Características:
Impermeabilidad: 15.000 Schmerber
Transpirabilidad: 15.000g/m2/24h
Peso: 258 gramos
Adquirido el: 7 de Abril de 2016
Tras el mal rato pasado durante la primera noche del V Ultra Trail Sierras del Bandolero comencé a buscar sustituto a mi viejo cortavientos Izas (cuyo borrador de análisis lleva meses perdido y espero recuperar pronto), pero antes de ponerme en serio a estudiar opciones, Mayte lo hizo por mi.
La sorpresa llegó por nuestro segundo aniversario, y fue un modelo con el que ya había recorrido casi 700 kilómetros, con un rendimiento con el que había quedado encantado en circunstancias apacibles, pero que habría que comprobar en tormenta: el Raidlight Top Extreme Piment.
Gracias a La Senda pude disfrutar del mismo durante el Reto 360º Solidarios, una tercera capa que a primera hora de la mañana y última de la tarde siempre me enfundaba, especialmente en los pueblos del interior, y que en cuestión de minutos me tenía calentito.
Llevo ya más de un mes con él, pero no fue hasta este fin de semana pasado cuando pude probarlo sobre el terreno, en el Ultra Trail Gran Trocha al Valle del Genal, donde me libró de una buena tromba de agua.
Iba a comenzar a analizarlo antes de partir, pero entre la nueva sección de nutrición, los preparativos, la aventura en sí y su crónica lo había ido dejando hasta ahora.
Esta mañana, aun con los cuadriceps doloridos de las bajadas, decidí a media mañana salir a correr, en manga de tirantes y pantalón corto, ya que la temperatura era buena, pero decidí llevarme el cortavientos... ¡y menos mal!
Mira que en Bandoleros me cayó una buena, en Castro Marim se nos desplomó el cielo encima y en el Zugersee, apenas había debutado en maratón, la lluvia fue mi compañera de aventura, pero de verdad os digo que nunca había visto llover así...
Desde el inicio de la sesión lloviznaba, y del Castillo Sohail al Faro de Calaburra llovía consistentemente, sobre todo en los alrededores del faro; iba completamente seco, pero como con la capucha puesta comenzaba a hacer calor, decidí quitármela.
Pensé incluso en remangarme, pero el viento comenzó a arreciar, así como el agua, y aunque iba descapuchado la temperatura ya era otra cosa.
Pero lo más gordo me esperaba en cuando pisé el Parque Fluvial de Fuengirola, con una lluvia que salpicaba al caer y me picaba en la cabeza, pese a llevar un buff puesto, así que me volví a poner la capucha.
Llegando a la zona final del Parque Fluvial el día se había convertido en noche, un arroyo bajaba desde la carretera de Las Rampas y a lo lejos, en la autovía, los coches esperaban con las luces de emergencia puestos a que escampase para continuar; cuando llegué a la acera en la Avenida Carmen Sáenz de Tejada el agua se desbordaba de la zona de césped, y ni si quiera con la capucha puesta era capaz de ver.
Me quité las gafas, empañadas por mi propia respiración, pero como el viento empujaba el agua, que caía como una cortina, tenía que quitármela con los dedos de los ojos cada pocos pasos, ya que escocía de la fuerza con la que caía.
Llevaba ya las zapatillas empapadas, así que llegando a la rotonda opuesta a la del Mcdonalds y mientras un furgón de la Policía Nacional se cruzaba para cortar el acceso a la autovía (había habido un golpe o algo, ya que había varios vehículos en torno a un camión parado), me eché a la carretera, desierta, con el agua llegándome por los tobillos.
El Camino de Coín era un río de punta a punta, las arquetas echaban agua a borbotones, expulsando un fétido olor, y hasta calles como San Francisco y San Adolfo, con gran pendiente (las cogí a propósito para evitar la riada que ya atravesaba hasta la acera en el Camino de Coín) eran un auténtico torrente.
Tras rodear mi piso y comprobar los estragos que el diluvio estaba provocando finalicé la sesión, hecho una sopa, pero con el pecho seco (la espalda acabó bastante mojada, por mi propio sudor, ya que acabé a ritmos cercanos a 5 minutos el kilómetro).
Entre el rendimiento demostrado en el Valle del Genal y esta mañana ya puedo ofrecer un primer veredicto de excelente en cuanto a su impermeabilidad, es una gozada correr con él bajo la tormenta, ya que te sientes completamente inmune, como si corrieses en una burbuja.
Tras explicaros mis primeras experiencias con este modelo (con el que me cedió La Senda recorrí toda la provincia de Málaga), procedo a analizarlo de forma general.
El Raidlight Top Extreme Piment es un cortavientos e impermeable, una membrana continua sin ningún tipo de fuga, ya que todas las costuras y cremalleras están termoselladas.
Contiene varios elásticos para ajustar la prenda al cuerpo, así como el gorro, también impermeable, y dos bolsillos, uno de los cuales contiene a la perfección el cortavientos completo, haciéndolo realmente cómodo de transportar en una mochila, al ocupar un volumen mínimo.
Además, el equipo encargado de diseñar el cortavientos cuidó muy bien los detalles, ya que podemos recoger el gorro con un velcro de manera sencilla, contamos con reflectantes traseros y delanteros, con un visor en la manga izquierda para tener siempre controlados los datos del gps y dos velcros para ajustar a la mochila o cinturón el cortavientos una vez plegado.
En este estado queda el cortaviento tras ser sacudido después de correr durante una hora bajo un aguacero intenso:
El peso es junto a la facilidad de plegado y el volumen que ocupa uno de sus fuertes, ya que aunque oficialmente pesa 250 gramos en seco, en mi prueba de peso (en mojado, tendré que repetirla mañana cuando el tejido esté completamente seco), tan solo marca 295 gramos.
Para completar este análisis general y antes de pasar al específico, solo me queda añadir una sugerencia, la única que se me ocurre para el modelo, que sería añadir dos cremalleras termoselladas desde las axilas hasta el pecho, de forma que además de abrirnos la frontal si necesitamos ventilación extra, contemos con dos puntos de ventilación adicionales.
En montaña seguramente no nos haga falta, pero corriendo a cerca de 20º bajo lluvia intensa en la Costa del Sol a un ritmo decente uno transpira más rápido de lo que el cortavientos puede evacuar, de forma que en la espalda comienza a acumularse sudor.
Pasemos a una valoración más específica:
Precio: 160 euros en Raidlight y tiendas tanto físicas y virtuales (euros arriba, euros abajo, si hay promoción), no es barato y si de mi hubiese dependido hubiese comprado algo más básico, pero tras haberlo llevado en condiciones extremas me alegro muchísimo de que Mayte se gastase ese dineral en él; Si se cuida bien puede durar años, y supera con creces los criterios que muchas pruebas establecen como obligatorios en un cortavientos (el UTMB exige "solo" 10.000 Schmerber).
Sujeción: Pese a que la talla M hubiese sido la mía, con los elásticos se me ajusta a la perfección, y al ser más grande puedo impermeabilizar la mochila poniéndomelo sobre ella, de forma que nos protejo a ambos.
Comodidad: El peso es mínimo, la capucha se puede sacar y guardar en cuestión de segundos y el propio cortavientos se puede guardar por completo en menos de un minuto.
Número de compartimentos: Dos bolsillos, impermeabilizados tanto con respecto al exterior como con respecto al propio interior; en otros cortavientos el propio sudor puede dañar el móvil o dispositivos electrónicos, algo que se evita en este cortavientos.
Impermeabilidad: Tenemos 15.000 Schmerber, que ni bajo la lluvia más intensa hasta el momento han conseguido calarme lo más mínimo; lo primero que hice nada más probármelo fue meter los codos bajo el grifo de la cocina unos minutos, y fue hipnótico ver como el agua resbalaba sin más.
Transpirabilidad: En esta membrana no contamos con rejillas ni cremalleras de ventilación, algo que fue el objetivo de los fabricantes, ya que la transpirabilidad es química, evacuando el poliuretano el sudor al exterior por la diferencia de presión; en el Genal me fue muy bien con él, si la temperatura aumenta siempre puedes bajarte la cremallera o remangarte, pero esta mañana en Fuengirola si que me hubiese venido bien más ventilación.
Desgaste: Con este modelo es inexistente aun, y en el que me dejaron para el Reto 360º Solidarios, que podía tener centenares y centenares de kilómetros encima, el único desgaste apreciable era en la zona reflectante trasera del centro de la espalda, rugosa al tacto para evitar que al llevar mochila sobre el cortavientos, esta se deslice; como yo prefiero ponérmelo sobre la mochila no creo que llegue a apreciarlo nunca, pero como siempre, conforme aunque mi experiencia con el mismo, iré actualizando la ficha.
Valoración personal: 9/10
Lo recomiendo para: Corredores de montaña o corredores de asfalto que vivan en zonas muy lluviosas, siempre que tengan pensadas de forma habitual salidas donde la tercera capa pueda resultar vital; junto a la manta térmica este cortavientos es perenne en mi mochila para cualquier salida.
No la recomiendo para: Corredores de montaña que no asciendan a gran altitud ni entrenen con meteorología favorable o corredores de asfalto que eviten los días lluviosos
Tras el mal rato pasado durante la primera noche del V Ultra Trail Sierras del Bandolero comencé a buscar sustituto a mi viejo cortavientos Izas (cuyo borrador de análisis lleva meses perdido y espero recuperar pronto), pero antes de ponerme en serio a estudiar opciones, Mayte lo hizo por mi.
La sorpresa llegó por nuestro segundo aniversario, y fue un modelo con el que ya había recorrido casi 700 kilómetros, con un rendimiento con el que había quedado encantado en circunstancias apacibles, pero que habría que comprobar en tormenta: el Raidlight Top Extreme Piment.
Gracias a La Senda pude disfrutar del mismo durante el Reto 360º Solidarios, una tercera capa que a primera hora de la mañana y última de la tarde siempre me enfundaba, especialmente en los pueblos del interior, y que en cuestión de minutos me tenía calentito.
Llevo ya más de un mes con él, pero no fue hasta este fin de semana pasado cuando pude probarlo sobre el terreno, en el Ultra Trail Gran Trocha al Valle del Genal, donde me libró de una buena tromba de agua.
Iba a comenzar a analizarlo antes de partir, pero entre la nueva sección de nutrición, los preparativos, la aventura en sí y su crónica lo había ido dejando hasta ahora.
Esta mañana, aun con los cuadriceps doloridos de las bajadas, decidí a media mañana salir a correr, en manga de tirantes y pantalón corto, ya que la temperatura era buena, pero decidí llevarme el cortavientos... ¡y menos mal!
Mira que en Bandoleros me cayó una buena, en Castro Marim se nos desplomó el cielo encima y en el Zugersee, apenas había debutado en maratón, la lluvia fue mi compañera de aventura, pero de verdad os digo que nunca había visto llover así...
Desde el inicio de la sesión lloviznaba, y del Castillo Sohail al Faro de Calaburra llovía consistentemente, sobre todo en los alrededores del faro; iba completamente seco, pero como con la capucha puesta comenzaba a hacer calor, decidí quitármela.
Pensé incluso en remangarme, pero el viento comenzó a arreciar, así como el agua, y aunque iba descapuchado la temperatura ya era otra cosa.
Pero lo más gordo me esperaba en cuando pisé el Parque Fluvial de Fuengirola, con una lluvia que salpicaba al caer y me picaba en la cabeza, pese a llevar un buff puesto, así que me volví a poner la capucha.
Llegando a la zona final del Parque Fluvial el día se había convertido en noche, un arroyo bajaba desde la carretera de Las Rampas y a lo lejos, en la autovía, los coches esperaban con las luces de emergencia puestos a que escampase para continuar; cuando llegué a la acera en la Avenida Carmen Sáenz de Tejada el agua se desbordaba de la zona de césped, y ni si quiera con la capucha puesta era capaz de ver.
Me quité las gafas, empañadas por mi propia respiración, pero como el viento empujaba el agua, que caía como una cortina, tenía que quitármela con los dedos de los ojos cada pocos pasos, ya que escocía de la fuerza con la que caía.
Llevaba ya las zapatillas empapadas, así que llegando a la rotonda opuesta a la del Mcdonalds y mientras un furgón de la Policía Nacional se cruzaba para cortar el acceso a la autovía (había habido un golpe o algo, ya que había varios vehículos en torno a un camión parado), me eché a la carretera, desierta, con el agua llegándome por los tobillos.
El Camino de Coín era un río de punta a punta, las arquetas echaban agua a borbotones, expulsando un fétido olor, y hasta calles como San Francisco y San Adolfo, con gran pendiente (las cogí a propósito para evitar la riada que ya atravesaba hasta la acera en el Camino de Coín) eran un auténtico torrente.
Tras rodear mi piso y comprobar los estragos que el diluvio estaba provocando finalicé la sesión, hecho una sopa, pero con el pecho seco (la espalda acabó bastante mojada, por mi propio sudor, ya que acabé a ritmos cercanos a 5 minutos el kilómetro).
Entre el rendimiento demostrado en el Valle del Genal y esta mañana ya puedo ofrecer un primer veredicto de excelente en cuanto a su impermeabilidad, es una gozada correr con él bajo la tormenta, ya que te sientes completamente inmune, como si corrieses en una burbuja.
Tras explicaros mis primeras experiencias con este modelo (con el que me cedió La Senda recorrí toda la provincia de Málaga), procedo a analizarlo de forma general.
Espalda del cortavientos con la capucha recogida |
Vista frontal, recién sacado del paquete |
Contiene varios elásticos para ajustar la prenda al cuerpo, así como el gorro, también impermeable, y dos bolsillos, uno de los cuales contiene a la perfección el cortavientos completo, haciéndolo realmente cómodo de transportar en una mochila, al ocupar un volumen mínimo.
Además, el equipo encargado de diseñar el cortavientos cuidó muy bien los detalles, ya que podemos recoger el gorro con un velcro de manera sencilla, contamos con reflectantes traseros y delanteros, con un visor en la manga izquierda para tener siempre controlados los datos del gps y dos velcros para ajustar a la mochila o cinturón el cortavientos una vez plegado.
Para correr es incómodo porque bota mucho, pero al andar va fenomenal |
En este estado queda el cortaviento tras ser sacudido después de correr durante una hora bajo un aguacero intenso:
A simple vista no hay rastro del chaparrón, aunque está frío y húmedo al tacto en el exterior |
Talla L, mojada; 295 gramos |
Talla L, seca: 258 gramos |
En montaña seguramente no nos haga falta, pero corriendo a cerca de 20º bajo lluvia intensa en la Costa del Sol a un ritmo decente uno transpira más rápido de lo que el cortavientos puede evacuar, de forma que en la espalda comienza a acumularse sudor.
Pasemos a una valoración más específica:
Precio: 160 euros en Raidlight y tiendas tanto físicas y virtuales (euros arriba, euros abajo, si hay promoción), no es barato y si de mi hubiese dependido hubiese comprado algo más básico, pero tras haberlo llevado en condiciones extremas me alegro muchísimo de que Mayte se gastase ese dineral en él; Si se cuida bien puede durar años, y supera con creces los criterios que muchas pruebas establecen como obligatorios en un cortavientos (el UTMB exige "solo" 10.000 Schmerber).
Sujeción: Pese a que la talla M hubiese sido la mía, con los elásticos se me ajusta a la perfección, y al ser más grande puedo impermeabilizar la mochila poniéndomelo sobre ella, de forma que nos protejo a ambos.
Comodidad: El peso es mínimo, la capucha se puede sacar y guardar en cuestión de segundos y el propio cortavientos se puede guardar por completo en menos de un minuto.
Número de compartimentos: Dos bolsillos, impermeabilizados tanto con respecto al exterior como con respecto al propio interior; en otros cortavientos el propio sudor puede dañar el móvil o dispositivos electrónicos, algo que se evita en este cortavientos.
Impermeabilidad: Tenemos 15.000 Schmerber, que ni bajo la lluvia más intensa hasta el momento han conseguido calarme lo más mínimo; lo primero que hice nada más probármelo fue meter los codos bajo el grifo de la cocina unos minutos, y fue hipnótico ver como el agua resbalaba sin más.
Transpirabilidad: En esta membrana no contamos con rejillas ni cremalleras de ventilación, algo que fue el objetivo de los fabricantes, ya que la transpirabilidad es química, evacuando el poliuretano el sudor al exterior por la diferencia de presión; en el Genal me fue muy bien con él, si la temperatura aumenta siempre puedes bajarte la cremallera o remangarte, pero esta mañana en Fuengirola si que me hubiese venido bien más ventilación.
Desgaste: Con este modelo es inexistente aun, y en el que me dejaron para el Reto 360º Solidarios, que podía tener centenares y centenares de kilómetros encima, el único desgaste apreciable era en la zona reflectante trasera del centro de la espalda, rugosa al tacto para evitar que al llevar mochila sobre el cortavientos, esta se deslice; como yo prefiero ponérmelo sobre la mochila no creo que llegue a apreciarlo nunca, pero como siempre, conforme aunque mi experiencia con el mismo, iré actualizando la ficha.
Valoración personal: 9/10
Lo recomiendo para: Corredores de montaña o corredores de asfalto que vivan en zonas muy lluviosas, siempre que tengan pensadas de forma habitual salidas donde la tercera capa pueda resultar vital; junto a la manta térmica este cortavientos es perenne en mi mochila para cualquier salida.
No la recomiendo para: Corredores de montaña que no asciendan a gran altitud ni entrenen con meteorología favorable o corredores de asfalto que eviten los días lluviosos
Hola Juan. oye estoy mirandome esta raidlight y para hacerme una idea mas aproximada de la talla...tu cuanto mides y pesas? Gracias de antemano Juan, a seguir quemando zapa ....chao
ResponderEliminarHola Juan. oye estoy mirandome esta raidlight y para hacerme una idea mas aproximada de la talla...tu cuanto mides y pesas? Gracias de antemano Juan, a seguir quemando zapa ....chao
ResponderEliminar¡Buenos días Alex! 1,83 y 68 kg.
Eliminar¡Un saludo!