Hacía 2 años que no participaba en la media maratón de mi localidad, donde en 2017 conseguí mi mmp en la distancia.
Hoy el objetivo era muy diferente, en cuanto a tiempo, me saldría una buena carrera si lograba aferrarme a la barrera de la hora treinta; el verdadero objetivo era ver si tras 2 ultras en 2 semanas consecutivas, podía competir sin dolores o necesitaba un parón.
El 27 de septiembre, tras 2 semanas de tapering, participé en el XXXVII Spartathlon, donde luché hasta la última zancada y hasta el último minuto, pero una hinchazón que me limitaba la movilidad de la rodilla izquierda hizo que me cortasen por tiempo.
Había llegado al kilómetro 215 en 31h 20', por lo que por segundo año consecutivo estaba fuera de la prueba, aunque más que esa eliminación, me preocupaba mi rodilla izquierda.
No volví a trotar de nuevo hasta el 10 de Octubre, haciendo esa semana en 4 días 77,3 kilómetros, al fin sin molestias.
La semana siguiente, del 14 al 20, entrené el 15 y 16, compitiendo el sábado 19 en los 100 kilómetros de Caldes.
No hice nada más hasta justo la semana siguiente, en la que participé en la I Spain Backyard Ultra de Orense, en Castro Caldelas, donde paré tras 13 horas de competición al notar molestias en la misma rodilla que me había sacado de carrera en Sparta.
Esta semana salí solo ayer, a trotar una hora para ver como estaba y si corría la media y como molestias no tuve, decidí plantarme esta mañana en la salida.
Si hubiese sido fuera, aunque cerca, no hubiese ido, pero siendo la media local y llevando 40 atletas y otros tantos voluntarios, tenía que ir.
Último homenaje a Pedro, difunto concejal de deportes que en paz descanse. |
Y con los compañeros del TAC |
Así que decidí que si podía aguantar al ritmo que me diesen las piernas, seguiría adelante con el plan de participar en mes y medio en las 24h de Can Dragó, en Barcelona.
De tener molestias, tocaría parón de verdad, recuperar y con suerte, participar en las 12h de la misma prueba.
En los últimos 36 días había corrido 9 días (solo había entrenado 7), por lo que sabía que el estado de forma que había conseguido en el último año para llegar fuerte a Grecia ya se había esfumado.
Si hubiese sido una prueba más larga posiblemente hubiese ido mejor, pero me interesaba correr la media para ver qué ritmos era capaces de mantener tras casi 2 meses sin ver el 4 en el minutero del GPS.
En el corralito de salida me encontré muchas caras conocidas y me hubiese encantado poder correr con ellos, pero sabía que no estaba para mucho.
Madre e hijo |
Fue muy agradable encontrarme con Jesús Manuel, recientemente bautizado como Bicho Runner, así como con corredores del Todos a Correr, Torremolinos, San Pedro...
Como se suponía que habría globo de 3 horas intentaría pegarme a él y si a unas malas por el viento al final decidían quitar las liebres, intentaría pegarme a Peluki y Álvaro, que irían buscando la hora y media.
Tras una agradable conversación con uno de los atletas en handbike y su mujer, naturales de Ordicia, con quien estuve charlando sobre ultrafondo, el Ehunmilak y la gesta de Eva Esnaola en el mundial de 24 horas tocaba formación para la salida.
No tenía prisa, así que mantuve la posición, dejando bastantes líneas de margen con la alfombrilla de salida y tras un emotivo minuto de silencio, comenzó la prueba.
Buscando sitio |
"¡Ahí hay hueco!" |
El primer kilómetro salí lento, buscando la posición y el ritmo, por lo que como me veía cómodo, tras dar la vuelta al recinto ferial y antes de salir por la Avenida Jesús Santos Rein, intenté pegarme al grupo del Peluki.
Definitivamente no podría acompañar a Peluki |
Completé el segundo kilómetro en 4:04 y aun así se me seguían escapando, así que tomé la resolución de continuar "en solitario".
Tenía a muchas caras y camisetas conocidas, así que en vista de que al final no había globo de 3 horas, tocaría hacer mi carrera; me puse los cascos a buen volumen y me olvidé de ritmos y del GPS, correría por sensaciones.
Aun seguían adelantándome corredores en el giro en la rotonda de los caballos y esporádicamente lo seguirían haciendo en gran parte de la prueba.
Era lo bueno de que hubiese crecido tanto la prueba, aunque no encontrase grupo al que engancharme, al menos no iría solo.
Pensaba que iba solo, pero tenía un buen grupo conmigo |
Vi a lo lejos una camiseta del club bajando la cuesta de la ermita y tras un buen rato intentando distinguir entre la muchedumbre de quién era, me di cuenta de que era César, un buen fichaje al ser entrenador y fisio aparte de corredor.
Me lo puse como referencia y lo acabé alcanzando poco antes de llegar a la estación de tren, pero iba a un ritmo más tranquilo y decidió no pegarse.
Apenas unos metros más adelante, pasado el mercado, nos cruzamos por el otro lado de la avenida con la cabeza de carrera, que avanzaba a ritmo implacable.
Poco después vi a José Luis Castañeda, tras él a Antonio Ibáñez y a poca distancia, Álvaro y Peluki.
No sé a que ritmo iban, pero para mi en mis circunstancias, era excesivo, al menos para ese punto de la carrera (llevábamos solo 4 kilómetros).
Al menos, ya me adelantaban menos corredores y de hecho iba con el "modo cazador" activado, ya que tras César, me puse de referencia a un par de corredores que llevaban camiseta llamativa y ritmo estable y los alcancé antes de llegar al recinto ferial.
En la rotonda de los colores me fijé en un tercero, que llevaba el nombre en la camiseta, Pedro, al que intenté pegarme y por momentos, lo conseguía.
Compartiendo fatigas con Pedro |
Fuimos juntos un buen rato, pero llegando de nuevo a la rotonda de los caballos, comenzó a acelerar y me acabo dejando atrás, así que me puse de referencia a una mujer que llevaba la camiseta de Los Chakales.
Se que hemos coincido previamente en otras carreras, pero no consigo acordarme de su nombre.
La alcancé llegando al Biopark y en la bajada hacia la rotonda del torso la acabé dejando atrás, mientras escuchaba a un nutrido grupo de corredores pisándome los talones.
Teníamos una avenida larga ante nosotros y más o menos iríamos resguardados del viento, así que intenté mantener el ritmo mientras me daba cuenta de que se iba a hacer muy larga la media maratón.
Acababa de completar el kilómetro 8, por lo que no llevaba ni la mitad y corría no ya cazando, sino intentando no ser cazado.
La compañía del grupito me vino muy bien durante algo más de un kilómetro, así como la breve charla con un corredor argentino que llevaba unas Hoka.
Debíamos ser una imagen curiosa, un corredor con calzado maximalista y otro con sandalias avanzando casi con la zancada sincronizada.
Aun así me di cuenta de que me iban sacando de punto cuando comenzaba a ver en la distancia camisetas que no había visto desde el principio de la prueba, por lo que decidí descolgarme un poco y continuar en solitario.
Pasado el km 9, frente al Mercadona |
Comenzaba a acercarme al ecuador de la prueba y mentalmente me iba animando, ya que aunque iba forzado, a un ritmo que no sabía si podría mantener hasta el final de la prueba, al menos no tenía molestias musculares ni articulares.
Iba metido en esos pensamientos cuando escuché desde detrás "te pillé", bajando la cuesta previa al Ñaca y me sorprendió ver a uno de los panaderos de mi barrio.
Habíamos hablado previamente y seguro que habíamos coincidido en carreras, pero nunca nos habíamos visto durante la competición.
Iba fuerte, así que tras charlar brevemente dejé que se escapase mientras me preparaba para la bajada al paseo marítimo.
Me alegró mucho ver a Danielle y sabía que en pocos kilómetros me encontraría con la cabeza de carrera, así que intentando centrarme en eso y en que ya había pasado el ecuador de la prueba, continuaba corriendo.
El viento, como me esperaba, era duro, con algunas rachas fuertes, así que ahora que avanzábamos en hileras en lugar de en grupos y sin el resguardo de los edificios, molestaba bastante.
Tuvo gracia cuando llegamos al kilómetro 11 que justo cuando otro corredor y yo pasábamos a su lado, una racha de viento lo lanzó contra el suelo.
No pude resistirme a decirle a mi compañero que por fin había entendido la expresión "los kilómetros fueron cayendo" y esa broma tan tonta me dio fuerzas para acelerar un poco.
Desde que habíamos llegado al paseo marítimo aun no me habían adelantado y no paraba de pasar a gente, por lo que pensaba que pese a estar mal, había quienes estaban peor y no podía quejarme.
Estaría físicamente más cansado por las palizas recientes, pero estaba corriendo con cabeza y sin molestias, así que habría que apretar los dientes y continuar al mismo ritmo, que es como se corre una media de asfalto.
Desde la lejanía una moto de la policía usó las sirenas para indicarnos que pasásemos al carril izquierdo y poco después nos con la cabeza de carrera.
Hacía un rato iba pensando en que no llevaba aun ni media carrera y ya se me estaba haciendo largo y ahora iba corriendo a buen ritmo y desgañitándome cada vez que veía a algún corredor conocido para darle ánimos.
Me sorprendió a lo lejos ver la camiseta de Pedro, con quien había estado corriendo en los primeros kilómetros y lo alcancé junto al chiringuito Oasis, pero no pudo acoplarse.
Era el momento delicado, donde si habías salido guardando fuerzas aun tenías fuelle para rato y si habías salido justo había ya que recular antes de reventar.
Me sentía fuerte y recordé por qué durante mucho tiempo las medias maratones eran mi distancia favorita, por esa estrategia de dosificación que en una carrera más corta apenas supone unos segundos si se hace mal y ya en esta prueba puede suponer minutos.
Qué decir de pasarte de rosca en la primera mitad de un ultra... puede suponer una diferencia de horas frente a quien dosifica bien y costarte hasta la carrera...
Las caras conocidas comenzaron a hacerse más frecuentes y tras el giro en la rontonda de La Cubana me di cuenta de que podía ser aun alcanzable el grupo del Peluki.
Me desmotivó un poco ver poco más adelante el grupo de la hora treinta y cinco, ya que no sabía qué tiempo llevaba en carrera (no quería mirar el GPS) pero estaba más cerca de alcanzarme que yo de alcanzar a mis compañeros.
Aun así me concentré en continuar adelantando corredores, aprovechando la estela de los que llegaban desde atrás con fuerza y tratando de evitar las rachas de viento colocándome a la espalda de mis perseguidores.
Fueron 6 kilómetros de paseo marítimo de vuelta a la Novecento, por donde ascendimos de nuevo a la rotonda del torso que se me hicieron muy duros, pero entre los ánimos de otros corredores y de los voluntarios, lo estaba disfrutando.
Mención especial para mi abuela, sentada con una amiga en un banco del paseo marítimo, desde donde me trasmitió toda su energía.
Con vuestro permiso, resumo en imágenes esos kilómetros...
Manteniendo el tipo |
Pasado el kilómetro 16 |
Llegando al 17 |
Se sufre, pero también se disfruta... |
Fue un alivio el resguardo del viento que nos dieron los edificios y me sorprendió ver a Juan Manuel Moreno en ese punto de la carrera, ya que lo había visto muy entero cuando nos habíamos ido cruzando.
Se ve que el tramo de paseo marítimo se había cobrado su peaje; analizando a posteriori los datos, mi kilómetro más lento fue en los últimos km de ese tramo, a 4:38.
Quedaban poco más de 3 kilómetros para meta y lo sabía, por lo que fue apretando el paso, especialmente una vez llegué a la plaza de toros.
Es mi zona de entrenamiento habitual y conozco cada losa del camino, así que me lancé para vaciar lo poco que me quedaba.
Aunque fui en progresión los últimos kilómetros (4:38-4:34-4:26-4:27) aun así había quien llegaba con más fuerza aun y me pasaba con una facilidad pasmosa.
Si os preguntáis por qué me salió más lento el último kilómetro que el penúltimo es sencillo... miré el GPS al llegar a la rotonda de los caballos para ver si bajaba de hora y media, pero la había superado ya.
Desmotivado, decidí aguantar el tipo hasta la meta y ni si quiera esprinté.
No había tenido molestias en toda la carrera y no tenía sentido apretar más en el último kilómetro y arriesgarme a tenerlas al final de la prueba.
Finalmente el tiempo en meta fue de 1:33:07, puesto 25 senior y 129 absoluto.
La prueba del delito |
Es mi media maratón más lenta desde 2012, en ese año hubiese sido mi segunda mejor marca, pero nunca había corrido en 3 semanas consecutivas dos ultramaratones y a la tercera una media maratón.
La parte positiva es que he comprobado que ya puedo competir en una distancia considerable como es la media maratón sin molestias, por lo que, a mes y medio de Can Dragó, creo que puedo llegar de nuevo en forma.
Quedan unas semanas duras por delante y me gustaría buscar otra media a 2-3 semanas vista para ver si el entrenamiento va dando resultados.
Para mi, hoy ha comenzado la temporada y estos son los datos del día 0...
03/11/2019
-Peso en ayunas 64,2 kg
-Tiempo en media maratón 1:33:07
-Pulsaciones promedio 167 ppm
-Ritmo promedio 4:24 min/km
-Puntuación VDOT: 49.0
¡Volvemos a la carga!
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