Iba a ser mi cuarto maratón de Málaga consecutivo, pero la lluvia no nos dejó.
Ya lo pasamos regular llegando a Málaga, con la tromba que caía a las 7 en la autovía (con balsas de agua de varias decenas de metros de longitud ante la cuesta del Higuerón), pero lo más gordo estaba por llegar.
A las 7:30, ya aparcados junto al cartel del km 21, salimos a dar una vuelta y buscar un baño, y en uno de los retretes portátiles me puse a faenar mientras lo que comenzó sonando como un goterón tardó apenas unos segundos en convertirse en una auténtica ducha.
Mayte y yo, ya empapados, corrimos hacia el coche, con el agua salpicando por doquier, y tras refugiarnos bajo una palmera unos minutos, y con el agua ya desbordando la acera, corrimos en estampida hacia el coche.
Estábamos helados y empapados, y el agua no hacía más que subir y subir...
No tardaron en perderse de vista las líneas del asfalto primero, y los conos de la carretera después...
¡Corre, cono, corre! |
Se retrasó la salida, y finalmente se dio el aviso de suspensión de la prueba.
Entiendo completamente la decisión, ya era arriesgado partir con alerta naranja, pero con que el tiempo hubiese aguantado medianamente...
Es una pena por nosotros, los corredores, que tanto tiempo de dedicación e ilusión habíamos puesto, por la organización, que es la primera afectada por esta situación, y por Málaga, que está quedando anegada como no recordaba desde hacía mucho tiempo...
Mucho ánimo y fuerza a todos, personalmente si puedo guardar mi inscripción para el año que viene, si no, tengo el doble de motivos para correr el maratón.
Me despido con un vídeo que coloqué en Twitter antes de la suspensión de la prueba, con el agua a media llanta... (vídeo)
¡Un abrazo a todos!
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