Me inscribí al 5000 en pista del Arroyo de la Miel poco después del buen resultado cosechado en los 5 kilómetros de la Ruta Solidaria 091 de la policía, en Fuengirola.
Teniendo en cuenta que corrí cómodo en 3:19 de media en ruta, en pista esperaba poder rodar a 3:15 aproximadamente y mi buen resultado en Benamargosa me tenía muy motivado.
No obstante, a dos semanas de la prueba cogí un virus que me había tenido tomando antibióticos a tres días de la carrera, con el cuerpo machacado de la fiebre y muchos mocos en garganta y pecho.
Así llegué a la salida, soltando flemas después de recoger el dorsal, mientras se celebraba el 10.000 que ganó Javier Arcas frente a un valiente Álvaro que salió dominando la prueba hasta practicamente el ecuador y aunque bajó el ritmo, aguantó hasta el final en segunda posición.
Nos tocaba el turno a nosotros, los corredores del 5000 y charlando con Mariano Porras y Antonio Ventsislavov, nos marchamos a la contrarrecta desde donde tendría lugar la salida.
Me coloqué bien situado y con la señal de inicio de la prueba cogí el liderato, rodando el primer kilómetro a 3:18, bien de piernas pero con mucho escozor en el pecho y bastante dolor al respirar.
Bajé un punto el ritmo mientras iba vigilando por el rabillo del ojo a Mariano, que en las rectas apretaba y me forzaba a subir un poco el ritmo para mantener la posición, pero al paso por el segundo kilómetro, en 3:23, me pasó y se puso a tirar.
Yo no me descolgaba, pero con el paso de las vueltas el sabor a sangre en la garganta se convirtió en un desagradable compañero y el pecho me vibraba en algunos momentos con los mocos, lo que me llevó a plantearme si debía retirarme.
Antonio me adelantó también y pasamos el tercer kilómetro en 3:25.
Ya habíamos dejado atrás el ecuador pero seguía batallando con mi cabeza porque la garganta la llevaba destrozada y el pecho me quemaba por dentro.
Kilómetro 4 en 3:28, el más lento de todos y Mariano y Antonio estaban ya a varios metros... eran el momento decisivo.
Quedaban dos vueltas y media y me dispuse a apretar un poco el ritmo y me situé tras ellos en la recta de meta.
Miré el reloj en la contrarrecta e íbamos a 3:20 y estábamos en un par de metro los tres, con Mariano aun tirando.
Penúltimo paso por meta y Antonio comenzó a tirar en la curva camino de la contrarrecta.
Cambio de ritmo de los tres, Antonio se escapa, adelanto a Mariano y en los últimos metros me pongo a la par de Antonio, pero consigue meter el cuerpo antes y se lleva al sprint una carrera muy disputada.
16:59 para los dos, no se él porque no lo vi después de separarnos al cruzar la meta, pero yo llegué con muy mal cuerpo, la garganta y el pecho destrozados y ya al final algo de dolor en pies y gemelos de los clavos (corrí con las Nike Dragonfly).
Desde el 3000 en pista cubierta de Antequera de diciembre de 2022 no corría en pista, pero he de reconocer que me gusta más el aire libre que la pista cubierta.
Al final, 3:23 de ritmo medio, lo que para las dos semanas que llevaba ha sido una agradable sorpresa, pero mentiría si no dijera que me ha costado todo lo que llevaba dentro.
Ahora toca recuperar bien, que el objetivo grande del verano es la Subida al Pico Veleta y el virus me ha cortado la progresión en seco.
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