Hasta diciembre del año pasado nunca me había enfrentado a un maratón; el 8 de diciembre debutaba y superaba, con más pena que gloria, mi primer maratón, el de Málaga.
El mes anterior había competido por primera vez en montaña, pero no sería hasta el siguiente mes de enero en el que conocería conceptos tan vitales como el desnivel positivo, en el Desafío La Capitana.
Poco a poco aumenté mi experiencia en el maratón, siempre sin perderle el respeto, enfrentándome a él en Sevilla y Madrid, y el 10 del pasado mayo afronté el mayor reto de mi vida, 101 km en 24 horas, con un desnivel acumulado cercano a los 3000 metros positivos.
Sin embargo, este nuevo reto se sale de cualquier espectro que haya empleado nunca para calibrar una prueba... 112 kilómetros, 9700 metros de desnivel positivo, y 44 horas para afrontar semejante hazaña, gracias al dorsal que #YoYMiRetto y Powerbar me otorgaron.
Mucho tendría que luchar y sufrir, pero también disfrutar, y como viene siendo habitual, no estaría solo...
Viajaría con mi pareja, Mayte, contaría con todo el apoyo de amigos, compañeros y otros atletas y además y por primera vez, con el patrocinio de Todosdescalzos.com y Trekking&Running Marbella, que han ofrecido una inestimable ayuda en forma de material (Skechers Go Bionic Trail, calcetines técnicos Lurbel y cortavientos Izas)
Las condiciones no serían fáciles, llegaría a la salida encadenando 36 horas de trabajo intenso los días previos, y con un margen de sueño presumiblemente escaso, pero con una motivación intacta.
Además, inicialmente no tenía ni la más remota esperanza (sinceramente) de que me tocase el dorsal, por lo que, teniendo mi primer desafío aun lejano (el USN), no estaba en las mejores condiciones para afrontar el desafío, pero di lo mejor de mi mismo en las semanas previas a la cita.
La experiencia fue vibrante, de las más intensas (si no la que más) de mi vida, y trataré de narrárosla no más fielmente posible, poco a poco, ya que son muchísimas horas, y tratando de adelantar kilómetros, horas y sucesos durante los fines de semana, ya que entre semana el trabajo me impide dedicarme con tanta implicación como querría a esta labor.
Os pido por tanto un poco de paciencia, y espero de corazón saber transmitiros las impresiones que viví en esta aventura a través de los Pirineos, la mayor a la que me he enfrentado jamás, y que, en esta ocasión, doy por sentado que tardaré muchos meses (si no años) en volver a repetir o superar.
Muchísimas gracias por todo, ¡nos leemos!
Leer Una maleta cargada de sueños... e hidratos
El mes anterior había competido por primera vez en montaña, pero no sería hasta el siguiente mes de enero en el que conocería conceptos tan vitales como el desnivel positivo, en el Desafío La Capitana.
Poco a poco aumenté mi experiencia en el maratón, siempre sin perderle el respeto, enfrentándome a él en Sevilla y Madrid, y el 10 del pasado mayo afronté el mayor reto de mi vida, 101 km en 24 horas, con un desnivel acumulado cercano a los 3000 metros positivos.
Sin embargo, este nuevo reto se sale de cualquier espectro que haya empleado nunca para calibrar una prueba... 112 kilómetros, 9700 metros de desnivel positivo, y 44 horas para afrontar semejante hazaña, gracias al dorsal que #YoYMiRetto y Powerbar me otorgaron.
Mucho tendría que luchar y sufrir, pero también disfrutar, y como viene siendo habitual, no estaría solo...
Viajaría con mi pareja, Mayte, contaría con todo el apoyo de amigos, compañeros y otros atletas y además y por primera vez, con el patrocinio de Todosdescalzos.com y Trekking&Running Marbella, que han ofrecido una inestimable ayuda en forma de material (Skechers Go Bionic Trail, calcetines técnicos Lurbel y cortavientos Izas)
Las condiciones no serían fáciles, llegaría a la salida encadenando 36 horas de trabajo intenso los días previos, y con un margen de sueño presumiblemente escaso, pero con una motivación intacta.
Además, inicialmente no tenía ni la más remota esperanza (sinceramente) de que me tocase el dorsal, por lo que, teniendo mi primer desafío aun lejano (el USN), no estaba en las mejores condiciones para afrontar el desafío, pero di lo mejor de mi mismo en las semanas previas a la cita.
La experiencia fue vibrante, de las más intensas (si no la que más) de mi vida, y trataré de narrárosla no más fielmente posible, poco a poco, ya que son muchísimas horas, y tratando de adelantar kilómetros, horas y sucesos durante los fines de semana, ya que entre semana el trabajo me impide dedicarme con tanta implicación como querría a esta labor.
Os pido por tanto un poco de paciencia, y espero de corazón saber transmitiros las impresiones que viví en esta aventura a través de los Pirineos, la mayor a la que me he enfrentado jamás, y que, en esta ocasión, doy por sentado que tardaré muchos meses (si no años) en volver a repetir o superar.
Muchísimas gracias por todo, ¡nos leemos!
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Esperamos tu crónica!!! Depende de lo que cuentes igual me planteo yo ir el añó que viene...
ResponderEliminar¿Que opinas? ;.)))))
Te la recomiendo te guste mi relato o no, creo que es una experiencia que hay que vivir al menos una vez en la vida... espero volver algún día a la Mític, y si algún año estoy bien fuerte incluso probar con la Ronda dels Cims (170 km) =)
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