Esta iba a ser una carrera especial, no solo por ser mi primera milla desde 2019, sino porque por primera vez desde 2017 (si la memoria no me falla) coincidiría en una carrera con mi hermana.
Hasta octubre, que correré la maratón de Palma no tengo ningún objetivo (éste y el de Valencia son los dos que me quedan este año), pero intentaré participar en las pruebas cortas que pueda compaginar con el trabajo para coger chispa.
Llegamos temprano a la salida y tras aparcar y recoger los dorsales, estuve trotando 35 minutos, los primeros minutos con mi hermana, luego cerca de 20 en solitario y los últimos con Pablo Cabuli, que calzaba las flamantes Nike Alphafly Next 2.
Charlando sobre entrenos, zapatillas y carreras completamos el entrenamiento y nos pusimos a disfrutar de las millas de los más pequeños.
Pronto llegó el turno de mi hermana, que sin entrenamiento ninguno y con molestias en la cadera finalizó en 8:17.
Tras la carrera de las chicas llegó nuestro turno y tras coger sitio en segunda línea en la salida (se veía mucho corredor joven, fino y con ganas) comenzó la carrera.
Salí a gran velocidad, pero algo retenido porque algunos de los corredores que llevaba por delante comenzaron a decelerar y había poco espacio para maniobrar y adelantarlos.
La carrera era en una avenida totalmente recta, con algo de viento en contra a la ida y a favor en la vuelta y 5 giros de 180º por lo que no quería separarme mucho de la cabeza de carrera para no descolgarme.
Conseguí coger bien el primer giro y ahí ya si pude acelerar a tope y meterme por el lateral para ir cogiendo posiciones.
De corredores conocidos cogí primero a Juandi y cuando llegué a la espalda de Pablo Cabuli, me dejó la posición.
Volví a girar, corriendo ya en cuarta posición y con la cabeza de carrera al alcance de la mano.
Aceleré a fondo pero no conseguía recortar ni un metro a la cabeza de carrera y para colmo en el tercer giro de 180º se me fue un poco la pierna de apoyo, lo que me hizo trastabillar y perder velocidad.
Dani Maldonado estaba ya fuera de todo alcance y tanto Carretero como Juan Pino pese a estar aun a tiro, comenzaban a distanciarse.
Penúltimo giro de 180º y por el rabillo del ojo veía a Pablo Cabuli cada vez más cerca y no me veía capaz de apretar.
Tuve cuidado de abrirme bien en el último giro y me coloqué a la derecha para intentar apretar en los últimos metros, si es que quedaba algo.
Con apenas 150 metros de carrera escuché las pisadas de Pablo cada vez más cerca y me rebasó con potencia.
Me quedaba aún una última marcha y conseguí alcanzarle cuando el arco de meta estaba a menos de 50 metros.
No sabía si entraría antes que él o me pasaría de nuevo, pero en esos momentos me concentré únicamente en correr y en el dolor de garganta, que al llevarla seca era peor que el de una mala faringitis.
Finalmente entré a meta en cuarta posición, con un tiempo de 04:52, a dos segundos de mi mejor marca en la distancia en competición (04:50 en la II Milla Solidaria de Fuengirola en 2016).
En abril de este año, en un entreno de series de 2 km en pista hice 04:46 entrenando en solitario con viento a favor, así que creo que en una milla con menos giros debería mejorar esa marca, la más longeva de todas mis distancias a día de hoy.
Entregué el chip, recogí la camiseta y un botellín del agua y me fui tosiendo al coche.
Casi cinco minutos tardé en recuperar el aliento, aún con la garganta muy irritada y con tos intermitente.
Tras unos diez minutos de trote para volver a la calma la tos se estabilizó, aunque el dolor de garganta aun permanece, se nota que no estoy acostumbrado a estos ritmos.
Mi enhorabuena para la organización por celebrar una prueba desde los más pequeños a los más mayores, con cronometraje por chip, camiseta, agua y numerosos trofeos a un coste de 0 euros para los participantes, pruebas así están en vías de extinción.
Me despido hasta la próxima con una foto del podio, espero veros pronto de nuevo ;)
enhorabuena. si la prepararas en conciencia te podrias acercar perfectamente a los 4,30 . un saludo.
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