El Corredor Errante

Como adelantaba la semana pasada, al poner fecha a varios de los retos para este 2016 , para este miércoles 16 tenía prevista una tirada para superar mi mejor marca en 100 kilómetros. Tan solo me faltaba definir el trazado, pero tenía ya todo estudiado y calculado al milímetro... salvo lo imprevisible. 

Correr siempre es un placer, y más en casa; el año pasado conseguí una tercera posición senior en el rebautizado Circuito de Carreras Urbanas, y aunque este año ya me había perdido la primera cita por motivos laborales, intentaría dejar el listón bien alto en la segunda. Las piernas seguían algo aletargadas tras completar Bandoleros , pero en el trotecillo de casa al Recinto Ferial fueron desperezándose; esta sería su primera sesión de velocidad desde la I Media Maratón Rural Villa de Mijas .

Tras estar ya casi recuperado del V Ultra Trail Sierras del Bandolero , y definitivamente, del ganglión que me tuvo 2 meses en el dique seco, toca mirar al futuro. Y retos no me faltan, como ya presenté en una entrada anterior , hace dos meses, pero esto es como todo, y si uno no les pone fecha, el tiempo va pasando y al final nos pilla el toro... por lo que, en plena motivación post-ultra, he decidido acotar ya los 3 primeros.

La que estoy a punto de narrar ha sido mi mayor aventura de una tacada hasta la fecha... por lo que condensar todas las experiencias vividas en casi 30 horas de titánico esfuerzo será muy complicado... Seguro que se me pasan momentos, nombres y anécdotas, pero trataré de revivir la experiencia lo más fielmente posible; todo comenzó sobre las 4 de la tarde del viernes pasado, cuando Pascal y yo, tras lo que pareció una eternidad, aparcamos en Prado del Rey.