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XXXV Media Maratón de Marbella

 

Salí temprano para Marbella junto a Riccardo, ya que en otras competiciones en la localidad había empleado docenas de minutos en aparcar y no quería que fuese así esta vez, ya que teníamos que recoger los dorsales.

Por suerte no tuvimos problema, ya que fuimos de los primeros en aparcar en el llano junto a la zona de salida y tras algunos contratiempos (me dejé el DNI en la furgoneta, pero pude recoger el dorsal con los datos de inscripción y Riccardo no salía en la lista, pese a haber pagado en tiempo y forma) recogimos los dorsales.

Tras una rápida visita a los WC químicos y saludar a Carlos, el Speaker, antiguo compañero del Burjassot a quien no conocía (le llamó la atención la equipaciónd el club y se acercó a saludarme), comencé a calentar.

A poco menos de 20 minutos para salir me tomé el primero de los geles Maurten con Cafeína y me dirigí a la zona del arco para ir cogiendo sitio.

Amenizando la espera para la salida, Carlos fue presentando a alguno de los favoritos para ganar la prueba, como el olímpico Reyes Estévez, el jovencísimo Youness Belyamna, que debutaba en media pero tiene una marca de 31' en el 10.000 o el incombustible Javier Díaz Carretero.

Entre otros pesos pesados estaban Cristian Benítez, Dani García, Dani Arcas o Cristóbal Ortigosa.

Riccardo pensaba salir a 3:40 hasta mitad de recorrido y luego apretar a 3:30 o así y Juan Moreno tomaría un planteamiento algo más agresivo pero con la misma idea, aprovechando el viento a favor en la vuelta a meta.

Mi idea era rodar a entre 3:24 y 3:26 todo lo posible, sabía que los tramos de albero me retrasarían al menos un par de segundos o quizás algo más por kilómetro, pero confiaba en poder hacer una marca entre 1:13 y 1:14, que estaría muy bien al comienzo de la temporada.

Entre los corredores que se fueron metiendo en la línea de salida ya a escasos minutos del comienzo y aquellos que avanzaban desde detrás, pasé de primera línea a tercera, pero bueno, así me aeguraba de no lanzarme más de la cuenta en la salida.

Con el comienzo de la prueba me abrí todo lo que pude a la derecha para no tropezar con los corredores que se iban rezagando y en cuanto pude me pasé al lateral izquierdo, afrontando con energía la pendiente en contra con la que empezábamos la prueba.

En cuestión de metros la pendiente se niveló y poco después comenzó a descender, aprovechando la inercia del desnivel a favor para alargar la zancada pero sin ánimo de alcanzar al grupo de cabeza; yo pasé el primer kilómetro en 3:22 así que ellos debían ir como poco a 3:15 por la ventaja que me sacaban ya.

Había adelantado a media docena de corredores pese a comenzar muy adelante en la línea de salida y por el momento avanzaba en solitario, hasta que me alcanzó por detrás Jorge Soto, del Bahía de Cádiz, al que me pegué.

Le perdí unos metros en la entrada al puerto de Marbella, ya que se cruzó sin mirar un hombre mayor con una cámara de fotos, al ver a Jorge, que iba un metro por delante se asustó y se echó hacia atrás y yo tuve literalmente que saltar para no comérmelo.

Con la adrenalina del momento apreté el paso y me volví a colocar tras Jorge, mientras nos íbamos cruzando con la cabeza de carrera.

Youness iba destacado en cabeza, seguido por otro grupo del que tiraba Reyes Estévez.

Conté 9 corredores por delante, giramos y vi a escasos metros a Juan y poco detrás a Riccardo.

Nos fuimos cruzando con un montón de corredores de camino a la salida del puerto, muchos de los cuales me reconocían y animaban.

Con la mirada perdida en la marabunta multicolor que inundaba la entrada al puerto no me di cuenta de que se aproximaba un bordillo, pisé mal y casi me voy al suelto en la acera opuesta a la que casi me como al fotógrafo.

De nuevo perdí metros con respecto a Jorge, que iba disparado a por un corredor de amarillo.

Estábamos llegando al quinto kilómetro, así que di un tirón del cinturón donde llevaba los geles y saqué el segundo gel con cafeína, con tal mala suerte que saqué la correa de la cinta que la aseguraba.

Iba concentrado tomándome el gel y cuando me di cuenta llevaba el cinturón deslizándose hacia las piernas.

Le di un tirón fuerte y seguí avanzando, pero con cada zancada notaba como perdía fuerza y no podía mantener el ritmo y manipularlo para pasarlo por la cinta que lo debía mantener en su sitio, así que le hice un nudo a lo bruto, que pareció asegurarlo, y continué corriendo.

Como imaginaba, había pasado de hacer el kilómetro más lento en asfalto a 3:27 a rodar a 3:30 por el albero, con Jorge ya desaparecido y el corredor de amarillo bastante lejos como para intentar acercarme, así que mantuve el ritmo en solitario.

Varias caras conocidas me animaron en la zona de los relevos del km 7 y poco después comencé a escuchar pasos desde detrás, no sabía si de perseguidores de la media o de relevistas.

Poco antes de llegar al kilómetro 9 me alcanzaron Juan Moreno, del Califas y Juan Lara, del Algaida.

Me tomé el primero de los geles normales, para el que me vino genial un poco de agua del avituallamiento pasado el puente de madera del Río Verde.

En el giro para acceder al mismo vi a Riccardo de cerca, que estaba haciendo un carrerón (confiaba yo más que él en que bajaría de la hora y cuarto) y por el ritmo que llevaba pensaba que nos acabaría alcanzando.

Ambos Juanes se rezagaron un poco en el avituallamiento, así que cogí las riendas y empecé a tirar hacia el interior de Puerto Banús, donde soplaba una fuerte ventolera.

Nos fuimos dando relevo y la verdad es que pese al esfuerzo, después de ir tirando solo casi media carrera, ese tramo se me hizo muy llevadero, ya que entre la compañía y volver a cruzanos con la cabeza de carrera y nuestros inmediatos perseguidores en ambos giros del espigón, en nada estábamos saliendo de nuevo del puerto.

El corredor con camiseta amarilla comenzaba por fin a ceder terreno, aunque tras el paso por el avituallamiento, en el que volví a dar un buche y me eché el resto de agua por encima, ya que me notaba sofocado, era yo el que perdía algo de fuelle con respecto a mis compañeros.

Juan Lara, que ahora tiraba del grupo, me animó a pegarme a él y uno o dos metros por detrás venía Juan Moreno.

En la vuelta al albero intentaba no perder distancia con ellos, pero empezaba a notar la fatiga y ya no tomaba la cabeza del grupo, en la que se iban alternando ambos Juanes, al principio tirando más Juan Lara pero tomando el mando Juan Moreno conforme pasaban los kilómetros.

Me descolgué del todo en el paso sobre el Arroyo de la Cruz, donde saqué el último gel, el del kilómetro 15, pero llevaba la boca tan seca que no era capaz de hacerlo bajar.

No sé si sería psicológico o fisiológico, pero me daba la sensación de tener el gel atravesado en la garganta y de ahogarme ligeramente al tener la percepción de que me entraba menos aire al respirar.

Aun así acabé pasando al corredor de amarillo, pero iba perdiendo terreno con respecto a Juan Moreno, ya destacado y Juan Lara, ya a varios metros de mí.

Cuando por fin conseguí un botellín de agua pude bajar el gel y notaba de nuevo que respiraba bien, así que aprovechando la vuelta al suelo duro del paseo marítimo apreté el ritmo lo que pude, pero el crono se negaba a bajar.

Se suponía que el viento lo llevaríamos de cara a la vuelta y además me daba la sensación de que soplaba de cara, frenándome, así que me olvidé del ritmo y me concentré en mantener una zancada fuerte y rítmica.

Por momentos parecía que me acercaba a Juan Lara, pero me clavé en la pendiente de acceso a la avenida y aunque traté de recuperar en la bajada a meta, no pude alcanzarles.

Entré en meta en 1:14:00, undécima posición absoluta y quinta senior, lo que para el nivel de la prueba estaba fenomenal.

Jorge Soto hizo 1:13:30, Juan Moreno 1:13:40 y Juan Lara 1:13:48; Riccardo por su parte entró en meta en 1:14:53, en decimotercera posición.

Me extrañó que no nos diesen medalla finisher, camiseta no esperaba ya que nos dieron una en la bolsa del corredor al recoger el dorsal, pero eso se me hizo raro.

Cogí un par de botellines de agua, me bebí uno de camino a la furgo y dejé el otro para después de rodar.

Eché 15 minutos con Riccardo notando las piernas realmente cansadas y yo mismo me sentía agotado, hacía mucho que no competía tantos kilómetros, pero estaba muy feliz por la marca lograda.

Los primeros 10 corredores tenían premio económico y un par de zapatillas, pero haberme quedado a un puesto no me preocupaba en absoluto.

Con Juan Moreno suelo estar ahí ahí siempre (intentaré aguantarle el ritmo en la media de Málaga y Maratón de Valencia) pero al resto de corredores es muy difícil de vencerles.

Al menos sé que pese a estar comenzando la temporada estoy a buen nivel y haciendo bien las cosas, solo se puede ir a mejor.

Esperamos a la entrega de premios porque no sabía si los premios económicos serían acumulables con los de categoría, como al final fue, pero echamos un buen rato saludando a varios amigos.

A la mañana siguiente me sorprendió recibir un correo de la organización disculpándose por no poder hacer entrega de la bolsa del corredor en meta, compuesta por la medalla finisher, una toalla y una camiseta y comunicando que se pondrían en contacto vía email para que pudiésemos hacernos con ella, pero a día 29 que publico esta crónica, no he tenido más noticia.

Sería un buen detalle, al final por muchos premios económicos que se entreguen a la élite, los corredores que sostienen una prueba son los populares y en una prueba que ha pasado de 2.000 inscritos a 600 de un año para otro, hay que cuidar al popular, bien con una inscripción asequible o bien con una buena bolsa.

En cualquier caso, estoy muy contento con esta séptima participación en la media maratón de Marbella, creo que el circuito puede hacerse mucho más rápido eliminando los giros de 180º en los puertos y sustituyendo el tramo de albero del paseo por el asfalto de la avenida, pero aun así esta ha sido mi participación más rápida.

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