Tras pasar la jornada previa con un tupper de arrox blanco y medio yogur natural en el cuerpo, el cuenco de avena con agua parecía que había entrado bien y tras sacar a los perros, salí al trote hacia la zona de salida.
Es una de las ventajas de correr en casa, te ahorras el madrugón y puedes calentar de camino a la carrera.Alargué el calentamiento porque el viento seguía arreciando y aproveché para recorrer el circuito de la carrera, y ya a quince minutos y mientras saludaba a amigos y compañeros del club, llegó la hora de formar en la línea de salida.Con el bocinazo de María Hernández nos pusimos en marcha, contra el fuerte viento de levante.
Salí fuerte, buscando coger posición y durante varios metros, algo de protección contra el viento, pero llegando a la curva de los olimpos y en vista de que nadie atacaba, tomé la delantera, aunque a un ritmo controlado.
Pasamos el primer kilómetro en 3:22, cómodo de sensaciones y de hecho, en los pocos segundos de cuartelillo que nos daba el viento, parecía que soltábamos lastre y cogíamos velocidad hasta que el aire volvía a frenarnos.
Entré en la rotonda del giro por el exterior, viendo por el rabillo del ojo a otro de los corredores y sintiendo a Riccardo justo detrás.
Íbamos un buen puñado de atletas en apenas un par de segundos de distancia, por lo que podía pasar cualquier cosa.
Ahora además, llevábamos el viento principalmente a favor, así que el ritmo iba a cambiar y mucho.
El segundo kilómetro lo pasamos en 3:21, con un liderato de unos 200 metros de Cristián Vilchez, que nos dejó avanzar y tras recuperarlo yo, empezó a atacar Riccardo.
Me pegué a él y al principio iba bien, pero bajando de 3:10 ya empezaba a notar molestias en el estómago, así que cuando vi que metía una marcha más en la curva de los olimpos, dejé que se fuese y me centré en mantener la posición.
Si hubiésemos llegado juntos a la recta de meta si podría haberle disputado el esprint, pero yendo ya a ese ritmo con molestias me jugaba petar a falta de quinientos metros.
Pasé el tercer kilómetro a 3:07 y ya entrando en la recta de meta apreté un poco el ritmo, no a tope, porque aunque las piernas podían apretar, el pinchazo en el estómago iba en crescendo y al no escuchar pasos por detrás, pensaba que tenía la posición asegurada.
Los últimos 150 metros los recorrí a 2:54, entrando en meta en 10:12, a cuatro segundos de Riccardo y con dos de ventaja sobre Cristian, que a punto estuvo de cogerme.
Tras la carrera estuvimos charlando los tres, junto a otros corredores, como Marko Palohuta y los compañeros del Club Atletismo Fuengirola y todos coincidíamos en que pese al viento, la carrera había sido rápida y muy entretenida.
La siguiente cita del circuito de Fuengirola será el 12 de marzo en la falda del Castillo Sohail, ese día, espero que con menos viento.
Por el momento esto ha sido todo ;)
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