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Ultra Sierra Nevada 2014, Sábado 14 de Septiembre - Merodeando por Granada



Jun, 12:00. A 15 kilómetros de la salida.

Desperté; no recordaba cuanto tiempo llevaba durmiendo, pero sabía perfectamente donde estaba y qué tenía que hacer.


Sin moverme de la cama había recorrido decenas, centenas de kilómetros durante la noche, subiendo y bajando picos en sueños en los que siempre corría de noche... y solo.


Lo primero lo afrontaría en pocas horas, lo segundo... posiblemente en algunas más.



La mañana pasó volando, charlando sobre la prueba, revisando una y otra vez el material obligatorio, ojeando los mapas...

Tras aparcar, lo más cerca posible del Paseo del Salón, punto donde los autobuses de la organización nos devolverían más tarde, iría andando al Polideportivo Núñez Blanca, de ahí, al coche de nuevo hasta la hora del Briefing, de ahí al Polideportivo, después cenaría y después me cambiaría para ir a la salida.


Muchas idas y venidas, pero odio estar quieto sin hacer nada, especialmente cuando mi más ferviente deseo es que los minutos vuelen hasta las tres de la madrugada.


No tengo demasiada experiencia en ultra fondo, he afrontado hasta el momento 3 pruebas superiores a 50 kilómetros, 2 de ellas superiores a 100, aunque en una de ellas no logré alcanzar la meta, pero la hora de salida es la más extraña que encuentro hasta ahora.


Saliendo sobre las 10 de la noche, como en el Andorra Ultra Trail, uno afronta la salida "fresco" (a menos que haya pasado el día viajando), y saliendo por la mañana, como en los 101 kilómetros de Ronda, te aseguras tener que correr durante "tan solo" una noche.


Sin embargo, así no hay dudas sobre si se entra a meta a tiempo o no, ya que cerrará a las 24:00 del sábado para la modalidad ultra, y la salida nocturna siempre es más bonita.


Ya eran las 12 de la mañana, y no tenía pensado dormir nada hasta acabar la prueba, aunque de estar alojado en el centro, seguramente me hubiese permitido el lujo de dormirme una siesta tras la cena y antes de la salida.


Aproveché fuerte las dos comidas que me quedaban en casa, desayunando dos tazones de cereales con chocolate y almorzando rosada a la plancha y paella, y entre conversaciones sobre la carrera, Granada y su historia y los rincones de la sierra, llegó el momento de dejar Jun.


Jerónimo, mi tío, me guió hasta Granada en su coche, y ya una vez en el Paseo de los Basilios me deseó suerte y se despidió.


Estaba bastante bien ubicado, aun sin ver el mapa, pero quise dar una vuelta de reconocimiento antes de decidirme a aparcar.


Rodee el Paseo del Salón y volví al mismo punto, aliviado al ver que había algún que otro hueco, pero preocupado por ver que todos estaban en zona azul y que el tiempo máximo de estacionamiento era de 5 horas.


Decidí probar por calles secundarias, y en la calle del Parking de Los Escolapios entré a mano derecha, donde di con una plaza al momento.




Me dirigí al polideportivo, al que llegué poco después de lo que esperaba inicialmente pero sin mucha pérdida, recordando vagamente que conocía la zona... ¡y tanto! ¡el día previo a la media maratón y durante la media maratón en sí había pateado la zona hasta la saciedad! Hacía ya tantos años...






Entre en el complejo deportivo Núñez Blanca recordando esa gélida mañana que supuso mi tercer podio en media maratón en el primer año en el que di el "salto" a la distancia, pero rápidamente dejé de pensar en el pasado lejano y comencé a pensar en el futuro inmediato.


Eran poco más de las 5, pero ya estaban comenzando a montar las banderolas del Ultra Sierra Nevada y en el polideportivo la cola avanzaba con una veintena de personas en espera.


Saludé a un par de corredores a los que conocía de vista (a uno lo reconocí, otro a mi, pero como iban "de calle" no pude ubicarlos) y me puse a la cola de la fila.


Intenté contactar con mis compañeros por Tuiter y Whatsapp, pero me fue imposible, así que me puse a observar las camisetas de los corredores "que no iban de calle".




No había muchos atletas que llevasen camisetas de pruebas deportivas, pero había uno con una que decía "yo sobreviví al Yeti", una de Transgrancanaria 2014 y varias de diversas pruebas de fondo y ultra fondo andaluzas, en algunas de las cuales he participado, como en el VI CxM Calamorro o la Animal Trail.


Independientemente de sus posiciones obtenidas en esas pruebas o de si tratase de corredores populares, sabía que tendría como compañeros de carrera (nunca veo como rivales a otros corredores, y menos en montaña) a hombres y mujeres curtidos en montaña, iba a tener que esforzarme para mantener una buena posición.


Tras recoger la bolsa del corredor y el chip, la Sport Ident Card y la pulsera acreditativa de mi participación en la prueba (y preguntar como funcionaba y la hora a la que sería el Briefing, para confirmar), me dirigí de vuelta al coche, no sin antes ojear la bolsa del corredor.


Un buff naranja con la serigrafía "catch me if you can" (atrápame si puedes), unos calcetines salomón, un preparado de café con ginseng...


No es que fuese la más completa del mundo, pero por mi parte la vi más que bien, especialmente para ser primera edición, ya que los materiales del buff y de los calcetines se veían excelentes (no he podido probarlos aún).


Llegando al coche me escribieron David, Matt y Rubén, tres de los ultra cracks con los que tenía pensado compartir camino durante la prueba, pero resulta que tras recoger el dorsal dos de ellos tenían pensado probar suerte con una siesta.


Con Rubén si quedé, y a las 19:50 me encontró sentado en un banco en el interior del polideportivo (no lo vi en los aledaños del pabellón ni dentro, así que me senté a esperar).


Nos pusimos al día mientras esperábamos al briefing, que no tardó en llegar, de mano del director de carrera.


No conocía la zona con anterioridad (si el perfil, grabado en mi mente y enganchado a mi mochila por si me fallaba la memoria en algún tramo), pero las descripciones que dio sobre la inclinación, el tipo de firme y la zona me ayudaron muchísimo a ponerle "cara" al recorrido.


Recalcó las cosas más importantes, entre ellas que la verdadera carrera comenzaría en Güejar Sierra y que, si no veíamos cinta, volviésemos los pasos atrás, ya que con casi total seguridad nos habríamos despistado (se habían empleado más de 4000 metros de cinta para balizar el camino).


También se nos enseñaron las cintas y los banderines de señalización y el funcionamiento de la Sport Ident Card, que la mayoría de nosotros llevábamos ya colgada en la muñeca.


Durante el briefing vi a un compañero con la camiseta del Club Atletismo Fuengirola, pero al acabar el mismo no lo pude encontrar, así que Rubén y yo decidimos irnos a cenar a una pizzería de la zona, donde nos encontramos con varios amigos suyos que afrontarían la versión "mediana" de la prueba.


Tras la cena nos despedimos hasta las 12 de la noche, y entre medias, volví al coche, me aseguré de que lo llevaba todo una y mil veces, me cambié de ropa, cargué el móvil y me despedí de mi pareja, amigos y familiares que estaban al tanto de la prueba.


A las 12 nos encaminamos hacia la zona de salida, tras parar en el Burguer King para ir al baño y reponer hidratos (ya tenía hambre de nuevo, soy de comer mucho tirando a demasiado).


Cuando llegamos estábamos casi solos en la zona de salida, tan solo una mujer con la equipación del Bikila, Mari Trini, una chica canadiense, Camille y algunos organizadores estaban sobre el terreno.


Con ellos estuvimos charlando, bajo la atenta mirada de los transehúntes, que nos preguntaban si acabábamos de terminar alguna carrera o adonde nos dirigíamos con semejante indumentaria.


Fue curioso, mientras la gente iba y venía de fiesta, Rubén y yo cruzamos Granada con nuestro equipo de ultra trail, levantando expectación a nuestro paso, para bien o para mal.


Decidí que tenía que hacer algo para matar el tiempo, ya que apenas eran las 1 de la mañana y comenzaba a tener sueño, así que me dirigí a una fuente para limpiar los botes y llenarlos de agua y me compré un helado.


Al volver al banco donde estábamos sentados se unieron varios jóvenes a la charla, sorprendidos ante la perspectiva de vernos afrontar más de una doble maratón, en montaña y por voluntad propia.


Charlando el tiempo pasó volando, y al momento, Marco, compañero del club, y su novia, se nos habían unido.


La temperatura comenzó a caer en picado, así que nos refugiamos en una calle paralela a la placita, donde comenzaba a inflarse el arco de salida.


Los jóvenes resultaron ser actores, y Mari Trini nos prometió que veríamos lo nunca visto en la salida del ultra.


Con curiosidad los vimos ensayar mientras se sucedían los minutos.


Alguien nos comentó que debíamos pasar el control de salida, y nos dimos cuenta de que habían acotado la zona y estábamos en el interior de la misma, así que salimos fuera e hicimos cola para acceder de nuevo a la misma.


Nada más salir me encontré con David, que en breve accedería también al cajón de salida, con su chica, que había venido a apoyarle (la mía llegaría por la mañana, fiel como siempre, aunque tenga que recorrer decenas de kilómetros en autobús, o miles en avión), y poco a poco, nos fuimos reuniendo en el recinto de salida.








Poco a poco estábamos "todos", David, Matt, Rubén, Ramón, Raúl, Marco, Curro...


Viejos y nuevos amigos, compañeros de fatigas en entrenos, otras pruebas de ultra fondo o de trail, nuevas caras que me reconocieron por el blog o de oídas... y todos sonrientes, expectantes ante lo que teníamos por delante.




Parecía que habían pasado semanas desde que levantase esa mañana, y por megafonía nos avisaban de que en 5 minutos comenzaría la prueba.

El ambiente era inmejorable, la expectación, palpable... 4 minutos y medio por mi reloj para el comienzo de la prueba; activé el GPS.


Leer La conquista del Generalife

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