Otra semana más teníamos cita del circuito y descubríamos otro pueblo de la geografía malagueña, en este caso Sayalonga, el pueblo de las túnicas largas, conocido como el paraíso del níspero.
Con algo menos de seis horas de sueño en el cuerpo y las piernas algo cansadas pusimos rumbo a Benamocarra, con urgencia incluida, ya que una vez en la zona de salida Mayte tuvo que aparcar la furgo mientras yo buscaba con desesperación un baño.
Por primera vez, una prueba del circuito de Diputación de Málaga se celebraba por la tarde y aunque sabía que José había recogido los dorsales, llegamos justitos.