Después de dos semanas compitiendo con molestias estomacales, hoy al fin podía correr a gusto; nos quedó una prueba algo pasada por agua, pero el tiempo se portó fenomenal tras el pistoletazo de salida.
Antes del mismo, la noche previa, había cambiado la tradicional pizza con masa de trigo de toda la vida por una de coliflor y esa misma mañana, la sobra de pizza por un cuenco de avena con leche, dos onzas de chocolate y un puñado de fresas.
Tras sacar a mis perros bajo el chaparrón e ir al baño, cogí un chubasquero y me dirigí a la línea de salida a retirar el dorsal.
No habría servicio de guardarropa, me dijeron y entre ir y volver de nuevo al piso, a unos 3 km, iba a estar justo justo para la salida; por suerte, Salva Villodres, del TAC, se ofreció a guardarme las cosas en su maletero.
Ya vestido de corto estuve hablando con varios amigos y compañeros de club y a pocos minutos del comienzo de la carrera de 3 kilómetros, para los más peques, decidí dar una vuelta para reconocer el circuito.
El objetivo era doble, ver donde estaban localizados los charcos, por un lado y por el otro, entrar en calor.
Ante la previsión de diluvio (se suspendió la carrera de 7 km que clausuraba el Circuito de Carreras Urbanas de Fuengirola), no correría con sandalias, sino con las Vivobarefoot Ultra III, que imaginaba que irían mejor en mojado.
Además así no me arriesgaba a que con la lluvia se me reblandeciese la carne y volviese a abrirse la herida del pie derecho, que lleva casi 3 semanas sin darme la lata; a una semana de la circular a Mallorca sería muy arriesgado.
Pisando con cuidado las líneas blancas y buscando las zonas más secas del asfalto realicé dos kilómetros por el circuito; iba a completar la vuelta entera, pero se me echaba el tiempo encima, así que decidí volver a meta.
Me encontré con Salva Villodres y Salva Rodriguez, del TAC, con quienes completé la vuelta.
El segundo me pidió consejo para correr los 101 km de Ronda, ya que va este año un buen grupo del club, así que le di un par de consejos pero quedó mucho en el tintero; a ver si coincidimos en alguna tirada larga o entreno y podemos completar la conversación.
Charlando con Silvia y Jose me di cuenta de que ya estaba formándose el pelotón de salida bajo el arco de Acristalia, patrocinador de la prueba, así que tras saludar también a Gary, me puse en segunda fila en la línea de salida.
Mis dos mejores marcas de 10 kilómetros son en este circuito, pero entre que el circuito estaba mojado y que este año no me veo tan fuerte como el anterior, prefería controlarme en la salida y apretar en la segunda vuelta.
El bocinazo de salida me pilló desprevenido, ya que aún no había acabado la cuenta atrás, así que aceleré de golpe, derrapando ligeramente en los primeros apoyos y me lancé hacia la cabeza de carrera, camino del primero de los 7 giros de 180º.
Entré muy abierto en el giro, nos fuimos colocando en varios grupos tras el paso por meta y mientras dejaba que el grupo de Juan Carlos Cabello, Cristian Benítez, Antonio Caba y Antonio Román cogiese la delantera, a mi alrededor se fue formando otra grupeta.
Nos juntamos Juan Antonio, del Acebuche y Francisco Corpas y José Manuel Marín, del Torremolinos; por delante llevábamos a Claudio Sepúlveda y Raúl Sudri, cerca del grupo de cabeza, Lucas Fernández, del Torremolinos y Miguel Prieto, del Almagro Trotón, cuya camiseta me sonaba de la pasada Media Maratón Rural Villa de Mijas.
Pasamos el primer kilómetro en 3:33 a muy buen ritmo, aunque mejor venían Adrián Johansen y Akash Teckchandani, de La Senda, que nos pasaron con ímpetu.
Continuamos a buen paso acercándonos a Lucas, a quien cogimos en la rotonda del Norauto, completando el segundo kilómetro en 3:36, justo cuando nos alcanzaba Moreno, del TAC.
Había notado que en la rotonda de la diversidad había resbalado un poco y entré con cautela en esa segunda rotonda, pero por suerte no noté nada raro, así que apreté un punto el ritmo y en el segundo giro de 180º me lancé a la caza de Adrián.
Veía que Raúl Sudri se había descolgado un poco y confiaba en que siguiendo la estela de Adrián y Akash pudiese alcanzarle, pero en el tramo hasta el siguiente giro de 180º, frente al edificio de oficinas del Parque Miramar me di cuenta de que iban a un ritmo muy fuerte.
3:41 marcó el GPS justo en el giro, así que decidí bajar un punto el ritmo para atacar en la segunda vuelta; emprendí el camino de vuelta hacia la Avenida Andalucía buscando las zonas menos mojadas del asfalto y me di cuenta de que había dejado de llover.
De nuevo me resbalé ligeramente en la rotonda de la diversidad, así que me abrí hacia la izquierda en la avenida, ya que aunque recorriese más distancia, el asfalto estaba encharcado en el margen derecho.
Escuchaba pasos por detrás, cada vez más cercanos y al completar el cuarto kilómetro (3:42) vi de refilón las camisetas del Torremolinos; ahí estaban Francisco y José Manuel.
Decidí bajar un punto el ritmo y dejar que ellos tirasen y reconozco que me relajé, ya que el siguiente kilómetro lo completamos en 3:51.
Giramos camino a meta por penúltima vez y tras hacer el kilómetro más lento de la prueba, en 3:56, apreté un punto el ritmo, aunque en esta ocasión mis perseguidores no se despegaron ni un ápice de mi.
Tenía al alcance de la vista a Raúl Sudri, al que ya habían dejado atrás Akash y Adrián, pero no cedía ni un metro de terreno.
Volví a apretar tras el giro de 180º frente al Dunnes Stores, completando otro kilómetro en 3:51 y por momentos bajando, pero iba codo con codo con Francisco, así que en vista de que no iba ni a acercarme a mis mejores marcas, opté por guardar energías para los dos últimos kilómetros.
Pasamos el 8º kilómetro en 3:52 y tras un par de resbalones en la rotonda de la diversidad, escuché como se acercaban pasos a gran velocidad.
Primero nos adelantó un muchacho extranjero, en quien no había reparado si quiera en los giros, así que intenté pegarme a él.
Completamos el kilómetro 9 en 3:50 y comencé a pisar el acelerador, pero me adelantaron tanto él como Juan Antonio, del Acebuche y llegando al arco de Acristalia, Francisco comenzó a distanciarse mientras me adelantaba otro corredor.
Llegamos al último giro de 180º y Francisco que había perdido fuelle, me dijo que pensaba que la meta era el arco de Acristalia; algo parecido nos pasó en una carrera litoral, en la que había que bajar a la siguiente rotonda tras los elefantes, hace unos años.
Yo tenía controlado el circuito, así que entré con cautela en el último giro, para no caerme tan cerca de meta y en el sprint final me adelantaron finalmente Juan Antonio y el corredor del Almagro Trotón.
El último kilómetro lo realicé en 3:42, señal de que podría haber apretado más, especialmente si el circuito hubiese estado seco.
Finalicé en 37:37, decimocuarta posición absoluta y quinta sénior; completado con éxito el primer entrenamiento de la jornada, a la espera de ver si el tiempo me respeta en la segunda sesión.
¡Un abrazo a todos!
Antes del mismo, la noche previa, había cambiado la tradicional pizza con masa de trigo de toda la vida por una de coliflor y esa misma mañana, la sobra de pizza por un cuenco de avena con leche, dos onzas de chocolate y un puñado de fresas.
Tras sacar a mis perros bajo el chaparrón e ir al baño, cogí un chubasquero y me dirigí a la línea de salida a retirar el dorsal.
No habría servicio de guardarropa, me dijeron y entre ir y volver de nuevo al piso, a unos 3 km, iba a estar justo justo para la salida; por suerte, Salva Villodres, del TAC, se ofreció a guardarme las cosas en su maletero.
Ya vestido de corto estuve hablando con varios amigos y compañeros de club y a pocos minutos del comienzo de la carrera de 3 kilómetros, para los más peques, decidí dar una vuelta para reconocer el circuito.
El objetivo era doble, ver donde estaban localizados los charcos, por un lado y por el otro, entrar en calor.
Ante la previsión de diluvio (se suspendió la carrera de 7 km que clausuraba el Circuito de Carreras Urbanas de Fuengirola), no correría con sandalias, sino con las Vivobarefoot Ultra III, que imaginaba que irían mejor en mojado.
Además así no me arriesgaba a que con la lluvia se me reblandeciese la carne y volviese a abrirse la herida del pie derecho, que lleva casi 3 semanas sin darme la lata; a una semana de la circular a Mallorca sería muy arriesgado.
Pisando con cuidado las líneas blancas y buscando las zonas más secas del asfalto realicé dos kilómetros por el circuito; iba a completar la vuelta entera, pero se me echaba el tiempo encima, así que decidí volver a meta.
Me encontré con Salva Villodres y Salva Rodriguez, del TAC, con quienes completé la vuelta.
El segundo me pidió consejo para correr los 101 km de Ronda, ya que va este año un buen grupo del club, así que le di un par de consejos pero quedó mucho en el tintero; a ver si coincidimos en alguna tirada larga o entreno y podemos completar la conversación.
Charlando con Silvia y Jose me di cuenta de que ya estaba formándose el pelotón de salida bajo el arco de Acristalia, patrocinador de la prueba, así que tras saludar también a Gary, me puse en segunda fila en la línea de salida.
Mis dos mejores marcas de 10 kilómetros son en este circuito, pero entre que el circuito estaba mojado y que este año no me veo tan fuerte como el anterior, prefería controlarme en la salida y apretar en la segunda vuelta.
El bocinazo de salida me pilló desprevenido, ya que aún no había acabado la cuenta atrás, así que aceleré de golpe, derrapando ligeramente en los primeros apoyos y me lancé hacia la cabeza de carrera, camino del primero de los 7 giros de 180º.
Entré muy abierto en el giro, nos fuimos colocando en varios grupos tras el paso por meta y mientras dejaba que el grupo de Juan Carlos Cabello, Cristian Benítez, Antonio Caba y Antonio Román cogiese la delantera, a mi alrededor se fue formando otra grupeta.
Primeros compases |
Buscando grupo |
Pasamos el primer kilómetro en 3:33 a muy buen ritmo, aunque mejor venían Adrián Johansen y Akash Teckchandani, de La Senda, que nos pasaron con ímpetu.
Cogiendo ritmo |
Había notado que en la rotonda de la diversidad había resbalado un poco y entré con cautela en esa segunda rotonda, pero por suerte no noté nada raro, así que apreté un punto el ritmo y en el segundo giro de 180º me lancé a la caza de Adrián.
Veía que Raúl Sudri se había descolgado un poco y confiaba en que siguiendo la estela de Adrián y Akash pudiese alcanzarle, pero en el tramo hasta el siguiente giro de 180º, frente al edificio de oficinas del Parque Miramar me di cuenta de que iban a un ritmo muy fuerte.
3:41 marcó el GPS justo en el giro, así que decidí bajar un punto el ritmo para atacar en la segunda vuelta; emprendí el camino de vuelta hacia la Avenida Andalucía buscando las zonas menos mojadas del asfalto y me di cuenta de que había dejado de llover.
De nuevo me resbalé ligeramente en la rotonda de la diversidad, así que me abrí hacia la izquierda en la avenida, ya que aunque recorriese más distancia, el asfalto estaba encharcado en el margen derecho.
Escuchaba pasos por detrás, cada vez más cercanos y al completar el cuarto kilómetro (3:42) vi de refilón las camisetas del Torremolinos; ahí estaban Francisco y José Manuel.
Decidí bajar un punto el ritmo y dejar que ellos tirasen y reconozco que me relajé, ya que el siguiente kilómetro lo completamos en 3:51.
Giramos camino a meta por penúltima vez y tras hacer el kilómetro más lento de la prueba, en 3:56, apreté un punto el ritmo, aunque en esta ocasión mis perseguidores no se despegaron ni un ápice de mi.
Inmersos en la segunda vuelta |
Volví a apretar tras el giro de 180º frente al Dunnes Stores, completando otro kilómetro en 3:51 y por momentos bajando, pero iba codo con codo con Francisco, así que en vista de que no iba ni a acercarme a mis mejores marcas, opté por guardar energías para los dos últimos kilómetros.
Pasamos el 8º kilómetro en 3:52 y tras un par de resbalones en la rotonda de la diversidad, escuché como se acercaban pasos a gran velocidad.
Primero nos adelantó un muchacho extranjero, en quien no había reparado si quiera en los giros, así que intenté pegarme a él.
Completamos el kilómetro 9 en 3:50 y comencé a pisar el acelerador, pero me adelantaron tanto él como Juan Antonio, del Acebuche y llegando al arco de Acristalia, Francisco comenzó a distanciarse mientras me adelantaba otro corredor.
A falta de un giro para entrar por meta |
Yo tenía controlado el circuito, así que entré con cautela en el último giro, para no caerme tan cerca de meta y en el sprint final me adelantaron finalmente Juan Antonio y el corredor del Almagro Trotón.
¡Meta! |
Algunas estadísticas de la carrera |
¡Un abrazo a todos!
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