Tras dormir poco más de siete horas me dirigí a la cocina a por mi habitual desayuno de 90 gramos de copos de avena en polvo y medio litro de agua, que me fui tomando poco a poco mientras repasaba mentalmente todo lo que tenía que llevar a la salida.
Aun quedaban dos horas y media para el comienzo del maratón, pero prefiero madrugar, ir tranquilo al baño y saber que no voy a tener complicaciones estomacales que ir justo y jugármela.
Una hora después salía por la puerta con mi hermana, que me haría el reportaje con el que ilustraré esta crónica, así como el apoyo moral a lo largo del recorrido.
Cerca de 40 minutos nos separaban de la salida y pese a haber ido bien al baño, notaba un apretoncillo, así que aligeramos el paso.
Tras una rápida visita a uno de los WC portátil de la zona de guardarropa nos dirigimos hacia la zona de salida, aun con más de media hora de margen para el inicio de la carrera.
Me metí en el primer cajón (era el único corredor aun) y noté ganas de hacer el último pis, el de los nervios.
Revisé de nuevo el reloj, pregunté si había baños cerca y no me lo pensé dos veces, pero no di con los que tenía cerca y di todo el rodeo para volver a los del guardarropa, ida y vuelta, ya al trote, mientras me tomaba el primer gel con cafeína.
Un voluntario que antes no estaba me dijo que al cajón no se podía acceder por delante, como había hecho antes, sino que tenía que ir atrás del todo e ir avanzando.
No iba a discutir con él, así que me fui decidido a ir al comienzo de los cajones e ir avanzando, pero la valla del segundo cajón estaba abierta, así que pregunté al voluntario si podía pasar y me dijo que si.
De hecho el voluntario de dentro de ese cajón me dijo que tenía dorsal "de élite" y levantó la cinta para que pasase al primero, donde acabé al final en menos de un minuto.
Ya habíamos algunos corredores en él, entre ellos Alex Vidal, que venía de hacer un medio Ironman hacía dos semanas pero tenía un buen planteamiento y a priori saldría con él.
Poco después entró Aziz Boutoil, para mí el favorito de la prueba, ya que aunque debutaba en maratón lo llevo siguiendo desde que coincidimos en los 10 kilómetros de Mijas en mayo y sabía que estaba sobradamente preparado.
Él no estaba seguro del todo por unas pequeñas molestias pero si le respetaban, sabía que ganaría.
Me alegró mucho ver a Cristian, del Green Power, con quien no coincidía desde mi último Spartathlon y correría también el maratón.
Los minutos fueron pasando uno detrás de otro y cuando nos dimos cuenta, estábamos en la cuenta atrás de la salida...
Me dio la sensación de que se salió excesivamente rápido, pero bueno, yo me coloqué a la derecha y fui buscando el ritmo mientras avanzábamos por la Avenida Adolfo Suárez.
Pasé el primer kilómetro a escasos metros de Alex, así que decidí apretar un pelín para cogerlo y estuvimos rodando cómodos a 3:50, recogiendo ya a algunos corredores que habían salido más fuertes de la cuenta.
Nos cruzamos con la cabeza de carrera poco antes de llegar al kilómetro 5, en el giro frente al Centro Comercial Portopí y pese a haber ido recuperando posiciones desde la salida, teníamos aún una veintena de corredores por delante.
Según el crono, pasé en decimoseptima posición por la alfombra del kilómetro cinco.
Yo me encontraba cómodo, rondando 160 pulsaciones tras la estela de Alex, ya que íbamos tirando a tramos.
Recogimos a algunos corredores más y poco después Alex me dijo que iba a bajar a 3:45 minutos el kilómetro e intentar mantenerse ahí.
No me planteaba si quiera ese ritmo así que me fui descolgando poco a poco.
Por detrás no escuchaba pasos cercanos y al grupito que llevaba delante iba a tardar en alcanzarlo, así que me concentré en la zancada, la respiración y en intentar fluir sobre el asfalto, disfrutando del paisaje.
Tenía controlados los avituallamientos para ayudarme de ellos en la ingesta de geles, que ingeriría cada 8 kilómetros si todo iba según lo previsto, así que a unos doscientos metros antes de llegar al octavo kilómetro fui abriendo el envoltorio.
El buchecito de agua para terminar de bajar el gel me vino muy bien, así como las papeleras para lanzar el envoltorio del mismo y el botellín, una vez me hube refrescado con él.
Algunos grados menos hubiesen venido geniales para correr pero la sensación térmica no era tampoco de calor excesivo.
Ya iba llegando a la zona de meta, metido en medio del grupo que me había costando varios kilómetros alcanzar y ya rodando algunos segundos por kilómetro más lento, guardando fuerzas para la segunda vuelta.
Por megafonía anunciaron el paso de la cabeza y después el de la primera mujer, en la que no había reparado en el cruce de Portopí y poco después pasamos nosotros.
Confundí a mi hermana con una mujer extranjera que llevaba las manoplas que había ido repartiendo la organización para animar, pero sabía que no tardaría en aparecer y avanzaba muy animado.
Al paso por el kilómetro 10 y aunque yo aún no era consciente, pasé en decimocuarta posición.
Me volví a encontrar con la cabeza de carrera frente a la placeta Nuredduna, animé a Aziz y a Alex, que le seguía más o menos a la distancia que él me sacaba a mí y di la vuelta tras ellos y los corredores de cabeza en la rotondita del Carrer de Joan Maragall.
Fui observando a los corredores que venían tras de mí en el giro y a priori no había ninguno que destacase por ir adelantando, pero entrábamos en la zona dura del circuito y quedaba toda una vuelta por delante, así que no habría que confiarse.
Ya había dejado atrás al grupo y por delante los corredores avanzaban separados y en solitario, así que iba a ser complicado encontrar compañero de fatigas.
Fuimos ascendiendo por la Avenida de Gabriel Alomar i Vilanova y comenzaba el mambo...
A buena cuesta de casi un kilómetro y tras un avituallamiento que me vino bien para refrescarme, le siguió una buena bajada y empezó un tramo de toboganes que nos conducía por encima del Parc de la Mar hacia la catedral.
Me alegró mucho ver ahí a mi hermana, animando y echando fotos y decidí subir un punto el ritmo para alcanzar al corredor que llevaba por delante.
Desde el comienzo de la cuesta había decidido no mirar el reloj, ya que el ritmo en ese tramo, entre el desnivel y los giros iba a valer de poco, prefería intentar alcanzar a alguien para no avanzar solo, ya que el recorrido se me antojaba lioso y volver a pensar en minutos por kilómetro cuando volviese al asfalto.
Cuando corro me gusta estar siempre ubicado para visionar en qué punto del recorrido me encuentro, analizar lo que ya he hecho, lo que me queda por recorrer y distraer la mente mientras avanzan los kilómetros, pero con la de vueltas que dábamos no sabía ni hacia donde estaba avanzando.
Al menos las callejuelas estrechas eran muy bonitas, me recordaban a algunas calles de Roma, que visité en mayo con la que la semana que viene será mi esposa y recordando aquellas vivencias fui distrayéndome.
Por delante no tenía ya referencias pero por detrás alguno de los corredores que empezó a pegarse al paso por la catedral me recortaban distancia, a juzgar por sus pisadas cada vez más cercanas, así que bajé un punto el ritmo y esperé a que me cogiesen para pegarme a sus espaldas.
En algunos puntos tenía dudas con el recorrido y sería más difícil despistarme yendo en grupo.
Me tomé el tercer gel llegando a la plaza de Cort (el previo a la salida y el del kilómetro 8 fueron CAF100 y este un gel 100 a secas) y me rezagué un poco, pero aproveché la bajada hacia la Avenida de Portugal para alargar la zancada y recuperar la posición.
El reloj marcaba un ritmo de 3:37 sin apenas sensación de esfuerzo, así que pese a tener ganas de seguir avanzando, decidí bajar un poco el ritmo en el giro hacia el paseo de Mallorca y el posterior callejeo hasta la bajada a La Rambla, donde volví a alargar la zancada.
Pasé el kilómetro 20 en décima posición y la media en undécima posición (de nuevo, el puesto no lo sabía, pero sí que me habían adelantado, como era obvio).
Me intenté pegar al corredor al rebasarme pero el ritmo me resultaba incómodo, así que puse velocidad de crucero sin perderlo de vista y al final, tras un par de kilómetros, me tomé el cuarto gel, otro gel 100 normal y empecé a darle caza.
Ya empezábamos a adelantar corredores de contínuo, no sé si de la media, los 10 kilómetros (este año reconvertidos en 9) o de la maratón en la primera vuelta, aunque esto lo veía menos probable.
La cabeza de carrera, con Aziz y Xavier en cabeza, había pasado hacía ya un buen rato, seguidos en la distancia por Alex y llevaba ya un tramo sin ver a corredores que pudieran ir por delante (o no se distinguían de entre la marea de corredores), hasta que, llegando al giro de Portopí, vi a un corredor que claramente era el maratón.
Giré y me propuse darle caza poco a poco, aunque empecé a notar viento en contra y que me costaba un poco mantener el ritmo, pero me concentré en recorrer mentalmente lo que me quedaba de recorrido mientras avanzaba y las piernas y el ritmo volvieron a fluir.
Iba ligeramente por encima de 4 minutos el kilómetro, pero sabía que si necesitaba una marcha más podría sacarla y seguía encontrándome cómodo.
Marina me sorprendió de nuevo volviendo por la Avenida Gabriel Roca, ya que no me la esperaba y su aparición me dio una inyección de moral.
Pasé de nuevo por la zona de salida, ya por penúltima vez (la última sería para cruzar el arco de meta) y me di cuenta de que llevaba ya treinta kilómetros.
Llevaba desde junio sin hacer tantos kilómetros de corrido, ya que el verano lo he pasado en modo mantenimiento y este maratón en concreto lo había "preparado" en un mes, con un promedio de 85 km semanales.
La tirada más larga había sido de 26 kilómetros, la semana anterior precisamente, pero como la idea no era competirlo, sino disfrutarlo, lo afrontaba con mucha tranquilidad y estaba saliendo mejor de lo esperado.
En ese momento ocupaba la septima posición y avanzaba con energía mientras caían los kilómetros.
El callejeo por el centro de Palma se me había hecho más largo, pero ambos tramos de avenida se me habían pasado casi sin darme cuenta.
En dos kilómetros debía tomarme el último gel pero no me apetecía comer y de hecho se me había repetido un poco el último, así que decidí sustituirlo por una cápsula de sales y si no desfallecía, seguir hasta meta con lo que llevaba en el depósito.
Me crucé con Alex mientras él subía hacia la avenida y poco después con la primera mujer y otro par de corredores destacados.
Dejé atrás al corredor al que llevaba siguiendo desde Portopí y a uno que me pasó a gran velocidad en el avituallamiento de la Placeta Varadero y se detuvo antes de llegar al parque dels ceibos.
Ya sin referencias por delante giré en la rotondita y en nada estaba de nuevo ascendiendo por la cuesta hacia el avituallamiento donde me tomé la pastilla de sales con algo de esfuerzo, ya que se me atragantó.
Tanto el público como los corredores a los que iba rebasando animaban de forma casi constante y me fueron llevando en volandas hasta la Catedral, donde de nuevo me esperaba mi hermana.
Empecé a escuchar pasos desde detrás y me adelantó un corredor com una camiseta que decía algo así como "el hombre cabra" y me resultó curiosa.
Este corredor recibió un bidón de una muchacha del público y empezó a ascender a gran velocidad, así que decidí pegarme a él.
Por momentos me sacaba de punto, pero me vendría bien una referencia para el callejeo que me esperaba y si llegaba con fuerzas a la bajada hacia la Avenida de Portugal tenía claro que ahí metería un cambio de ritmo.
Nos fuimos adelantando mutuamente y compartiendo varios tramos juntos pero en esta ocasión, bien por el "pique" con este corredor o porque en algunas zonas variaba ligeramente el recorrido con respecto a la primera vuelta, me planté en el kilómetro 40, dispuesto a darlo todo.
En esos momentos iba en octaba posición absoluta, aunque era ajeno a ello.
El reloj, que había permanecido en la muñeca ignorado durante kilómetros, volvía a cobrar protagonismo y me vio pasar de 4 minutos el kilómetro a 3:41 en el kilómetro...
Adelanté al corredor con el que había compartido el tramo del casco antiguo y en la subida previa a la baja por La Rambla identifiqué a uno de los corredores que iba con la primera corredora femenida; me sacaba una buena ventaja, pero me encontraba fuerte y decidí lanzarme a por él.
Aprovechando la pendiente a favor de la bajada por el Born hacia el paseo marítimo desaté todo lo que tenía dentro, recorriendo el kilómetro 42 por debajo de 3:30 el kilómetro y adelantando al corredor que me había fijado como objetivo al inicio de la recta de meta.
Seguí apretando y apretando y entré marcando el último parcial, de 560 metros, en un ritmo medio de 3:21 y con la sensación de que si en vez de 42, hubiesen sido 50 kilómetros, seguía con gasolina en el tanque para continuar (no a ese ritmo, claro está).
Mi tiempo en meta fue de 2:47:44, con un recorrido que esperaba duro y lo fue hasta más de lo que pensaba, pero que pienso que gestioné muy bien, por lo que acabé pletórico.
Marina me esperaba en la meta y me felicitó por el tiempo mientras avanzaba hasta la zona de entrega de medallas.
Ella no podía acceder, así que quedé con ella en los WC portátiles de la zona de guardarropas y estuve charlando con José David, del Marathon Mallorca, al que adelanté in extremis en los últimos metros.
Recogimos juntos la bolsa del corredor y tras una breve charla nos despedimos, mientras avanzaba entre la multitud sorprendido por la aparente ausencia de dolor y rigidez en las piernas habitual cuando corres un maratón.
Me encontré con mi hermana de nuevo y tras darnos un abrazo yo me cambié de ropa y ella se fue al baño y cuando estuvimos listos fui respondiendo a las decenas de mensajes de amigos y compañeros deseándome suerte y pidiéndome noticias.
El calor ahora si que era importante, para mí fue un acierto salir a las 8 de la mañana, ya que fuimos hacia la zona de meta bajo un sol de justicia que picaba en la piel mientras aun quedaban centeranes de corredores devorando kilómetros por el asfalto.
Aprovechando la sombra de un globo de la organización nos tumbamos en el césped, esperando a ver si decían por megafonía los nombres de los corredores premiados del maratón, igual que con los 10k y la media, que habían repetido ya un par de veces.
Mi hermana estaba convencida de que había sido quinto masculino aunque yo no lo tenía claro.
Tenía el estómago cerrado pero me apetecía beber y sobre todo, ducharme, ya que aún a la sombra seguía sudando, así que decidí acercarme a preguntar a un miembro de la organización por si tenían clasificaciones provisionales.
Ni la web ni la app de Sportmaniacs parecían cargar pero un voluntario consiguió acceder desde Sportmaniacs baleares y aparecía en séptima posición.
Estuve a punto de quedarme igualmente para la entrega, por si acaso, pero la última vez, hacía dos semanas, en la media maratón de Marbella, esperé también y al final me quedé a un puesto del podio, así que decidí poner rumbo al piso.
45 minutos de caminata bajo un sol de justicia y cuesta arriba y con la mochila a cuestas no eran una perspectiva muy agradable, así que pensé que cuanto antes empezase, mejor.
Un buen rato más tarde, ya duchado en el piso, cargó por fin la web con las clasificaciones y vi que era sexto absoluto... y quinto masculino, como dijo mi hermana.
La entrega de premios se celebraba a las 12:00 así que ya llegaba tarde pero aun así bajamos de nuevo a la zona de la salida.
Tras dar varias vueltas y preguntar en seguridad, informática y sonido encontré a los de cronometraje pero me dijeron que tenía que escribir a la organización y que ya me responderían.
Imaginaba que se perdería el correo y ahí acabaría la cosa pero esta mañana me ha respondido Arancha, de la organización, así que mandaré a mi hermana a recoger el trofeo cuando pueda.
Me da mucha pena haberme perdido la foto del podio con Aziz y Alex entre otros, pero no hay mal que por bien no venga, es una motivación para entrenar duro el año que viene y repetir o mejorar la gesta.
Creo que ha sido el maratón que más he disfrutado hasta la fecha, quizás por el planteamiento o la ausencia de presión.
Es verdad que no es un maratón atractivo para los atletas de élite por su dureza, pero me ha gustado su carácter y no descarto repetir el año que viene, quien sabe si para disputarlo a la vez que disfrutarlo ;)
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