Un año más volvía la carrera familiar solidaria, y como no podía ser de otra forma, desde temprano (no había recogido el dorsal con anterioridad) estuve en el aparcamiento del puerto, encontrándome con compañeros de club, corredores y, finalmente, mis padres, que también participarían.
Este año la prueba no entraba dentro del circuito de Carreras Populares y se habían eliminado las categorías, pero se había incluido otro destinatario de los beneficios de la prueba, la Fundación Cudeca, a la que particularmente siempre tengo muy presente.
Este año la prueba no entraba dentro del circuito de Carreras Populares y se habían eliminado las categorías, pero se había incluido otro destinatario de los beneficios de la prueba, la Fundación Cudeca, a la que particularmente siempre tengo muy presente.
Tras saludar a Ángel y la comitiva de Cudeca y recoger mi dorsal me entretuve charlando con compañeros que habían venido desde Alhaurín de la Torre, Torremolinos o Marbella para darse cita en Fuengirola.
Hacía mucho que no veía a varios, ya que este año no me estoy dejando ver mucho por las pruebas populares de la provincia, al ser poco compatibles con el ultrafondo, al que me estoy dedicando más; tuvieron un detalle los chicos de Dorsalchip anunciándome con el sintetizador de voz, ¡siempre atentos!
El día pintaba fenomenal, cálido, aunque no tanto como el año pasado, gracias a una leve brisa que soplaba de vez en cuando, y el hecho de que este año el circuito fuese a dos vueltas me auguraba una buena marca, ya que en anteriores ediciones los tapones entre los participantes de la prueba corta y la larga dificultaban el paso en algunos tramos.
Además contaría con una liebre de lujo, Álvaro, corredor madrileño con una marca inferior a 2:40 en maratón y un promedio de 34 minutos en diezmiles, que aunque hoy no estaba en su mejor momento debido a una anemia que le acecha desde el maratón de Hamburgo, seguro que me ponía un buen ritmo.
Lo conocí hace varios meses, coincidió con el grupo de entrenamiento del club en el Elola y después coincidimos ambos en la tirada larga del domingo, pero no lo había vuelto a ver.
Teniendo en cuenta que en la III Carrera del Circuito de Fuengirola promedié 3:29 minutos el kilómetro, pese a ascender en dos ocasiones el tramo de escaleras, veía factible un promedio de 3:35, y aunque Álvaro decía que era excesivo, confiaba en que pudiese con él.
Tras la carrera infantil darían comienzo las dos pruebas "de mayores", de 4 y 8 kilómetros, que comenzaron con la salida de un corredor en silla de ruedas y su equipo de apoyo y posteriormente con nosotros.
En primera fila estaban Bodo, Corral, Claudio y varios atletas de los duros, a quienes controlaba desde la segunda línea, pero en otras ediciones hubo más atletas destacados.
Comenzó la prueba, este año sin chancleteo (tras la 24H Run he tenido los dedos algo agarrotados, y aunque entre semana he usado huaraches, no quería abusar, así que calzaba hoy las Bare Access 4), y manteniéndome a unos 10 metros de la cabeza de carrera hasta el final del puerto, donde Bodo comenzó a llevarse a los intrépidos que se aventuraron a seguirse.
Me sorprendió encontrarme las piernas realmente pesadas, ya que aunque es lo lógico tras haber promediado 140 kilómetros semanales el último mes, con una sesión por semana de entre 90 y 100 kilómetros, a ritmo de ultra ya había recuperado sensaciones y pulsaciones.
No sentía dolor alguno, solo pesadez, por lo que se avecinaba una prueba "larga"... si ya sufro en pruebas cortas al llevar ritmos a los que no estoy acostumbrado...
Aun así, salí al paseo marítimo rondando 3:40, y ya con Álvaro tirando conmigo a mi izquierda, comenzamos a rebasar a los corredores que habían comenzado pasándose de revoluciones.
Pasamos el primer kilómetro en 3:34, tras subir un poquito el ritmo, cogimos al grupete de la silla de ruedas en el puente sobre el Arroyo Pajares y continuamos acechando corredores.
Llegando al monumento romano se nos cruzó Bodo, ya en cabeza, con una pareja de corredores pisándole los talones, un par de corredores desperdigados y un grupete con Claudio y Corral; ante nosotros, justo tras el giro de 180º que nos devolvía hacia el puerto, una pareja de corredores era nuestro siguiente objetivo.
Pasamos el segundo kilómetro en 3:37, y Álvaro comenzaba a descolgarse... y si seguía así, también lo haría yo en breve, así que bajé un puntito el ritmo, pasando por la esquina del antiguo "Parkilandia", kilómetro 3, ya a 3:43.
Le fui animando para que se pegase a mí, pero me dijo, con dificultad, que ya no podía más, y se descolgó un poco, así que recuperé el ritmo y aceleré en la subida por Calle Jacinto Benavente.
Al otro lado pasaban Bodo, más distanciado, y sus perseguidores; me había quedado descuadrado, ya que el corredor más cercano estaba a unos 15 metros y al girar vi que el siguiente tras de mi venía a unos 20 de distancia como poco, así que decidí aprovechar la bajada para alcanzar al corredor.
No me lo puso fácil, ya que apretó también, y en el giro hacia el carril del puerto entendí por qué... ¡estaba participando en la prueba corta!
Le eché un ojo al gps y vi que había mejorado un segundo el parcial en el último kilómetro, pero notaba las piernas bastante más pesadas y el siguiente corredor estaba girando a la izquierda hacia el paseo marítimo justo cuando yo pasaba por la boca de meta...
Miré hacia atrás y vi que mi perseguidor más inmediato estaba justo accediendo al carril del puerto, así que me mentalicé de que iba a ser una segunda vuelta muy larga.
Unos chicos me ofrecieron agua, pero dudé y cuando me di cuenta ya estaba a su altura, así que decidí seguir hacia adelante.
Justo al salir al paseo marítimo me crucé a mis padres, y poco después, a mi abuela, entre el público, que ya me había saludado en la primera vuelta.
Mi objetivo estaba cada vez más lejos (el corredor justo delante de mí, del promedio de 3:35 me había olvidado en los primeros 100 metros), y me vine un poco abajo... tenía la boca muy seca, el calor era ahora agobiante (la brisita soplaba a favor ahora, así que no notaba alivio del calor y chorreones de sudor me caían por todos lados) y casi esperaba que en cualquier momento me adelantase a mi mi perseguidor.
Lo "esperé", manteniendo el ritmo uniforme, hasta el principio del carril bici, pero ya a 3 kilómetros de meta, si no me había alcanzado, no le iba a dejar; mi idea habría sido esperarlo para tirar los dos juntos en la segunda vuelta, pero ya, tiempo había tenido...
Con más distancia que nunca, pasó Bodo liderando la prueba, ya doblando corredores, y tras él la casi decena de corredores que llevaba por delante (no me había parado a contarlos, pero no podían ser muchos más o menos).
Calculé por donde pasó el corredor que llevaba por delante cuando nos cruzásemos, y fue casi en la entrada del parking.
Giré en el cono y me di la vuelta, vi al siguiente corredor, al que me perseguía a mi, y nos cruzamos casi en el final del monumento romano; yo no alcanzaría a mi perseguidor, pero a mi tampoco me iban a alcanzar...
Espoleado por ese pensamiento y el ánimo del resto de corredores y público (correr en "casa" es siempre una gozada) fui recortando segundos por parcial, y una vez llegué a Calle Jacinto Benavente decidí apretar todo lo que pudiese, con la esperanza, remota, de alcanzar a al menos un corredor más.
Sinceramente pude apretar mucho menos de lo esperado, pese a ir con la pendiente a favor; las piernas simplemente no hacían caso, así que el esfuerzo no sirvió de mucho, pero al menos, entré por debajo de la barrera psicológica de los 30 minutos.
Mi tiempo oficial fue de 29:57, promedio de 3:44, y en décima posición absoluta (sabía yo que no podía ir muy desencaminado...), a 49 segundos del noveno clasificado y con 1 minuto y 4 segundos de ventaja con respecto al undécimo clasificado.
El año pasado en 10 kilómetros y medio el promedio fue de 3:50, pero las sensaciones fueron mucho mejores, por lo que aunque en larga distancia mi nivel haya mejorado abismalmente, en pruebas cortas me mantengo más o menos en la misma línea.
Por el momento esto ha sido todo, en 3 semanitas participaré en el Campeonato de España de 100 Kilómetros en Santander, no sé si caerá antes alguna popular, pero dado el caso, allí nos vemos; me despido con la foto de grupo del club y mis sugerencias de cada a futuras ediciones, ¡hasta la próxima!
Hacía mucho que no veía a varios, ya que este año no me estoy dejando ver mucho por las pruebas populares de la provincia, al ser poco compatibles con el ultrafondo, al que me estoy dedicando más; tuvieron un detalle los chicos de Dorsalchip anunciándome con el sintetizador de voz, ¡siempre atentos!
La familia solidaria |
Parte de la comitiva, instantes previos a la salida |
Además contaría con una liebre de lujo, Álvaro, corredor madrileño con una marca inferior a 2:40 en maratón y un promedio de 34 minutos en diezmiles, que aunque hoy no estaba en su mejor momento debido a una anemia que le acecha desde el maratón de Hamburgo, seguro que me ponía un buen ritmo.
Lo conocí hace varios meses, coincidió con el grupo de entrenamiento del club en el Elola y después coincidimos ambos en la tirada larga del domingo, pero no lo había vuelto a ver.
Teniendo en cuenta que en la III Carrera del Circuito de Fuengirola promedié 3:29 minutos el kilómetro, pese a ascender en dos ocasiones el tramo de escaleras, veía factible un promedio de 3:35, y aunque Álvaro decía que era excesivo, confiaba en que pudiese con él.
Tras la carrera infantil darían comienzo las dos pruebas "de mayores", de 4 y 8 kilómetros, que comenzaron con la salida de un corredor en silla de ruedas y su equipo de apoyo y posteriormente con nosotros.
En primera fila estaban Bodo, Corral, Claudio y varios atletas de los duros, a quienes controlaba desde la segunda línea, pero en otras ediciones hubo más atletas destacados.
Comenzó la prueba, este año sin chancleteo (tras la 24H Run he tenido los dedos algo agarrotados, y aunque entre semana he usado huaraches, no quería abusar, así que calzaba hoy las Bare Access 4), y manteniéndome a unos 10 metros de la cabeza de carrera hasta el final del puerto, donde Bodo comenzó a llevarse a los intrépidos que se aventuraron a seguirse.
Haciéndome un hueco entre las gacelas... |
No sentía dolor alguno, solo pesadez, por lo que se avecinaba una prueba "larga"... si ya sufro en pruebas cortas al llevar ritmos a los que no estoy acostumbrado...
Aun así, salí al paseo marítimo rondando 3:40, y ya con Álvaro tirando conmigo a mi izquierda, comenzamos a rebasar a los corredores que habían comenzado pasándose de revoluciones.
Pasamos el primer kilómetro en 3:34, tras subir un poquito el ritmo, cogimos al grupete de la silla de ruedas en el puente sobre el Arroyo Pajares y continuamos acechando corredores.
Llegando al monumento romano se nos cruzó Bodo, ya en cabeza, con una pareja de corredores pisándole los talones, un par de corredores desperdigados y un grupete con Claudio y Corral; ante nosotros, justo tras el giro de 180º que nos devolvía hacia el puerto, una pareja de corredores era nuestro siguiente objetivo.
Pasamos el segundo kilómetro en 3:37, y Álvaro comenzaba a descolgarse... y si seguía así, también lo haría yo en breve, así que bajé un puntito el ritmo, pasando por la esquina del antiguo "Parkilandia", kilómetro 3, ya a 3:43.
Le fui animando para que se pegase a mí, pero me dijo, con dificultad, que ya no podía más, y se descolgó un poco, así que recuperé el ritmo y aceleré en la subida por Calle Jacinto Benavente.
Al otro lado pasaban Bodo, más distanciado, y sus perseguidores; me había quedado descuadrado, ya que el corredor más cercano estaba a unos 15 metros y al girar vi que el siguiente tras de mi venía a unos 20 de distancia como poco, así que decidí aprovechar la bajada para alcanzar al corredor.
No me lo puso fácil, ya que apretó también, y en el giro hacia el carril del puerto entendí por qué... ¡estaba participando en la prueba corta!
Le eché un ojo al gps y vi que había mejorado un segundo el parcial en el último kilómetro, pero notaba las piernas bastante más pesadas y el siguiente corredor estaba girando a la izquierda hacia el paseo marítimo justo cuando yo pasaba por la boca de meta...
Miré hacia atrás y vi que mi perseguidor más inmediato estaba justo accediendo al carril del puerto, así que me mentalicé de que iba a ser una segunda vuelta muy larga.
Unos chicos me ofrecieron agua, pero dudé y cuando me di cuenta ya estaba a su altura, así que decidí seguir hacia adelante.
Justo al salir al paseo marítimo me crucé a mis padres, y poco después, a mi abuela, entre el público, que ya me había saludado en la primera vuelta.
Mi objetivo estaba cada vez más lejos (el corredor justo delante de mí, del promedio de 3:35 me había olvidado en los primeros 100 metros), y me vine un poco abajo... tenía la boca muy seca, el calor era ahora agobiante (la brisita soplaba a favor ahora, así que no notaba alivio del calor y chorreones de sudor me caían por todos lados) y casi esperaba que en cualquier momento me adelantase a mi mi perseguidor.
Lo "esperé", manteniendo el ritmo uniforme, hasta el principio del carril bici, pero ya a 3 kilómetros de meta, si no me había alcanzado, no le iba a dejar; mi idea habría sido esperarlo para tirar los dos juntos en la segunda vuelta, pero ya, tiempo había tenido...
Con más distancia que nunca, pasó Bodo liderando la prueba, ya doblando corredores, y tras él la casi decena de corredores que llevaba por delante (no me había parado a contarlos, pero no podían ser muchos más o menos).
Calculé por donde pasó el corredor que llevaba por delante cuando nos cruzásemos, y fue casi en la entrada del parking.
Giré en el cono y me di la vuelta, vi al siguiente corredor, al que me perseguía a mi, y nos cruzamos casi en el final del monumento romano; yo no alcanzaría a mi perseguidor, pero a mi tampoco me iban a alcanzar...
Espoleado por ese pensamiento y el ánimo del resto de corredores y público (correr en "casa" es siempre una gozada) fui recortando segundos por parcial, y una vez llegué a Calle Jacinto Benavente decidí apretar todo lo que pudiese, con la esperanza, remota, de alcanzar a al menos un corredor más.
Sinceramente pude apretar mucho menos de lo esperado, pese a ir con la pendiente a favor; las piernas simplemente no hacían caso, así que el esfuerzo no sirvió de mucho, pero al menos, entré por debajo de la barrera psicológica de los 30 minutos.
¡Meta! |
El año pasado en 10 kilómetros y medio el promedio fue de 3:50, pero las sensaciones fueron mucho mejores, por lo que aunque en larga distancia mi nivel haya mejorado abismalmente, en pruebas cortas me mantengo más o menos en la misma línea.
Por el momento esto ha sido todo, en 3 semanitas participaré en el Campeonato de España de 100 Kilómetros en Santander, no sé si caerá antes alguna popular, pero dado el caso, allí nos vemos; me despido con la foto de grupo del club y mis sugerencias de cada a futuras ediciones, ¡hasta la próxima!
¡Gran equipo! |
Lo mejor
-El circuito a dos vueltas ha sido un acierto, ya que se han evitado tapones y aglomeraciones, disfrutando mucho más tanto el que quisiese correr como caminar; podría haberse ampliado en un kilómetro más para mantener la distancia de 10 kilómetros, pero ha estado muy bien.
-Se ha mejorado en otros dos fallos muy polémicos del año pasado, la falta de avituallamiento en primer lugar y el retraso excesivo de la salida en segundo lugar.
-Por último, pese a que ha venido menos gente de fuera, el ambiente ha sido fenomenal, y tanto la carrera infantil como las de 4 y 8 kilómetros han sido un éxito de participación.
A mejorar
-El año pasado la prueba costaba 5 euros si se participaba en el circuito, y 8 si solo se corría la misma y este año la inscripción ha sido de 10 euros para la modalidad pro, habiéndose eliminado los premios por categorías; entiendo que es una prueba solidaria (este año a beneficio de 3 asociaciones), pero ello ha repercutido en un descenso notable del número de participantes (221 en la modalidad pro frente a 317 del año pasado), sobre todo, los foráneos.
-Por otro lado, y aunque es cierto que el circuito es bueno para quien busque hacer marca, el paseo marítimo no es lo único que tiene Fuengirola, que tiene un potencial perfecto para una prueba de 10 kilómetros por el centro que atraería a centenares de corredores de fuera; podría estudiarse para futuras ediciones.
-Y para finalizar, aunque este año no me he quedado tanto tiempo como otros años, me ha parecido que ha habido menos animación post carrera, siendo esas actividades lúdicas para toda la familia otro de los grandes atractivos de la prueba; se ha mejorado en muchos frentes y ha quedado una prueba de notable alto, pero se puede seguir trabajando para hacerla más grande año a año.
-Por otro lado, y aunque es cierto que el circuito es bueno para quien busque hacer marca, el paseo marítimo no es lo único que tiene Fuengirola, que tiene un potencial perfecto para una prueba de 10 kilómetros por el centro que atraería a centenares de corredores de fuera; podría estudiarse para futuras ediciones.
-Y para finalizar, aunque este año no me he quedado tanto tiempo como otros años, me ha parecido que ha habido menos animación post carrera, siendo esas actividades lúdicas para toda la familia otro de los grandes atractivos de la prueba; se ha mejorado en muchos frentes y ha quedado una prueba de notable alto, pero se puede seguir trabajando para hacerla más grande año a año.
Comentarios
Publicar un comentario