Ir al contenido principal

XXXIII Cross de Itálica (Campeonato Andaluz de Cross Universitario)


Como anticipaba el viernes en mi entrada sobre la previa, este sábado participé en el Campeonato Andaluz Universitario.


Participaríamos 8 atletas, 4 chicos, de los que conocía ya a Fernando, compañero del máster, y 4 chicas, a las que, a priori, no conocía.



Quedamos en el polideportivo de la Universidad de Málaga a las 10:30, nos presentamos y a los pocos minutos llegó Ángel, el seleccionador, que conduciría la furgoneta del alquiler hasta Santiponce y se encargaría de organizar el equipo, así como Rafa y Óscar, que competirían en la categoría de profesores y acudieron por sus propios medios.

Una vez listos elegimos asiento y nos encaminamos hacia Sevilla, mientras nos íbamos conociendo.


De los chicos uno de los compañeros era corredor de cross "especialista", con una docena de participaciones en Itálica y multitud de apariciones en campeonatos andaluces y españoles, y el otro compañero triatleta especializado en pruebas cortas; ya de entrada sabía que sus ritmos iban a ser muy superiores a los que yo podría alcanzar.


Entre las chicas contábamos con una corredora especialista en 400 metros, una triatleta y dos corredores de "lo que les echen", y aunque no lo recordaba, a Teresa, una de ellas, la conocía de antemano, de una de las últimas comidas que tuvimos con Emma antes de que marchase a Swansea, donde ahora estudia y compite.


El trayecto no se hizo especialmente largo, comenzamos a conocernos mejor (aunque la mayoría se conocía ya de antemano) e intercambiando anécdotas y experiencias de pruebas llegamos a Santiponce.


Nunca había estado allí, por lo que agradecí que mientras hacíamos hambre diésemos una vuelta por las preciosas ruinas romanas de la ciudad, que me transportaron momentáneamente a la roma clásica.




A continuación disfrutamos del "almuerzo del corredor", cortesía de la universidad, mesa con mesa con los compañeros de otras universidades a los que nos "enfrentaríamos" poco más tarde.

Tras el almuerzo dimos un paseo por el circuito, bastante blandito, pero lo suficientemente firme como para no necesitar clavos, y bastante exigente debido a los constantes toboganes que lo componían.

Mis tramos favoritos fueron la zona de la laguna y el giro de vuelta hacia la zona intermedia del circuito donde nos encontrábamos las ruinas de frente.



Se acercaba la hora de salida de la sección femenina del equipo, así que nos dirigimos a nuestra "base de operaciones", situada al lado de la penúltima recta antes de entrar a meta y comenzábamos a prepararnos los chicos, mientras las féminas acudían a cámara de llamada.

Me encontré con María, una corredora granadina que competía representando a la Universidad de Granada, a la que deseé suerte, y tras ver la rápida salida de las chicas me dirigí a la zona final del circuito para ir animando a las corredoras en sus dos vueltas al circuito.



Notaba el estómago pesado, con un nudo, no sabía si se debía a haber almorzado demasiado o a los nervios, ya que por primera vez mi actuación en una prueba, además de perjudicar o beneficiarme a mi mismo, repercutiría en el resultado de un equipo, y sabía que no estaba al nivel que se requería para una prueba tan rápida y explosiva.

Por momentos aumentaba y disminuía, pero sin llegar a desaparecer... no obstante no sería problema, podría molestar más o menos, pero con lo que correría serían las piernas.

Acudimos a cámara de llamada, nos echamos una foto de grupo y nos preparábamos mientras se agotaban los minutos para comenzar la prueba.



Adrián, el "veterano" del equipo nos recomendó coger el camino de la izquierda para afrontar la primera cuesta, ya que estaba en mejor condición que la zona de césped, con varios boquetes semiocultos.

Tras anunciar el speaker que en un minuto comenzaría la prueba, la jueza de la federación nos indicó que daríamos 4 vueltas al circuito, nos preparamos y... ¡salimos!

Siguiendo el consejo de Adrián cogí el camino llano, en la parte izquierda de la zona de salida, y me dirigí a la cuesta que llevaba a la zona de la laguna.



Al único de mis compañeros que vi en la salida fue a Fernando, al que traté de seguir, pero tras llegar a la bajada de la laguna decidí despegarme, ya que a ese ritmo no aguantaría ni una vuelta.

Rodeamos la laguna y afrontamos un sube y baja constante hasta llegar a un brusco giro donde nos encontrábamos de frente el anfiteatro, y tras un nuevo giro, a la izquierda, nos encaminamos hacia la zona intermedia del circuito.

En ese momento me antecedía un corredor de naranja, y cuando me ponía a su par me el GPS me indicó el paso por el primer kilómetro, que miré de reojo antes de continuar la marcha; 3:43, y me faltaba el aire.

Por suerte ahora recorríamos un tramo más descendente, donde pude recuperar un poco el aliento y establecer un ritmo más asequible.

Tras una sucesión de giros de 90 grados llegamos a un badén tapado por alfombras, donde me adelantaron Rafael y Óscar, de la categoría profesores, pasamos bajo un arco de Coca-cola desde donde nos animaba el público y tras un par de giros en falso llano llegamos a la última recta de la primera vuelta.

Ahí dejé por primera vez de ser adelantado, y comenzaba a acercarme a un grupo de 3 corredores, uno de azul que corría con cascos, un profesor de la universidad de Almería y un corredor joven que iba de azul.

Antes de completar la primera vuelta sonó el GPS; 4:11, un ritmo más asequible pero que todavía me costaba mantener pese a ser "lento".

Completamos la primera vuelta; intenté acercarme al grupito, del que el corredor joven comenzaba a destacarse, acercándome bastante en la bajada del lago, pero perdiendo fuelle en la posterior subida, donde la jueza tomaba nota de nuestro paso anotando los dorsales en su planilla.

En cada giro veía a Rafael y Óscar al alcance, pero no conseguía recortarles metros.

Durante toda la segunda vuelta me mantuve en la misma posición, y el grupo al que perseguía se desintegró, quedando más a mi alcance el profesor de la universidad de Almería.

Ángel me comunicó que necesitaba que puntuase, ya que Adrián iba en el grupo de cabeza pero no sabía si podría acabar.

Apreté un puntito, saliendo nuevamente de mi zona de confort y notando ese sabor metálico en la base de la lengua que solo aparece cuando entreno series o corro populares de corta distancia.

En pocos metros me puse a la par del profesor y antes de llegar al descenso del lago lo dejé atrás por completo.

Llegando al anfiteatro volvió oí el GPS, distante, pero no tenía fuerzas para levantar el brazo y mirar el tiempo.

Al llegar al giro del anfiteatro ni si quiera levanté la vista, traté de acelerar buscando una referencia a lo lejos, pero seguía sin ver a nadie; ¿sería el penúltimo?

Cuando llegué a la zona intermedia del circuito, contemplando el ocaso a lo lejos, pude ver como los primeros corredores ya estaban afrontando la cuesta de entrada a la zona de la laguna; ¿llegarían a doblarme?

Rafael y Óscar estaban llegando al puente de Coca-cola; tenía que intentar alcanzarlos.

Subí el ritmo todo lo que pude, pero no percibía que recortase distancia aunque me encontrase completamente ahogado, con la presión en el estómago más fuerte todavía.

Completando la penúltima vuelta, pese a contar con el ánimo de mis compañeras en la última bajada y el de Ángel bajo meta, di por imposible alcanzar a Rafael y Óscar, a quienes ya ni si quiera veía, así que me giré, vi que no tenía nadie acechándome y bajé el ritmo mientras comenzaba la última vuelta.

En la bajada de la zona de la laguna miré el GPS; iba a 4:27, el ritmo que mantuve en la maratón de Málaga durante los primeros 25 kilómetros sin problema, y que hoy me costaba mantener en una prueba de 8.

Tras pasar por última vez bajo el arco de Coca-cola vi a lo lejos a una pareja de corredores, posiblemente maestros, por la edad (aunque podrían ser doctorandos, nunca se sabe), a los que me dispuse a adelantar, pero con la facilidad con la que los adelanté creo que más bien los doblé; me sorprendió que no me hubiese doblado a mi la cabeza de carrera.

Miré el GPS por última vez, que marcaba un ritmo de 4:40, y me propuse acabar todo lo fuerte que me permitiesen las piernas, intentando hacer el último tramo a 4.

Llegué a la entrada a meta, vi al girar que se acercaba otro corredor y entré a meta esprintando, con el almuerzo en la garganta.



Paré el crono promediando en el último parcial 4:05 min/km, pero la sensación que tenía era de arrastrarme más que de correr, y me sentía mas machacado que tras correr una media maratón, pese a haber recorrido menos de 9 kilómetros.

En total la prueba había constado de 8,7 kilómetros, que tardé 37:28 minutos en completar, 6 minutos más lento que el compañero de equipo que había llegado más "cerca" de mí.

Tras felicitar a mis compañeros de equipo por su brillante actuación salieron las clasificaciones; fue el clasificado número 47 de 51 participantes, y por equipos fuimos los sextos; nuestras compañeras ocuparon la cuarta posición.

Nos echamos una foto de grupo y pusimos rumbo a la furgoneta mientras intercambiábamos impresiones sobre la prueba, sintiéndome en todo momento completamente integrado pese a ser "el nuevo" y haber sido con diferencia el "peor" corredor de todo el equipo.



Tuve la suerte de compartir una jornada extraordinaria con personas extraordinarias; el cross no es mi sitio, al menos por el momento, pero mis compañeros hicieron que me sintiese uno más en todo momento.

Al llegar a casa noté, al bajar las escaleras, como mi rodilla diagnosticada con condromalacia crujía ligeramente, aunque sin llegar a doler, por lo que decidí no acudir esta mañana, muy a mi pesar, a la II media maratón Ciudad de Alhaurín.

Mi objetivo esta temporada son los 101 Kilómetros de Ronda, y bastante me había machacado en el cross como para comprometer la integridad de mi recientemente recuperada rodilla con una media maratón a continuación.

El lunes de hecho tengo nuevas pruebas en el centro de alta resolución de la localidad, que espero, sean positivas.

Hoy por tanto toca descanso, y en principio, la semana que viene tampoco competiré, salvo que me encuentre sin problemas en los entrenamientos de esta semana.

Espero que disfrutéis los que habéis podido acudir a Alhaurín esta mañana, ¡nos veremos pronto!

PD: Os dejo el track del Cross de Itálica, experiencia increíble donde las haya, el trazado de cross más mágico que he recorrido hasta la fecha.





Comentarios