Tras una semana de parón disfrutando de la cultura y gastronomía italianas llegué el sábado de madrugada a casa y ya esa mañana realicé mi primer trote después de siete días. Tenía las piernas muy pesadas y doloridas, los casi 160 kilómetros realizados en 5 días habían pasado factura y aunque el ritmo fue bueno, me costó trabajo el entreno.