Al llegar a casa de la carrera contra el cáncer de Fuengirola me di una ducha rápida, me tomé un recuperador y tras coger la mochila que tenía preparada con todo, salí con Mayte camino de San Pedro de Alcántara.
Llegamos con algo más de una hora hora de margen y tras un buen rodeo para aparcar tras los vagones de tren abandonados, recogí mi dorsal y buscamos una sombra para guarecernos del abrasador sol.
Tras pasar por el baño y saludar a Janine, Eduardo, Britney, Toni y Juande, entre otros, volvimos a la furgo para coger ya lo esencial.
De camino al parque de las Medranas nos encontramos con Cristian y su padre, con quienes charlamos brevemente.
La sensación de calor era agobiante y aun quedaba cerca de media hora hasta la salida, así que apuré unos diez minutos más sentado a la sombra con Mayte antes de salir a trotar.
Me había dejado la banda de pulso secando en casa y por primera vez correría con el sensor de pulso de muñeca y por momentos estaba hasta un poco preocupado, ya que marcaba a 5:30 el kilómetro unas 150 pulsaciones, casi 20 más de lo habitual.
Indudablemente el calor afectaría al pulso, subiéndolo, así como el calentón de hacía un par de horas (las piernas sin embargo las notaba bien, algo tirantes pero enteras), así que decidí no mirar mucho el pulso y centrarme en el ritmo.
Cuando nos llamaron al cajón de salida y anotaron como seniors a los másters que correrían en nuestra tanda, la última de la jornada, tuve claro que la estrategia pasaría por dejar que Cristian hiciese su carrera y tratar de controlar para asegurar el segundo puesto.
Sabía por la mujer que le animaba con fervor que Tony estaba justo detrás, pero en el giro hacia la recta que completaba la vuelta vi que Darío se había separado ya unos segundos.
El segundo kilómetro había pasado en 3:41 y el tercero en 3:43, pero me seguía encontrando cómodo y mis perseguidores no daban muestras de querer apretar; Cristian ya no estaba ni a la vista, nos sacaba toda la recta y contrarrecta de la zona de meta de ventaja, como poco.
Mantuve el ritmo, animando a mi paso a las chicas que comenzaba a doblar y sabiendo que completada esa vuelta, ya habíamos superado el ecuador.
Me confié en la bajada larga, abriendo la zancada más de la cuenta y cuando pisé en la arena se me dobló un poco el tobillo.
Me alivió comprobar que mi ventaja frente a Tony se había aumentado, ya que el calor comenzaba a ser sofocante y aunque solo quedaban dos vueltas para completar el circuito, se iban a hacer largas y si llevaba a alguien pisándome los talones, podían volverse eternas.
Con mucho cuidado en los giros para evitar más torceduras de tobillo, aprovechaba las rectas para coger velocidad, pasando de una cuarto kilómetro "lento" en 3:46 a rodar a 3:43 y 3:45 en los dos siguientes.
Era difícil, pero en Coín me pasó por tratar de disputarle la primera plaza a Cristian y al final acabé tercero, así que tras un séptimo kilómetro controlando el ritmo, empecé yo mismo a apretar el paso progresivamente.
Felicidades errante👏
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