Desde que en 2013 participase en la XXX Maratón Internacional Ciudad de Sevilla no corría en la provincia, pero gracias a la organización de Antonio y el Club Atletismo Fuengirola, viajaríamos en grupo para echar juntos el fin de semana.
Cuando llegamos nos sorprendió el calor y eso que estamos acostumbrados en la costa, pero la falta de brisa se notaba y el calor parecía irradiarse desde el propio asfalto.
La temperatura a nuestra llegada era un par de grados superior, pero al avanzar la tarde "refrescó" |
Aun así sabíamos a lo que íbamos y yo por mi parte no he tenido problema en correr a temperaturas superiores.
De hecho, en un entrenamiento de 104 kilómetros de hace unas semanas, en los que se rondaron también los 40 grados en las horas centrales del día, Paco, Rafa y yo estuvimos planteando hacer un "Inferno Trail" de 100 km entre Osuna, Écija y Antequera, así que por mi parte estaba tranquilo.
Recogimos los dorsales, nos tomamos un refrigerio en la peña sevillista y buscamos una tienda de comestibles para comer algo antes de la salida.
La representación fuengiroleña en Casariche |
Además de Miguel Ríos, al que mi padre conoce desde hace bastantes años, nos encontramos también caras conocidas, como Jose, de Puente Genil, Cristóbal Ortigosa o Janine Lima.
Primero corrieron los chupetines, que por nuestra parte contaron con 2 participantes y posteriormente fueron corriendo las categorías inferiores hasta llegar a veteranos, quedarían 3 vueltas al circuito completo.
Mientras tanto, nosotros dimos una vuelta para reconocer parte del circuito (un 8 con bastante desnivel) y nos quedamos viendo las diferentes carreras.
Tras los veteranos echamos un ojo al nivel de la prueba, quedándonos atónitos, ya que aunque esperábamos nivel al haber premios económicos para los 15 primeros clasificados absolutos masculino y femenino había campeones autonómicos, nacionales e internacionales de pista, cross y ruta en diferentes modalidades, como Maury Castillo, Alsshane Bengoura, Ali El Fgir, Cristobal Ortigosa o Mounir Elouardi entre otros grandes cracks.
Me coloqué en tercera línea en la salida, con intención de salir reteniendo en los primeros metros y colocarme bien en cuanto los favoritos abriesen la carrera.
Tropecé un poco en los primeros metros, me abrí paso por la derecha y salí buscado un hueco a todo correr, mientras notaba como la garganta empezaba al escocer con cada bocanada de aire que daba.
Al final de la Avenida de la libertad giramos, afrontando el tramo de subida y ahí mantuve un ritmo estable mientras algunos corredores comenzaban a perder fuelle (y otros nos pasaban con fuerza desde detrás).
Mi idea era mantener el ritmo dentro de lo posible en las 3 primeras vueltas y atacar en la última; si el plan tenía éxito, remontaría posiciones y si no, como solo quedaría una vuelta y habría ido guardando fuerzas no tendría nada que perder.
Bajé con potencia por la calle Santiago Apóstol, atravesé por primera vez el arco de meta para volver a bajar por calle Ramón y Cajal rápidamente y acometí la subida por calle Blas Infante para volver a la Avenida de la Libertad.
Concentrado... |
Ya había bajado un poco la temperatura, pero el aire ambiente seguía caliente y notaba como iba calentando mis fosas nasales y garganta a su paso con cada exhalación, dejándola reseca en cuestión de minutos.
Sin perder la posición aproveché un botellín de agua de uno de los voluntarios y le di un gran sorbo.
Estoy acostumbrado a correr en ayunas y sin beber durante hasta 2 horas en verano (y hasta 3 en invierno), pero la garganta me escocía y la sensación era muy molesta, así que me enjuagué la boca, tragé en dos veces el sorbo y dejé la botella en el extremo de la calle, mientras entrábamos en la zona de la Avenida de la Libertad por segunda vez.
Pasado el cuartel de la Guardia Civil los viandantes nos aplaudían desde las mesas de las terracitas, mientras yo fijaba la mirada en una pareja de corredores que llevaba por delante; uno de ellos me había pasado en la subida de la vuelta anterior, así que lo llevaba de referencia.
A media subida, antes de llegar al parque "Óscar Moreno" un vecino sacó la manguera y la usó a modo de aspersor para refrescarnos.
Bajé con fuerza por segunda vez hacia la línea de meta y mientras mis padres y compañeros del Club Atletismo Fuengirola animaban con fervor alargué la zancada para acercarme a mi referencia.
Con la cabeza fría... y las piernas ardiendo |
Parecía haberme sacado unos 5-6 metros en esta vuelta, ahora avanzando en formación de a tres con otros dos corredores, pero notaba aun fuerzas y quedaba casi media carrera, así que mantuve la cabeza fría, volví a beber en el avituallamiento y aproveché la larga avenida para comenzar a recortar metros.
Me mantuve estable en la subida, aunque parecía que ellos no cedían ni un metro, pero en la bajada a meta comencé a alargar aun más la zancada y por fin pude percibir que la distancia que me separaba del grupo se acortaba.
Pasé por penúltima vez bajo el arco de meta y acometí la bajada con potencia.
En el mercado de abastos estaban Diana y Almudena, compañeras del club a quienes animé a mi paso mientras veía ya a pocos metros al grupo que llevaba toda la carrera persiguiendo.
Ahora eran 4, a quienes fui dando caza poco a poco en la Avenida de la Libertad, pero en el comienzo de la subida un corredor del Arunci me pilló desde detrás.
Tuvimos un par de intercambios tirando uno del otro, pero pasado el parque puso toda la carne en el asador con un potente cambio de ritmo.
En la bajada final intenté alcanzarlo, pero tenía una zancada muy potente y finalmente me sacó 4 segundos en meta, que para una carrera de poco más de 5 kilómetros es un mundo.
Aun así remonté 3 posiciones en la última vuelta, entrando el 18º absoluto; a 3 posiciones de los premios económicos, aunque mi verdadera motivación no era esa, sino superar mi mejor marca personal.
El circuito era, oficialmente, de 5200 metros y mi tiempo en meta fue de 18:03, a una media de 3:28 minutos el kilómetro pero sin llegar a superar esos 3:25 minutos de media de la Legua de San Bernabé de 2015 en Marbella.
Ya me lo imaginaba, ya que en aquella ocasión la temperatura fue mucho más suave (se corría a nivel del mar) y el circuito era totalmente llano, pero las sensaciones fueron muy buenas y creo que en un circuito más llano tengo a mano el batir la marca sin problema.
Si puedo lo intentaré de aquí a 10 días, si no, ya hasta que acabe el Spartathlon se acabarán las carreras de menos de 10 kilómetros, ya que pese a que dan mucha chispa me desgastan demasiado y necesito acumular volumen ahora mismo, no intensidad.
Todos los compañeros del club, tanto veteranos como seniors hicimos una gran actuación, a destacar Olga, que pese a haber sido 4ª esa misma mañana en la Carrera Popular Día de la Justicia Gratuita de Málaga se alzó a la 10ª posición absoluta y se hizo con uno de los premios económicos; ¡GRANDE!
Podio de la campeona. |
Tras recoger el premio pusimos rumbo a Matarredonda, donde estuvimos hasta bien entrada la madrugada de barbacoa con los compañeros del club y la familia de Antonio en una finca de la familia.
Me quedé con ganas de correr por El Rubio, Marinaleda y esa zona, pero teníamos que madrugar porque trabajaba al día siguiente y tras desayunar unos churros de El Tanito de Marinaleda, pusimos rumbo a Fuengirola.
A destacar de la prueba que por 4 euros tienes avituallamiento en carrera, cronometraje, camiseta técnica, calcetines, carne de membrillo, aceitunas, fruta y aceite de oliva, siendo gratuitas las carreras de los peques; ¡eso es fomentar el atletismo popular!
Ha sido un fin de semana frenético para mí ya que trabajaba tanto sábado como domingo, pero ha valido la pena hacer malabares para vivir la experiencia.
El domingo me tuve que tomar un descanso obligatorio, pero así empezaré con fuerza la decimonovena semana de preparación para el Spartathlon.
Me despido pero no sin antes agradecer a Antonio y su familia el esfuerzo para que esta escapada fuese un éxito.
Disfrutando de la post-carrera |
¡Un abrazo a todos!
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