pienso repetir
sin falta el año que viene.
De momento ya tengo la mente centrada en el trail de
la semana que viene, y hasta entonces me despido, ¡un saludo a todos y que os
respeten las lesiones!
Gracias por tu participación y por esta magnífica crónica. Felicidades por haber tocado "METAL"
ResponderEliminarGracias a vosotros por organizar la carrera, ha estado muy bien, y más teniendo en cuenta que era primera edición!
EliminarCierto, el detalle del trofeo no lo he comentado, hecho a mano por artistas del centro penintenciario, un lujo de trofeo ;)
me alegro mucho que te hallan ayudados mis consejos,pero el que corre eres tu, si me permites darte otro consejo debes dejarte de tanta manga larga,yo al principio las usaba mucho pero ya no las utilizó,sólo en entrenamientos con frío, en carrera nos calentamos pronto,se corre mucho más cómodo y mejor. Enhorabuena por el podium y suerte en la capitana,nos vemos en otra.
ResponderEliminarLa verdad es que me esperaba más frío, en la capitana miraré la previsión antes, y ya en febrero seguramente vuelva a la manga corta; el invierno en la costa es muy suave. De pasar de correr a bajo cero en holanda pasé a camiseta de aros en junio, a cerca de 30 al llegar a Málaga, y ahora al llegar el invierno tengo aun el modo europeo activado, pero no tiene nada que ver con la temperatura de allí.
ResponderEliminarMuchas gracias Cristóbal! harás Torremolinos?
Creo que si antes de correr esta pensaba que no,porque no estaba siguiendo ningún plan especifico y haciendo las tiradas largas en el monte,pensaba que haría un tiempo bastante peor pero me sallio un minuto peor que mi marca y las sensaciones al terminar fueron muy buenas asi que casi seguro que voy.
ResponderEliminarAllí nos vemos entonces ;)
ResponderEliminar