De nuevo acompañado por Mayte y Leo llegamos a Monda, nos dirigimos hasta la Plaza de la Constitución para retirar el dorsal y mientras ellos se acomodaban en la plaza, yo volví a la furgoneta a cambiarme.
Por el camino vi un foodtruck donde vendían churros, cuyo olor inundaba el ambiente y abría el apetito, así que le escribí a Mayte y a la vuelta le subí unos pocos.
Solo probé un bocado porque a quedaba poco menos de una hora para la salida, pero me supo a gloria y durante el calentamiento le pregunté al churrero hasta que hora estaría abierto.
Hasta las 12 vendía churros, así que tendría tiempo de correr y compra unos pocos a modo de recovery.
Al volver, la plaza ya era un hervidero de gente.
Estaban los clásicos del circuito, como David, Miguel Ángel, Óscar o Adrián (Carmona no, estaría en Riogordo ayudando en una prueba de BTT, recuperando el gemelo) y otros corredores de gran nivel.
El favorito a ganar la prueba era Cristian Benítez, pero también estaban José Antonio Urbaneja o Pitu, entre otros gallos.
Tras pasar por el baño por última vez en el ayuntamiento y saludar a Dani, corredor del Sierra Blanca con quien no coincidía desde la diplomatura de Educación Física, acudía a la línea de salida a coger sitio.
Compartiríamos la salida con los cadetes, pero ellos darían una vuelta pequeña de poco más de dos kilómetros.
Me lancé tras ellos con el pistoletazo de salida y poco a poco los fui dejando atrás.
Estaba sorprendido de que Cristian o Urbaneja no me hubiesen alcanzado aún, así que mantuve el ritmo, exigente pero cómodo y alargué la zancada en la bajada por Calle las Erillas, donde los cadetes emprenderían el camino de vuelta a la plaza.
Ahí me cogió Cristián, que tomó la delantera saliendo por el pueblo por el Camino de la Alpujata.
Poco después me adelantó Urbaneja, que me felicitó por la paternidad y le comenté que su mujer había visto a la mía en el hospital en el séptimo mes del embarazo y en la bajada decidí apretar un poco el ritmo para ver si alcanzaba a Cristian y me fui alejando.
En el cuarto kilómetro parecía que estaba a punto de alcanzarle, pero en la cuesta larga del camino del cerro gordo se me empezaba a escapar.
Por momentos me veía en tierra de nadie y estaba dudando entre si esperar a que Urbaneja me alcanzase para tirar con él o apretar para intentar ir a por Cristian, a riesgo de petar.
En las zetas de la subida me pareció calcular que me llevaba menos distancia Cristian a mi de la que le llevaba yo a Urbaneja, así que decidí mantener el ritmo y ver donde me llevaba la carrera.
El olor a pino era muy intenso y el recorrido muy divertido, con largas zetas que nos internaban en un bosque igual al que tenemos en la Sierra de Mijas.
Llegamos a la larga bajada del kilómetro 8 y vi a lo lejos a Cristian así que intenté pillarlo y bajé a 3:21 pese a resbalar en un par de tramos de piedras sueltas.
Me lo estaba pasando genial, disfrutando del recorrido, las vistas y el ritmo.
Llegamos a la zona más complicada para mi, no porque fuese técnica, ya que comparada con el circuito de Tolox era muy asequible, pero la vereda se estrechaba y hacía más sinuosa antes de desembocar en otra zona de cuestas antes de entrar al pueblo.
Llegamos a la Ermita y ya sabía lo que quedaba por la vuelta de calentamiento que había realizado en el interior del pueblo, así que me lancé en la bajada manteniendo una última marcha y lo di todo en la subida por la cuesta del ayuntamiento y en la recta de entrada a meta.
Paré el crono en a 23 segundos de Cristian y con 40 segundos de ventaja sobre Urbaneja.
Después de la paliza en Archidona el viernes noche y haber entrenado el sábado no me esperaba rendir tan bien en Monda y menos aun, disfrutar tanto.
Lo mejor fueron los churros post carrera y como curiosidad, compartir podio con Dani García, mi antiguo compañero de carrera.
¡Esto es todo por ahora! ;)
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