Conocí Archidona hace casi un año, durante la quinta etapa del Reto 360, y quedé prendado de sus tierras y de su gente.
Inicialmente no hubiera podido acudir a esta cita deportiva que tanto me habían recomendado, pero la fecha se desplazó, desgraciadamente, por un incendio, así que lo tomé como una señal, y aunque sabía que me pillaba en feria y poco descansado, tenía que acudir.
3 días atrás había estado corriendo la III Media Maratón de Cártama, y 2 noches antes había estado triscando por la Sierra de Mijas en la Integral Transmijeña Nocturna, así que llegué cansado a la Plaza Ochavada, con unas 10 horas de sueño en el cuerpo acumuladas desde el lunes, pero con mucha ilusión.
No tardé en encontrarme conocidos, el primero, a Pedro Abello, camino de la plaza, después a Jesús Ponce, y poco después a otro Jesús y también fotógrafo, el de Lafotodelruners.
Los amigos del Archidona Gymrunning estaban por doquier, así como multitud de corredores de La Senda, el Grupo Alpino Benalmádena y muchos otros clubes.
La previsión era de llovizna y hacía algo de fresco, pero yendo con manga corta, manguitos y perneras estaba cómodo; hoy correría con las Skechers Go Run Ultra, con la que acumulo más de 600 km y voy cómodo por terreno escarpado, siendo la alternativa perfecta a los huaraches con tiempo desfavorable.
A pocos minutos de la salida, los corredores más preparados comenzaron a colocarse en primera línea, pero me extrañaba no ver a Víctor Pimentel, al que había visto anteriormente...
Llegaba al trote a dos minutos de la salida y le hicieron dar la vuelta para pasar por el control de salida (qué remedio...), pero al momento y justo antes de dar la salida ya estaba bien posicionado.
Comenzó la salida, en pendiente, y no sé si fueron las cuestas, la falta de sueño o los repechos que estuve ascendiendo en la madrugada del lunes, pero las piernas no querían arrancar; se movían, pero con muchísimo esfuerzo.
En la media de Cártama me vi fuerte sin sufrir más de la cuenta, pero hoy, aunque sabía que estaría cansado, no esperaba encontrarme tan lento desde el inicio.
Me tomé la prueba con filosofía y eché a trotar en modo automático por Calle Nueva, camino de la rotonda de la CEPSA y las afueras del pueblo.
Espartano, del Primeguis y Lourdes, del Alpino, eran mis referencias; otros corredores habían realizado ya varios cambios de ritmo, pero en ese primer kilómetro que nos llevó de la Plaza Ochavada hasta el campo de fútbol ellos habían mantenido un ritmo estable, así que eran una buena referencia.
Tras un breve descenso entramos en carril, y fuimos bordeando la carretera por un sinuoso camino que nos abría unas vistas espectaculares de la Hoz de Marín.
Durante los primeros compases fuimos avanzando intercalando subidas y bajadas por el serpenteante sendero, a ratos con mayor comodidad y en algunos puntos con algo de tapón, pero mantenía mis referencias a la vista.
Aproximadamente en el kilómetro 5, sin embargo, las perdí, en un terraplén con gran pendiente y piedrecillas sueltas donde más de uno (yo mismo) pegó un buen resbalón, por lo que, salvo los más intrépidos, bajamos a ritmo de caracol.
Tras una pequeña subidita adelanté a Espartano en busca de Lourdes, pero llevaba mucho rato con ganas de orinar, y, aprovechando un recoveco del camino, me eché a un lado para miccionar; no creía que pudiese aguantar sin orinar toda la prueba, así que mejor ahora para no correr incómodo.
Al trazado le siguió una zona muy divertida por la que tuvimos que ascender una larga y empinada pendiente por la que íbamos viendo como los que ya habían subido se tiraban a tumba abierta por una pista bastante ancha, y empinada también; la carrera estaba resultando muy bonita y muy divertida.
Desde aproximadamente el km 6 hasta bien entrado el km 8 estuve ascendiendo casi en solitario, a lo lejos llevaba la silueta, ocasionalmente, de una chica de La Senda, pero no lograba echarle el guante.
Corría todo lo que podía y en las pendientes más fuertes caminaba, pero se veía que estaba en una posición demasiado adelantada para las fuerzas que tenía hoy, ya que en el tramo final de subida comenzaron a pasarme corredores, uno del Alpino, uno de rojo y otro de blanco, y en la posterior bajada, no apta para cardíacos, me adelantaron varios corredores más.
Al bajar a la pista nos encontramos con los senderistas, con los que compartimos camino bastantes kilómetros.
En el segundo avituallamiento tampoco me detuve, no tenía sed ni hambre, pero se veía, desde luego, muy bien surtido.
Comenzamos un nuevo ascenso entre senderistas, muy amables y respetuosos, dejándonos paso hasta en las zonas más estrechas, camino al cerro.
Estábamos acercándonos a una zona que conocía del Reto 360, pero de un largo y duro ascenso por la otra cara, el cortafuegos: el pinar.
Vimos un cartel de "avituallamiento a 500 metros", y ahí si decidí parar a coger algo, pero antes, habría que dar la vuelta.
Los encargados del avituallamiento nos animaban tanto a los que íbamos como a los que ya llegaban, y varios fotógrafos, entre ellos, Jesús Ponce, nos esperaban en la rápida bajada.
Cogí velocidad, recuperé alguna posición y al llegar al cortafuegos eché las manos a la espalda, agaché el lomo y comencé a subir a buen ritmo.
A medio cortafuegos levanté la cabeza para coger aire y ver como estaba el panorama, y quedé desolado por la visión del monte de enfrente, con la tierra negra y los pinos quemados por el reciente incendio, que obligó a modificar la fecha de la prueba... ¡guau!
Avanzaba junto a una mujer de negro y dos muchachos, senderistas, pero entre la fatiga y que ellos iban a buen paso, llegamos muy juntos arriba.
Tres corredores llegaron desde detrás y nos tiramos los 3 a toda velocidad hacia el avituallamiento, donde los compañeros del Archidona Gymrunning nos esperaban.
Cogí agua, isotónica, golosinas, y para la bajada, dulces de membrillo, los avituallamientos fueron de 10.
Tal y como me recordaron, la subida por el pinar tenía meneo, de hecho, me hice daño en los tibiales en ella durante el reto, en parte por cambiar a las Merrell cuando venía usando huaraches y en parte por la fatiga de tantos días corriendo, así que me tomé labajada con filosofía.
Recuerdo que aquel día en el Reto lo pasé regular en la bajada, pero hoy lo pasé en grande; no sé si estaba más limpia o al estar yo más fresco (dentro de lo que cabe) bajaba mejor, o quizás sería la seguridad psicológica que daban las cuerdas, pero bajé a buen ritmo esquivando senderistas, e incluso alcancé a un par de corredores.
Tras un breve tramo en pista, de unos 300 o 400 metros, nos separaron de los senderistas y comenzamos un nuevo ascenso, en el que intenté pegarme a la corredora que ocupaba la cuarta posición femenina en ese momento, Conchi, si no recuerdo mal.
El ascenso volvía ser de infarto, por una veredilla estrecha y escarpada, pero me lo estaba pasando en grande, y hasta me dio pena cuando se acabó...
Comenzamos un nuevo descenso, entre algunos matorrales quemados que aún olían a humo, ceniza y fuego, y comenzamos a bordear el monte buscando la subida a Archidona.
Volvimos a unirnos a los senderistas, y tras una última parada en el avituallamiento y aprovechando que, aunque no era muy ancho, el sendero permitía mantener un buen ritmo, fui recuperando posiciones.
El balizaje en todo momento me pareció excelente, pero sobre el kilómetro 18, en el que tras una rápida bajada comenzamos el ascenso a Archidona, tuve mis dudas en un par de giros, ya que creo que se mezclaban las balizas del principio de carrera con las del final.
No tenía referencia por delante en ese momento, pero si por detrás y me indicaron en los dos puntos en los que estuve a punto de despistarme.
Llegué al campo de fútbol cuando comenzaba a apretar la lluvia (había estado chispeando por tramos desde más o menos la primera hora de carrera, pero ahora iba a más), y decidí acelerar no por adelantar a un corredor que veía a lo lejos (demasiado a lo lejos), sino para llegar antes de que cayese el diluvio.
Tras adelantar a un nutrido grupo de senderistas puse una marcha más y me lancé tras el corredor por Calle Málaga, aprovechando la pendiente a favor para guardar energía en caso de ver factible un adelantamiento en la recta final, pero cuando me quise dar cuenta estaba a un giro de la Plaza Ochavada y ya no tenía tiempo.
Entré a buen ritmo pero sin esprintar, muscularmente había estado muy entero (cansado, pero sin molestias físicas) y no tenía sentido forzar la máquina.
Pasé en poco menos de 2 horas 10 minutos, y de tiempo estimado en el peor de los casos había previsto 2 horas y cuarto, así que estaba más que satisfecho.
Me recibió Jesús en meta, cámara en mano, y tras recoger la bolsa del corredor y despedirme de varios compañeros, puse rumbo al coche bajo la acuciante lluvia.
Runner llevaba solo desde poco más de las 6 de la mañana y ya ayer había pasado medio día solo, así que, en vista de como estaba el día, tras una breve charla con Pedro Abello, me cambié y arrancamos el coche justo cuando comenzó a arreciar la tormenta.
Me quedaba con ganas de haber pasado más tiempo con los miembros del Archidona Gymrunning, las circunstancias no eran las idóneas y las obligaciones mandaban... pero volveré.
Como siempre, me despido con lo mejor y peor de la prueba, que ya adelanto que me ha encantado.
¡Un abrazo!
Inicialmente no hubiera podido acudir a esta cita deportiva que tanto me habían recomendado, pero la fecha se desplazó, desgraciadamente, por un incendio, así que lo tomé como una señal, y aunque sabía que me pillaba en feria y poco descansado, tenía que acudir.
3 días atrás había estado corriendo la III Media Maratón de Cártama, y 2 noches antes había estado triscando por la Sierra de Mijas en la Integral Transmijeña Nocturna, así que llegué cansado a la Plaza Ochavada, con unas 10 horas de sueño en el cuerpo acumuladas desde el lunes, pero con mucha ilusión.
No tardé en encontrarme conocidos, el primero, a Pedro Abello, camino de la plaza, después a Jesús Ponce, y poco después a otro Jesús y también fotógrafo, el de Lafotodelruners.
Imagen de Lafotodelruners |
Con Mayte, mi cientounera favorita (aun sin ser participante) |
Con dos seguidoras del Bikila, a juego |
Con el crack Pedro Abello, minutos antes de la salida |
Instantánea de Jesús |
A pocos minutos de la salida, los corredores más preparados comenzaron a colocarse en primera línea, pero me extrañaba no ver a Víctor Pimentel, al que había visto anteriormente...
Llegaba al trote a dos minutos de la salida y le hicieron dar la vuelta para pasar por el control de salida (qué remedio...), pero al momento y justo antes de dar la salida ya estaba bien posicionado.
Comenzó la salida, en pendiente, y no sé si fueron las cuestas, la falta de sueño o los repechos que estuve ascendiendo en la madrugada del lunes, pero las piernas no querían arrancar; se movían, pero con muchísimo esfuerzo.
Arrancando motores... |
Me tomé la prueba con filosofía y eché a trotar en modo automático por Calle Nueva, camino de la rotonda de la CEPSA y las afueras del pueblo.
Cogiendo ritmo poco a poco... |
Espartano, del Primeguis y Lourdes, del Alpino, eran mis referencias; otros corredores habían realizado ya varios cambios de ritmo, pero en ese primer kilómetro que nos llevó de la Plaza Ochavada hasta el campo de fútbol ellos habían mantenido un ritmo estable, así que eran una buena referencia.
Tras un breve descenso entramos en carril, y fuimos bordeando la carretera por un sinuoso camino que nos abría unas vistas espectaculares de la Hoz de Marín.
Durante los primeros compases fuimos avanzando intercalando subidas y bajadas por el serpenteante sendero, a ratos con mayor comodidad y en algunos puntos con algo de tapón, pero mantenía mis referencias a la vista.
Aproximadamente en el kilómetro 5, sin embargo, las perdí, en un terraplén con gran pendiente y piedrecillas sueltas donde más de uno (yo mismo) pegó un buen resbalón, por lo que, salvo los más intrépidos, bajamos a ritmo de caracol.
Tras una pequeña subidita adelanté a Espartano en busca de Lourdes, pero llevaba mucho rato con ganas de orinar, y, aprovechando un recoveco del camino, me eché a un lado para miccionar; no creía que pudiese aguantar sin orinar toda la prueba, así que mejor ahora para no correr incómodo.
Al trazado le siguió una zona muy divertida por la que tuvimos que ascender una larga y empinada pendiente por la que íbamos viendo como los que ya habían subido se tiraban a tumba abierta por una pista bastante ancha, y empinada también; la carrera estaba resultando muy bonita y muy divertida.
Desde aproximadamente el km 6 hasta bien entrado el km 8 estuve ascendiendo casi en solitario, a lo lejos llevaba la silueta, ocasionalmente, de una chica de La Senda, pero no lograba echarle el guante.
Corría todo lo que podía y en las pendientes más fuertes caminaba, pero se veía que estaba en una posición demasiado adelantada para las fuerzas que tenía hoy, ya que en el tramo final de subida comenzaron a pasarme corredores, uno del Alpino, uno de rojo y otro de blanco, y en la posterior bajada, no apta para cardíacos, me adelantaron varios corredores más.
Al bajar a la pista nos encontramos con los senderistas, con los que compartimos camino bastantes kilómetros.
En el segundo avituallamiento tampoco me detuve, no tenía sed ni hambre, pero se veía, desde luego, muy bien surtido.
Comenzamos un nuevo ascenso entre senderistas, muy amables y respetuosos, dejándonos paso hasta en las zonas más estrechas, camino al cerro.
Estábamos acercándonos a una zona que conocía del Reto 360, pero de un largo y duro ascenso por la otra cara, el cortafuegos: el pinar.
Vimos un cartel de "avituallamiento a 500 metros", y ahí si decidí parar a coger algo, pero antes, habría que dar la vuelta.
Repecho con Ismael Pastrana |
Ismael, ganándome la posición |
Instantánea de Jesús, ¡a toda máquina! |
A medio cortafuegos levanté la cabeza para coger aire y ver como estaba el panorama, y quedé desolado por la visión del monte de enfrente, con la tierra negra y los pinos quemados por el reciente incendio, que obligó a modificar la fecha de la prueba... ¡guau!
Avanzaba junto a una mujer de negro y dos muchachos, senderistas, pero entre la fatiga y que ellos iban a buen paso, llegamos muy juntos arriba.
Disfrutando... |
Cogí agua, isotónica, golosinas, y para la bajada, dulces de membrillo, los avituallamientos fueron de 10.
Tal y como me recordaron, la subida por el pinar tenía meneo, de hecho, me hice daño en los tibiales en ella durante el reto, en parte por cambiar a las Merrell cuando venía usando huaraches y en parte por la fatiga de tantos días corriendo, así que me tomé labajada con filosofía.
Recuerdo que aquel día en el Reto lo pasé regular en la bajada, pero hoy lo pasé en grande; no sé si estaba más limpia o al estar yo más fresco (dentro de lo que cabe) bajaba mejor, o quizás sería la seguridad psicológica que daban las cuerdas, pero bajé a buen ritmo esquivando senderistas, e incluso alcancé a un par de corredores.
Tras un breve tramo en pista, de unos 300 o 400 metros, nos separaron de los senderistas y comenzamos un nuevo ascenso, en el que intenté pegarme a la corredora que ocupaba la cuarta posición femenina en ese momento, Conchi, si no recuerdo mal.
El ascenso volvía ser de infarto, por una veredilla estrecha y escarpada, pero me lo estaba pasando en grande, y hasta me dio pena cuando se acabó...
Comenzamos un nuevo descenso, entre algunos matorrales quemados que aún olían a humo, ceniza y fuego, y comenzamos a bordear el monte buscando la subida a Archidona.
Volvimos a unirnos a los senderistas, y tras una última parada en el avituallamiento y aprovechando que, aunque no era muy ancho, el sendero permitía mantener un buen ritmo, fui recuperando posiciones.
El balizaje en todo momento me pareció excelente, pero sobre el kilómetro 18, en el que tras una rápida bajada comenzamos el ascenso a Archidona, tuve mis dudas en un par de giros, ya que creo que se mezclaban las balizas del principio de carrera con las del final.
No tenía referencia por delante en ese momento, pero si por detrás y me indicaron en los dos puntos en los que estuve a punto de despistarme.
Llegué al campo de fútbol cuando comenzaba a apretar la lluvia (había estado chispeando por tramos desde más o menos la primera hora de carrera, pero ahora iba a más), y decidí acelerar no por adelantar a un corredor que veía a lo lejos (demasiado a lo lejos), sino para llegar antes de que cayese el diluvio.
Tras adelantar a un nutrido grupo de senderistas puse una marcha más y me lancé tras el corredor por Calle Málaga, aprovechando la pendiente a favor para guardar energía en caso de ver factible un adelantamiento en la recta final, pero cuando me quise dar cuenta estaba a un giro de la Plaza Ochavada y ya no tenía tiempo.
Entré a buen ritmo pero sin esprintar, muscularmente había estado muy entero (cansado, pero sin molestias físicas) y no tenía sentido forzar la máquina.
Pasé en poco menos de 2 horas 10 minutos, y de tiempo estimado en el peor de los casos había previsto 2 horas y cuarto, así que estaba más que satisfecho.
Me recibió Jesús en meta, cámara en mano, y tras recoger la bolsa del corredor y despedirme de varios compañeros, puse rumbo al coche bajo la acuciante lluvia.
Entrando a meta... |
¡Final! |
Me quedaba con ganas de haber pasado más tiempo con los miembros del Archidona Gymrunning, las circunstancias no eran las idóneas y las obligaciones mandaban... pero volveré.
Como siempre, me despido con lo mejor y peor de la prueba, que ya adelanto que me ha encantado.
¡Un abrazo!
Lo mejor
-El trazado del recorrido, muy variado y montañero, con tramos técnico, senderos y pistas y secciones realmente divertidas; las vistas, increíbles, había pasado por allí pero no conocía ni una décima parte de lo que Archidona ofrece.
-Solo paré a repostar en dos avituallamientos, fenomenalmente provistos y muy bien atendidos, para ser una prueba "corta" me impresionó lo bien montados que estaban.
-La prueba es económicamente muy accesible, sin llegar al euro por kilómetro, lo que, entre los avituallamientos y la bolsa del corredor (gymsac, camiseta técnica, botella de aceite de medio litro, de agua, dulce, mollete, buff, pelota antiestrés...) hace que valga la pena con creces el desplazamiento.
A mejorar
-Compartimos muchos tramos con senderistas, que aunque fueron muy amables y respetuosos en todo momento, nos "taponaron" un poco en un par de ascensos; creo que separando un poco más la salida de ambas distancias se podría solventar esto.
-Aunque, como he comentado, salvo en el tramo final el balizaje ha estado muy claro en todo momento, sí que he oído algunos corredores quejándose en meta de mismo tramo, lo que puede ser algo a mejorar.
-Y por último, y dado que no se me ocurre nada más a mejorar, podría proponerse un trazado más largo en futuras ediciones para los más diésel; creo que hay más zonas de la Hoz de Marín que podría ser interesante recorrer y una prueba paralela podría ser una buena inicativa.
-Aunque, como he comentado, salvo en el tramo final el balizaje ha estado muy claro en todo momento, sí que he oído algunos corredores quejándose en meta de mismo tramo, lo que puede ser algo a mejorar.
-Y por último, y dado que no se me ocurre nada más a mejorar, podría proponerse un trazado más largo en futuras ediciones para los más diésel; creo que hay más zonas de la Hoz de Marín que podría ser interesante recorrer y una prueba paralela podría ser una buena inicativa.
Hola Soy Carlos guía de montaña y amante de la naturaleza y el deporte. Tengo mi propia pagina personal que se llama ORONDANATURA y nos gustaría que nos añadiéramos como paginas amigas. http://orondanatura.wordpress.com
ResponderEliminarTe sigo de hace tiempo y nos gustaría estar en contacto.
¡Hola Carlos!
EliminarMe parece una iniciativa muy interesante, tengo un grupo de amigos montañeros que de vez en cuando me sorprenden con rutas del estilo integral de Sierra Tejeda, anillo de picos, Motril-Mulhacén y este año Maroma-Mulhacén; tenemos pendiente de realizar una ruta Maroma-Torrecilla de aquí a final de año, cuando concretemos fechas te avisamos, será a ritmo tranquilo, osea que podría venir cualquier persona con un fondo medianamente bueno y acostumbrado a la montaña.
¡Un saludo!