Después de dos semanas compitiendo con molestias estomacales, hoy al fin podía correr a gusto; nos quedó una prueba algo pasada por agua, pero el tiempo se portó fenomenal tras el pistoletazo de salida. Antes del mismo, la noche previa, había cambiado la tradicional pizza con masa de trigo de toda la vida por una de coliflor y esa misma mañana, la sobra de pizza por un cuenco de avena con leche, dos onzas de chocolate y un puñado de fresas.